Max deconstruye el viaje iniciático del héroe en 'Qué': "Internet es la nueva droga de los jóvenes"
- Max sigue investigando las posibilidades narrativas y estilísticas de las viñetas
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Francesc Capdevila (Barcelona, 1956), más conocido como Max, es uno de los autores más veteranos del cómic español y, a la vez, uno de los más vanguardistas, ya que lleva años investigando el lenguaje del medio y las posibilidades narrativas y estilísticas de las viñetas. Su nueva obra, Qué (Salamandra Graphic), es una interesantísima y divertida deconstrucción de esos relatos de iniciación o de superación personal (el viaje del héroe en la mitología clásica). Un cómic imprescindible con el que ha ganado el primer Premio Finestres de Cómic en Catalán. Sale a la venta este jueves 13 de abril.
"El cómic es una especie de deconstrucción del género del viaje iniciático -nos confirma Max-. Incluso diría que una demolición del mismo. Me acogí a este género porque me permitía poner a un tío en marcha y, a través de diversas etapas, irse encontrando con otros personajes que le plantean algún tipo de temática relacionada con la actualidad social, de temas candentes. La principal diferencia es que, en los viajes iniciáticos habituales, el personaje se enfrenta a pruebas, las supera, y va creciendo como persona, hasta que al final alcanza su objetivo. Mientras que aquí no se alcanza nada, no se supera nada... aunque por el camino conozca a mucha gente y le pasen muchas cosas".
Pero... ¿qué es lo que busca este curioso personaje?: "Busca la ciudad de Trapisonda -asegura Max-. Surgió como una alternativa al Camino de Santiago, que sería lo más lógico. El protagonista tiene una crisis existencial, aunque nunca sepamos por qué. Y los colegas le recomiendan que haga el Camino de Santiago para encontrarse a sí mismo. Pero como es el eterno rebotado con todo, pasa de hacerlo. Y entonces un día descubre, leyendo El Quijote, que se menciona la ciudad de Trapisonda, y eso le retrotrae a su infancia cuando leía los tebeos de Ibáñez: La familia Trapisonda, un grupito que es la monda. Y también descubre que la auténtica ciudad de Trapisonda está en Turquía. Y entonces el tío dice "perfecto, porque es en dirección opuesta a Santiago". Y se va para allá. No es más que una excusa para ponerlo en marcha. Pero es una excusa que se funda en dos pilares de mi educación cultural: las revistas Bruguera y El Quijote. Cultura popular y alta cultura".
Los protagonistas: El Niño y Pilila
Preguntamos a Max si hay algo de autobiográfico en ese quijotesco protagonista, que parece mosqueado con el mundo: "No soy yo, aunque tenga mis rebotes con el ser humano. Los he tenido siempre, pero ahora que está todo como más desquiciado de lo que yo nunca había visto, ese rebote es mayor. Pero no hay nada autobiográfico. Atiende al nombre de El niño y es como un monstruo. O al menos así lo define su alter ego, que se llama Pilila y es como un títere en un teatrillo, como su voz interior. Y es que, cuando uno se va solo de viaje habla mucho consigo mismo, ¿no? Por eso tenemos a ese Quijotesco protagonista y a ese Sancho Panza, que es Pilila. Un nombre que también es un gag, porque algunos os hombres hablan mucho con su miembro viril ¿Verdad?".
"Y es que -continúa Max-, en el cómic me meto bastante con la masculinidad. También ironizo sobre la problemática del género, en general. Pero, puesto que el personaje es un hombre, sobre todo me meto con las fantasías del imaginario masculino. También reflexiono sobre las contradicciones de la corrección política".
Max confiesa que está un poco cansado de tanta corrección política: "Yo he procurado que no me influya ese exceso de corrección política. Creo que ahora mismo existe un ambiente, casi peligroso, que a mí me recuerda a otros tiempos pasados, incluso a la censura. Y los creadores nos sentimos un poco como a merced de lo que dicen los gurús de turno de lo correcto. Eso a mí me fastidia bastante. Reconozco que hay muchas cosas sobre las que, seguramente, no es lícito bromear, pero otra cosa es que el tema se nos está yendo de las manos y se está convirtiendo en una especie de nueva inquisición".
