Si hablamos de hedonismo hoy día inmediatamente pensamos en esa persona superficial sin escrúpulos que se da al vino y a los placeres de la carne. Es la mala fama que ha acompañado a los seguidores de Epicuro de Samos a lo largo de la historia. Y nada de eso. David Hernández de la Fuente nos lleva en su "Retorno a Mileto" hasta el jardín de este clásico apasionante para hacerle justicia, tal y como, pensamos, merece. Epicuro, en su carta a Meneceo, magníficamente traducida por Jorge Cano -cuenta De la Fuente- habla sobre la felicidad a nuestro alcance y la necesidad de entender lo absurdo de nuestros miedos.
Fascinado por Demócrito, Epicuro deja la literatura para comprarse una hermosa casa con un jardín, desde donde comienza a sentar las bases de su círculo filosófico, profundamente basado en la idea de amistad y libertad. Adelantado a su tiempo, feminista, espiritual, apuesta por una vida sencilla y retirada lejos de la política en la que están inmersos los estoicos.
Admitámoslo: es el perdedor de la historia. Un perfil que vale la pena descubrir. Un hombre que quiso liberarnos de nuestros miedos. Por eso propuso su antídoto contra ellos: el "tetrafármaco". Humano y filantrópico, habitando una sabia compensación entre los placeres y los dolores, Epicuro de Samos no puede caernos mejor. Descúbrelo escuchando el pódcast completo.