Un grupo de desconocidos ha herido de gravedad al presidente del Gobierno, Prim, mientras se desplazaba en berlina por Madrid, recibiendo hasta tres disparos y está siendo atendido en el palacio de Buenavista. El atentado pone de manifiesto la negligencia de los jefes policiales en la salvaguarda del presidente. Mientras tanto, el proceso para elegir a un soberano se convierte en un mercadeo político que refleja el escaso interés que el trono de España suscita en Europa. Por otro lado, el ayuntamiento de Barcelona da por controlado el brote de fiebre amarilla y permite a los vecinos de la Barceloneta regresar a sus casas; el Estado crea un cuerpo especial de archiveros debido a las desamortizaciones y la creciente burocracia, y la isla de Mallorca se consolida como un importante polo de fabricación de zapatos y alpargatas.