¿Qué papel pueden jugar el arte, el cómic, en esa lucha contra la corrupción política? "Creo que todos debemos frenar ese desvarío, porque si no lo paramos a tiempo va a afectar mucho a la creación artística. Porque, al final, todo el mundo se ofende o se cree con derecho a sentirse ofendido. Hay gente que realmente lo pasa mal, pero hay muchos otros que tienen una especie de sensibilidad ficticia. Yo también puedo decir que hay miles de cosas que me ofenden... Pero eso de asumir el papel de víctima, cuando en realidad no lo somos... me parece peligroso".
"Me mantengo alejado de las redes porque me huelen a tóxico"
En el cómic también trata otros temas de actualidad, como el abuso de la inteligencia artificial y el excesivo protagonismo de los influencers. "No me caen ni bien ni mal porque no estoy en redes sociales y me mantengo alejado de ellas, porque me huelen a tóxico. Es una opción mía personal pero no estoy en contra de las redes ni de que la gente cuelgue sus cosas. Aunque hoy en día uno no puede estar totalmente al margen de todo. Por eso, en el cómic hay un capítulo donde se juntan varias cosas: "El tema de los influencers, el de las drogas, el de los antisistema.. Un auténtico lío sobre una serie de temas que circulan por internet, que creo que es el más loco del libro".
Pero: ¿Podríamos decir que Internet es la nueva droga de los jóvenes? "Creo que sí, que internet es la nueva droga, sobre todo para los adolescentes. Es su forma de evadirse de la vida real e incluso de crearse un mundo paralelo. Por eso podríamos considerarlo una droga".
Una de las cosas más curiosas de este capítulo es que, cuando el protagonista se encuentra con una popular influencer llamada Wladislawa, en cada página cambia de aspecto gracias a los dibujos de otros artistas. "Es un juego -confiesa el autor-. Una de las cosas que más me gustan de la música es cuando algunos músicos invitan a otros a colaborar en un tema. Y eso es un poco lo que he hecho aquí. Como tenía que dibujar unos 20 aspectos distintos para este personaje, elegí dibujos de artistas amigos que me gustan, casi todos jóvenes, aunque hay alguno de mi edad, y les pedí que me dejaran usarlos. Y todos me dijeron que sí".
Un clásico que siempre busca nuevos caminos de expresión
Al igual que el protagonista del cómic, Max empezó su viaje artístico (a principios de los 70) y, desde entonces, nunca ha dejado de buscar nuevos caminos de expresión. "Buscar nuevos recursos estilísticos y lenguajes artísticos es lo que me ha impulsado siempre hacia adelante. No repetirme, no caer en fórmulas... Por eso, en cada libro, intento reinventarme a mí mismo y hacer avanzar los límites del lenguaje del cómic. Aunque hay otros autores que lo hacen mucho más que yo, son mucho más experimentales. Yo me mantengo en un término medio, que me permita experimentar, pero, al mismo tiempo, no quiero perder esa cosa del tebeo que es tan del arte popular, de la Cultura Pop. Esa es una parte muy bonita de los cómics y, si te pones 100% experimental, te alejas demasiado. Y no quiero eso, no quiero alejarme de los lectores".
Por eso en sus cómics, aunque rocen lo experimental siempre hay un poso cultural y artístico: "Es el poso de la cultura occidental en la que yo he nacido -confiesa Max-. El cine, la literatura, la música, los cómics, el rocanrol... Me interesa todo y me nutro de ello. Es de donde saco las ideas. El arte siempre ha funcionado así, cada generación se rebota con la inmediatamente anterior, pero chupa de lo más antiguo para modificarlo, cambiarlo, regenerarlo...Por eso, de toda la cultura occidental, una de las cosas que más me apasiona es la mitología. Porque son historias de ficción que intentan explicar procesos físicos o psíquicos, de la naturaleza o históricos. Todo ello a través de unas historias de ficción que son maravillosas e insuperables".
