Los incendios de 2025 no han calcinado tantas colmenas en Zamora como en 2022, con los de la Sierra de la Culebra, pero han dejado a las abejas más débiles y con menos alimento para el invierno.
Los incendios forestales que han arrasado la provincia de Zamora este verano de 2025 han golpeado de nuevo a la apicultura, un sector que cuenta con 600 apicultores que aún trataban de recuperar el pulso tras el desastre de la Sierra de la Culebra en 2022. Aunque las llamas no han calcinado tantas colmenas como entonces, el daño no es menor: las abejas han quedado debilitadas, con menos alimento disponible en el monte, especialmente en Sanabria, y bajo un estrés que amenaza su supervivencia durante los próximos meses.
Los apicultores han aprendido de la experiencia de 2022: la mayoría de colmenares estaban desbrozados y con perímetros limpios, lo que ha evitado pérdidas directas mayores. Sin embargo, el problema se encuentra ahora en la falta de néctar y polen, fundamentales para que la reina ponga huevos y se generen las abejas de invierno, capaces de resistir los meses fríos y asegurar la continuidad de las colonias.
Francisco Alonso, secretario técnico de la asociación Apis Durii, advierte que si estas nuevas generaciones de abejas nacen debilitadas, las colmenas serán mucho más vulnerables al frío y a enfermedades. En los incendios de la Sierra de la Culebra, además de las 1.450 colmenas que ardieron, otras 2.000 murieron en los meses siguientes por esa falta de alimento y la caída de defensas. La Junta ha anunciado que aportará alimentación suplementaria y desde Apis Durii recuerdan también que no es momento de extraer miel: retrasar la “castra” de las colmenas unos días para no añadir más estrés a las abejas. "Si no, volveremos a perder miles de colmenas como en 2022”, señala Alonso.