La figura olvidada de un valenciano ilustre: homenaje a un pionero desconocido
Quizás lo que más nos debería sorprender como valencianos es el desconocimiento al que ha sido relegada la figura de Rafael Altamira, quien, tras ser silenciado por el franquismo de su tiempo, terminó olvidado por la indiferencia. Hombre de poco pelo, con barba poblada y un bigote de manillar curvado hacia arriba, su imagen se ha convertido en la que los actuales hipsters adoptaron como ícono de estilo.
Altamira fue un juez influyente y uno de los principales impulsores del Tribunal Internacional de La Haya. Candidato al Premio Nobel en dos ocasiones, su legado como republicano fue reconocido posteriormente por la monarquía. Su obra abarcó múltiples disciplinas: humanista, catedrático, jurista, pedagogo, crítico literario y más, dejando una huella profunda en la cultura y la justicia internacional.
Exiliado debido a la intolerancia del franquismo, vivió una vida marcada por la lucha contra las injusticias. Afortunadamente, escapó de la represión, como lo hicieron figuras como Luis Buñuel, Luis Cernuda, Max Aub, su compañero de estudios Vicente Blasco Ibáñez, y tantos otros que pasaron a la historia en el anonimato.
Hoy en día, es tiempo de recuperar la memoria y reconocer el valor de esta figura olvidada que merece un homenaje más allá de su tiempo.