La violencia contra las mujeres continúa siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y normalizadas en Europa. Pese a los avances legislativos y a la creciente visibilidad social, los datos revelan una realidad alarmante. Según el Índice de Igualdad de Género 2024 del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE), el 31% de las mujeres en la Unión Europea ha sufrido violencia física o sexual desde los 15 años, una cifra que se mantiene prácticamente intacta respecto a mediciones anteriores.
Aun más preocupante es que el 57% de estas víctimas ha experimentado secuelas para la salud, desde lesiones físicas hasta traumas psicológicos de larga duración.
A estas conclusiones se añade un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que revela que el 28,6% de las mujeres europeas ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. Sin embargo, solo el 43 % de los países europeos cuenta con políticas nacionales que aborden explícitamente este tipo de violencia, y la atención específica para niñas, adolescentes y mujeres con discapacidad apenas llega al 6% y al 17%, respectivamente.
La OMS recomienda reforzar los sistemas de salud como una pieza clave en la detección, atención y prevención de la violencia machista. Para ello propone incluir la violencia contra las mujeres en las estrategias y políticas de salud, garantizar servicios de atención a las supervivientes de agresión sexual basados en evidencia científica y ajustados a estándares internacionales, y promover una formación sólida para profesionales sanitarios.
En un contexto donde las cifras siguen siendo devastadoras, ambos informes coinciden en un mensaje esencial: solo una respuesta integral—política, social, sanitaria y cultural—podrá frenar una violencia que continúa vulnerando los derechos de millones de mujeres en Europa.
Letonia desafía al Convenio de Estambul mientras el cine convierte el dolor en resistencia
Cada 25 de noviembre, el mundo vuelve la mirada hacia una herida que aún no cicatriza: la violencia contra las mujeres. Este año, la conmemoración llega marcada por un gesto político que sacudió a Europa. El Parlamento de Letonia decidió dar un paso sin precedentes dentro de la Unión Europea: retirarse del Convenio de Estambul, el principal tratado internacional para prevenir y combatir la violencia de género.
Días después, el presidente letón vetó la medida, amparado en la Constitución, evitando así que el país se convirtiera en el primero de la Unión en abandonar el acuerdo. Su decisión calmó las aguas, pero no cerró la herida. En Letonia, como en tantas otros países del mundo, persiste una grieta entre quienes defienden los valores tradicionales y los que reclaman un compromiso real con la igualdad y los derechos humanos.
“No estás loca”: cuando el cine se convierte en refugio
En España, la voz que llega a través del cine con el dolor como motor de transformación y resistencia. La directora y productora María Bestar ha estrenado No estás loca, un documental que da nombre a una realidad que muchas mujeres necesitan oír para sobrevivir.
Bestar, víctima de violencia vicaria, ha convertido su historia y la de muchas otras en un grito colectivo y en el documental reúne más de cuarenta testimonios que revelan un sistema judicial que a menudo falla a las víctimas y las revictimiza.
La cantante, actriz, guionista y directora, cree que mucha gente no entiende qué es la violencia vicaria. No es solo el asesinato de los hijos: es también la tortura que se prolonga cuando un maltratador utiliza a los niños para seguir dañando a la madre.
A partir de más de doscientas horas de rodaje, las propias madres son las que cuentan cómo actúan los maltratadores y cuáles son los patrones de esta violencia. También intervienen juristas, periodistas y activistas.
Un sufrimiento que no cesa. Solo durante el tiempo de rodaje del documental fueron asesinadas 66 mujeres y 12 niños y niñas.
“Bella”: una historia animada de violencia de género destinada a los jóvenes.
También quiere generar debate, otra película que llega a las pantallas para recordarnos que siempre hay salida. Bella, dirigida por Manuel H. Martín y Amparo Martínez Barco, cuenta la historia real de Ana Bella, una mujer sevillana que sobrevivió a una década de maltrato y decidió transformar su tormento en esperanza.
De su experiencia nació la Fundación Ana Bella, una red internacional de supervivientes que acompaña a otras mujeres en más de ochenta países.
Esta película de animación, y mirada poética, muestra cómo la protagonista pasa del miedo a la libertad, del silencio a la voz. Una historia que podría ser la de muchas mujeres y que, sobre todo, se cuenta desde la luz, no desde la oscuridad.
Como animación está pensada para que los jóvenes la vean, y aprendan a reconocer los primeros signos del maltrato, esos que a veces se esconden detrás de gestos amables o silencios que pesan.
El filme incluye una guía didáctica para trabajar en centros educativos, porque su mensaje no termina en la pantalla: busca abrir conversaciones, derribar mitos y tender lazos.
La fecha del 25 de noviembre nos recuerda que la violencia contra las mujeres, tanto directa como indirectamente -a través de la violencia vicaria- sigue siendo una realidad cotidiana y no una estadística.
Desde que existen registros oficiales en España, 1.325 mujeres han sido asesinadas a causa de la violencia de género, y 65 niñas y niños han sido asesinados por sus propios padres en contextos de violencia vicaria.
Para ampliar esta información en el siguiente enlace https://4dinfo.net/violencia-contra-las-mujeres-en-europa-una-urgencia-que-exige-accion-politica-y-social/