Destacar que la influencia del teatro clásico también es una constante en sus últimas obras, sobre todo en esta, en la que la historia parece ocurrir en un escenario. "No es una cosa que yo haya buscado con ahínco -confiesa-, de hecho, no soy muy aficionado al teatro, aunque vaya de vez en cuando. Pero es verdad que un día me di cuenta de que estaba planteando la narrativa de mis tebeos sin usar todos esos planos picados o contrapicados, que son tan típicos en el cómic y el cine. Renuncié a todo eso para usar un plano fijo, muy teatral. Porque es como lo vería el espectador desde su butaca, con los actores siempre a la misma distancia".
"Y una vez que me di cuenta de eso, decidí ir a por todas -añade-. He hecho este libro lo más teatral posible: el camino que hace el personaje es una raya horizontal, muchas veces no hay nada más que el personaje en escena, cuando hay fondos son decorados teatrales... Es todo muy teatral. Y había otra cosa interesante, que al tratar temas candentes de la actualidad, que me parece muy despropósito en general, me venía todo el rato a la cabeza la palabra astracanada, que es muy parecida a esperpento, estrambótico, disparate... Lo más curioso es que, cuando fui a buscar el origen de la palabra, descubrí que, a principios del siglo pasado, en España hubo un subgénero teatral llamado "astracanada". Y que se caracterizaba por su humor absurdo y disparatado. Y me hizo muchísima gracia, porque ese tipo de humor que yo buscaba ya se hizo en teatro hace cien años y se llamó así, astracanada".
El cómic también incluye un homenaje al escritor e ilustrador británico Edward Lear (1812-1888), conocido por su poesía absurda nonsense y sus limericks (poesías humorísticas breves, de cinco líneas, en las que las dos primeras y la última riman). "Lo admiro como creador y además tuvo una vida muy peculiar -nos confiesa Max-. Me encantan sus libros y, sobre todo, esas pequeñas poesías absurdas, que son muy divertidas. Me apetecía hacer un capítulo así antes del final, a modo de repaso de todos los personajes y situaciones, con poemas similares a los de Lear".
El presente y el futuro del cómic español
El pasado 17 de marzo celebrábamos el primer Día del Cómic y del Tebeo. Y como Max lleva 50 años en este embolado fue el elegido para ilustrar el cartel. Le preguntamos qué le parece está iniciativa y qué quiso contar con ese cartel: "Me parece genial cualquier iniciativa que apoye la presencia de los cómics en el mercado -asegura-. Y en cuanto al cartel, lo considero uno de mis mejores trabajos. Me pidieron que fuera algo muy festivo y reivindicativo, y a mí se me ocurrió jugar con las viñetas y, sobre todo, con las líneas cinéticas, que es uno recurso gráfico que prácticamente sólo se usa en los cómics. Por eso hay un juego visual de composición a partir de esas líneas cinéticas de movimiento".
"Pero lo más importante, es que el cartel alude un poco a la historia de la historia del cómic español, hasta llegar a este mismo momento, a la creación del Día del Cómic en nuestro país. Porque la historia de nuestro cómic es una historia de tropiezos, caídas, choques, de levantarse una y otra vez... Ahora parece que estamos en un momento de subidón total, pero... Por eso reflejo esa historia del cómic con una herramienta exclusiva del cómic, que son esas líneas de movimiento".
Pero... ¿Le ve futuro ahora mismo al cómic? "Yo creo que sí -asegura-. Todo va un poco por ciclos. Las cosas suben, bajan, suben, bajan... Y yo ya he vivido lo suficiente para ser consciente de eso. Ahora mismo estamos en un momento ascendente, que igual sigue subiendo más; pero inevitablemente llegará un momento de reflujo. Y luego volverá a subir. Así que, lo que hay que intentar es adaptarse a esos cambios cíclicos y, por supuesto, trabajar para que vaya todo lo mejor posible"
"Yo llevo años empeñado contra viento y marea en defender el cómic -añade-. Aunque sea casi imposible vivir de ello. Durante la mayor parte de mi vida profesional me he ganado las judías como ilustrador. Sin embargo, el prestigio me lo he ganado como autor de cómic. Por eso hacer cómics tiene ese lado quijotesco de defender este arte, esta especie de ilusión y obsesión, porque bascula de una cosa a otra. En definitiva, esa romántica idea de hacer tebeos, cueste lo que cueste"