El viaje de la llama olímpica, las cumbres nevadas de Europa, los desafíos verticales de Yosemite, las leyendas de los mares y la Amazonía que late lejos de los folletos turísticos forman un mosaico de destinos que invitan a viajar con la imaginación.
Desde Italia hasta California, desde los mares míticos hasta la selva brasileña, este recorrido propone descubrir lugares donde historia, naturaleza y cultura se entrelazan para ofrecer experiencias intensas.
El paso de la llama olímpica por Italia abre este itinerario. El fuego, que inició su camino en Roma el 6 de diciembre y que llegará a Milán el 6 de febrero para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno Milano–Cortina 2026, recorre durante dos meses ciudades cargadas de arte, tradición y paisajes inolvidables.
Desde la capital, la ruta sigue hacia Ostia, Tarquinia y Umbría, el “corazón verde” de Italia. Más al sur, Calabria simboliza la conexión entre su pasado griego y la fuerza del estrecho de Messina, mientras Tropea, la “Perla del Tirreno”, despliega su acantilado y el santuario que corona su paisaje.
Antes de Navidad la llama continúa hacia Campania, con la costa Amalfitana, Pompeya y una Nápoles llena de tradición belenista en San Gregorio Armeno. Después, viaja hacia Bríndisi y asciende por los Apeninos y Liguria hasta alcanzar los Alpes.
A finales de enero atraviesa localidades olímpicas como Turín, el valle de Aosta o Cortina d’Ampezzo antes de concluir su recorrido en Milán.
Mientras tanto, las estaciones de esquí europeas se preparan para la temporada. Alpes, Dolomitas, Apeninos, Cárpatos, montes Escandinavos, Pirineos y Sierra Nevada lucen ya las primeras nieves. Europa cuenta con unas 1.700 estaciones, la mayoría en los Alpes —repartidos entre Italia, Francia, Austria y Suiza—, mientras que Japón y Estados Unidos encabezan el listado mundial.
En España destacan las cinco estaciones de Girona, donde Vallter celebra su 50 aniversario y proyecta una buena campaña impulsada por el ambiente olímpico.
Al otro lado del Atlántico, la Sierra Nevada californiana también atrae a quienes aman el esquí nórdico. Próximo a ella, el Parque Nacional de Yosemite es un santuario natural único: cascadas de casi 740 metros, profundos valles, secuoyas gigantes y picos icónicos como Half Dome o El Capitán, la mayor pared de granito del mundo.
Allí la escaladora Sasha DiGiulian logró una proeza histórica al completar en 23 días la ruta Platinum, la más larga y exigente de El Capitán. Entre tormentas, frío y dificultades extremas, se enfrentó a un ascenso que, según describe, exige confiar en diminutas aristas de roca para ir ascendiendo, mientras bajo los pies “solo hay aire”.
Desde las montañas pasamos a los mares. En El libro de los mares extraordinarios, Alejandra Fernández Mingorance propone un viaje a través de los grandes mares del planeta, escenarios de civilizaciones, mitos y exploraciones.
Además del Mediterráneo o el Mar del Norte, la autora nos guía por el Mar de los Sargazos, temido por sus algas atrapadoras; por el Mar de Noruega, donde los vikingos demostraron su audacia; por los arrecifes interminables del Mar Rojo; el barro que da color al Mar Amarillo; o las aguas oscuras del Mar Negro, teñidas por lodos milenarios.
Su obra combina historia natural, fauna, relatos y códigos QR para profundizar en sus secretos.
La música nos lleva después a Salzburgo, cuna de Mozart y origen de la canción navideña “Noche de paz”. Su mercado de Navidad —uno de los más antiguos y célebres de Europa desde el siglo XV— sigue iluminando la Plaza de la Catedral.
Cerca de la ciudad se encuentra el lago Wolfgangsee, ligado también a la biografía del compositor: en Sankt Gilgen nació su madre un 25 de diciembre y allí se conserva una plaza en su honor, escenario perfecto para vivir la magia invernal.
El viaje concluye en la Amazonía brasileña a través de El sendero azul, película del realizador Gabriel Mascaro que retrata una selva auténtica, lejos de la imagen idealizada. Rodada entre ríos, casas flotantes y comunidades ribereñas, muestra un territorio donde tradición y modernidad conviven en tensión.
La protagonista, Tereza, emprende una travesía inspirada en rutas reales desde Manaos hacia aldeas del río Negro, donde la vida discurre sobre el agua entre mercados flotantes, templos improvisados y paisajes de belleza casi pictórica.
La fotografía convierte la Amazonía en un espacio emocional, recordando que viajar es también dejarse transformar por los lugares.
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