Francisca de Burdeos fue uno de los casos más singulares de mujer soldado del siglo XIX. En plena tensión entre liberales y carlistas en el norte de España, decidió salir de su casa y vivir como hombre para ganarse la vida con autonomía, algo prácticamente inaccesible para una mujer de su tiempo. Rechazada en un primer intento de alistamiento por su baja estatura, logró incorporarse al ejército durante las guerras carlistas, cuando la urgencia de reclutar combatientes abrió puertas que antes estaban cerradas. La prensa de la época siguió su rastro en las barricadas de Bilbao, donde se destacó por su valor y por una trayectoria militar poco común.
Al volver a la vida civil reclamó una pensión equivalente a la de sus compañeros varones, una petición que repitió en varias ocasiones y que los periódicos recogieron con cierta simpatía, subrayando su conducta "varonil" y el mérito de haber luchado como cualquier soldado. Su nombre volvió a adquirir notoriedad en Madrid tras un atentado en la calle de La Justa, cuando trabajaba como criado y continuaba vistiendo de hombre.
Su historia, documentada en los diarios del siglo XIX, muestra la compleja mirada social hacia una mujer que combatió, se defendió y reclamó sus derechos en un tiempo que no la supo acomodar. En su figura nos detenemos en el espacio ”Guerreras españolas en la Historia”, junto a la periodista y escritora Carolina Molina, autora de este capítulo en el libro Guerreras. Españolas que empuñaron las armas. (17/11/25)
