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Bruce Dickinson, mucho más que el cantante de Iron Maiden

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Bruce Dickinson publica su autobiografía
Bruce Dickinson, durante una actuación de Iron Maiden en Santiago de Chile en 2016.

Bruce Dickinson es uno de los cantantes más reconocidos del heavy metal. Al frente de Iron Maiden, banda a la que se unió en 1981, ha protagonizado algunos de los episodios más importantes de este género musical, con giras multitudinarias y discos de enorme éxito mundial como The number of the beast, Piece of mind o Seventh son of a seventh son.

Pero Dickinson es mucho más que un músico: también es comandante de líneas aéreas, novelista, locutor de radio o esgrimista de fama internacional. Todos esos aspectos de su vida, y otros muchos, tienen cabida en ¿Para qué sirve este botón? [Libros Cúpula, 400 páginas, 27,95 euros], la autobiografía que el cantante publicó el pasado año en Reino Unido y que se encuentra disponible desde hace unas semanas en las librerías españolas.

Bruce Dickinson juega con el símil de la montaña rusa para narrar su vida, desde su niñez en Worksop, Nottinghmashire (Inglaterra), donde nació en 1958; pasando por su amplia y relevante carrera musical; hasta el episodio más dramático de su vida, el cáncer que le fue detectado en 2015 en la parte superior de su lengua y que pudo superar tras someterse a varias sesiones de quimioterapia y radioterapia.

Impactado por Deep Purple

Así, el cantante nos narra su infancia y juventud y sus inicios en el mundo de la música a lo largo de los años 70. Presta especial atención al impacto que supuso para él la escucha por primera vez del grupo Deep Purple y su canción "Speed king": "Sentí un subidón de adrenalina y escalofríos que recorrieron mi espina dorsal hasta los dedos", cuenta en el libro.

Aunque su idea inicial era ser batería, terminó casi por casualidad como vocalista gracias a un timbre de voz que en sus inicios con Maiden fue comparado con una "sirena antiaérea".

Su experiencia en bandas amateurs como Speed o Shots le dieron la oportunidad de unirse en 1979 a Sampson, grupo británico de segunda fila en el que comenzó a hacerse un nombre en el circuito del heavy metal, aún con el nombre artístico de Bruce Bruce.

Pero el gran salto llegó en 1981 cuando en tras una actuación en el festival de Reading el mánager de Iron Maiden -que ya contaba con dos discos publicados- le pidió realizar una prueba para relevar al cantante de la banda, Paul Di'Anno.

La montaña rusa

Dickinson debutó en Iron Maiden con The number of the beast, uno de los grandes discos del heavy metal de todos los tiempos, dando paso a un período de cinco años en los que "la montaña rusa no se detuvo, ni siquiera se ralentizó", asegura el cantante.

Desde entonces, Iron Maiden formó parte de la aristocracia del heavy metal junto a nombres como Judas Priest, Whitesnake o Scorpions, que durante los 80 vendieron millones de discos en todo el mundo.

Pero a finales de los 80 comenzaron las tensiones entre Bruce Dickinson y el resto de la banda, sobre todo con el bajista y compositor principal, Steve Harris. Así, en el libro narra cómo tras terminar en 1992 la exitosa gira Fear of the dark "intenté expresar en voz alta mi preocupación sobre el sonido y la producción de nuestros álbumes, sobre la suposición de la perfección y la falta de crítica sincera dentro de la banda. Todos me miraron como si hubiera perdido la cabeza".

Enfrascado en una incipiente carrera en solitario y fascinado por su nueva afición a pilotar aviones, -que le llevaría a comandar un Boeing 757 durante una de las giras mundiales del grupo- Bruce Dickinson decidió dejar Iron Maiden, una separación que no fue satisfactoria para ninguna de las partes y que terminó en 1999, cuando el cantante regresó a la banda.

Batalla contra el cáncer

La parte más personal del libro es el último capítulo, titulado "El puto cáncer", en el que el vocalista narra su batalla contra la enfermedad, que le mantuvo un año inactivo tras someterse a tratamiento de quimioterapia y radioterapia. Cuando el médico le comunicó que estaba limpio de la enfermedad "me mareé por la conmoción, seguiría viviendo, deduje del informe", cuenta.

En el epílogo de la obra, Dickinson advierte que el único objetivo del libro es "contar una buena historia" y que ha optado por dejar fuera su vida personal y familiar porque si no "hubiera llegado a las 800 páginas".

"A menudo me han preguntado si hubiera cambiado algo. La respuesta es un simple no. Una pregunta diferente y más acertada es si había cometido algún error. La respuesta a esa pregunta es igualmente fácil: montones de errores", afirma en el texto.

El resultado es un libro imprescindible para cualquier fan de Iron Maiden, en el que se narra en primera persona una de las etapas más brillantes de la historia del heavy metal.