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Hace justo un año, en Siria, la coalición islamista entraba en Damasco sin apenas oposición tras una ofensiva relámpago. Caía así la dictadura de Bachar Al Asad y con ella todos los símbolos de la dinastía que sometió al país durante más de 50 años. El nuevo hombre fuerte, Ahmed Al Shara, pasó de ser considerado terrorista a presidente del país. Ha roto el aislamiento del país, ha hablado ante la ONU, ha sido recibido en la Casa Blanca y ha logrado que le levanten la mayoría de las sanciones.

Dentro de sus fronteras, los desafíos son aún enormes. Las tensiones sectarias amenazan la estabilidad y la reconstrucción, que llevará décadas, apenas ha comenzado.

Foto: AFP/Agencia Árabe Siria de Noticias

Hace un año, y tras una ofensiva relámpago de opositores y grupos islamistas, Bachar Al Asad huía de Siria, poniendo fin a más de 50 años de un régimen familiar caracterizado, especialmente, por la represión a la población civil. Una caída que abría una nueva etapa política en el país, pero que ahora -365 días después- no ha conseguido acabar con la inestabilidad social, aunque sí ha permitido que Siria vuelva a hacerse un hueco en el escenario internacional. Hoy Siria celebra el primer aniversario de la liberación y sobre el terreno, la población trata de seguir adelante, aunque sin olvidar lo vivido durante el régimen de Al Asad. Es el caso de Fares, que durante años estuvo preso en la cárcel de Sednaya en la que se calcula que murieron y desaparecieron 30.000 personas. Lo cuenta la enviada especial de RNE Laura Alonso.

En Las Mañanas de RNE, Juan Ramón Lucas ha conversado con Ramón González Férriz, autor de La otra Guerra Fría (Alianza Editorial), un ensayo que analiza cómo Estados Unidos y la Unión Soviética utilizaron la cultura —del cine al pop, del jazz al realismo socialista— como arma estratégica durante el siglo XX. El autor ha recordado que la utilización política de la cultura existe “desde que el hombre es hombre”, pero que la explosión de la cultura de masas tras la II Guerra Mundial amplificó su impacto y convirtió a las producciones culturales en poderosos mecanismos de persuasión ideológica.

Férriz ha detallado cómo el bloque soviético apostó por un arte controlado, transparente y propagandístico, mientras que Estados Unidos supo aprovechar el atractivo de la modernidad, el consumo y la vanguardia para promover el modelo capitalista. Europa, ha explicado , fue "el principal campo de batalla simbólico entre ambas potencias".

A lo largo de la entrevista han aflorado episodios cargados de paradojas: Louis Armstrong defendiendo en Europa la imagen de un país que seguía siendo racista, Pasternak dividido entre patriotismo y libertad creativa con Doctor Zhivago, o la prohibición tanto de James Bond como de John le Carré en la URSS por motivos opuestos pero igualmente políticos.

El autor ha sostenido que hoy la influencia cultural sigue existiendo, pero es muchísimo menor: la batalla propagandística —afirma— se ha desplazado casi por completo a las redes sociales y al ecosistema digital. China sería el mejor ejemplo de esta transición, al combinar una industria cultural propia cada vez más poderosa con un férreo control de su mundo digital.

Férriz advierte de que la “batalla cultural”, término muy utilizado por la extrema derecha, se ha convertido en un territorio donde algunos partidos trabajan con especial estrategia e intensidad. Aun así, defiende que en democracia siguen existiendo "márgenes para la persuasión, el debate y la defensa de la libertad de expresión", aunque reconoce que "el clima de polarización dificulta el diálogo".

La entrevista ha concluido con una reflexión esencial: ¿cuánto importa realmente la cultura hoy? Para González Férriz, pese a su menor capacidad de influencia política en comparación con el pasado, la cultura continúa siendo "una vía de conocimiento, resistencia y discusión pública".

"El protagonista de 'Relato de un náufrago' sobrevivió diez días en alta mar, sin agua ni comida. Pero después lo proclamaron héroe y García Márquez escribió su historia.

Nicolás Sarkozy ha pasado el doble de días, veinte, en la cárcel de La Santé. Tratado como Madame de Pompadour, pero ha sufrido mucho y ahora lo cuenta en 'El diario de un preso'. Como Alejandro Dumas, el autor de 'El conde de Montecristo', el libro que se llevó a la celda, pasó a mejor vida dicen que ha escrito él solo sus memorias de la trena". Conocemos la 'cara B' de la semana con Juan Carlos Soriano.

Un año de la caída de Bachar al Asad: los sirios intentan reconstruir sus vidas mientras quedan más de 100.000 personas desaparecidas. Un exmilitar fue leal a Bashar al Assad antes de desertar del Ejército para sumarse a las fuerzas rebeldes. "Luchábamos contra un sistema opresor, que usaba las armas contra un pueblo que solo pedía libertad". Recuerda como si fuera ayer las torturas de cárcel en la que permaneció hasta hace un año.

Foto: Bakr Al Kasem / AFP

Un año después de la caída de Al-Asad, Siria emprende el camino hacia la reconstrucción de un país que completamente devastado tras 13 años de guerra civil. El Canal 24 entrevista a Gonzalo Caretti Oria, periodista del área de internacional de TVE y Doctor en Historia de las Relaciones Internacionales, quien nos informa sobre cómo está hoy el país y cuál es su posición en el tablero internacional.

FOTO: AP Photo/Hussein Malla