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'Lucille' llora la marcha de B.B. King

  • Fue uno de los músicos más influyentes de su generación
  • Recibió más de 15 Gramies durante su larga carrera

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Muere B. B. King a los 89 años
B. B. King en la apertura del Festival de Jazz de Nueva Orleans en 1980

Corrían los años 50. En un pequeño local de Arkansas tocaba un brillante y joven guitarrista de Blues. Durante el concierto, una pelea provocó que una de las lámparas de queroseno que iluminaba el local volcase originando un gran incendio. Todos los asistentes salieron rápidamente, huyendo del fuego. Pero el joven músico recordó que había olvidado su preciada guitarra y volvió a rescatarla. Cuando salió con ella, intacta, se enteró de que la pelea se había originado por una mujer llamada Lucille. ‘Blues Boy’ o B.B. King nunca quiso olvidarlo y así llamó a todas sus guitarras.

Ahora, Lucille, la guitarra del emblemático B.B. King, llora desconsolada su pérdida, enmudece porque el hombre que supo arrancarle tantos emocionantes e irrepetibles sonidos, se ha marchado. El mundo del blues (y del pop, y del rock, de la música en general), también lo hace. BB King fue uno de los intérpretes más influyentes de la música moderna, una parte de la historia cultural de EE.UU.

El sonido BB

Ridley B. King creció en el Delta del Missisipi pero pronto se convirtió uno de los mayores exponentes del Blues eléctrico o Chicago Blues. Si el objetivo de todo músico es encontrar “su sonido”, B.B. hizo además que casi todo el mundo pudiera identificarlo. “Todos tenemos ídolos”, señaló en cierta ocasión. “Toca como cualquiera que te guste, pero intenta ser tú mismo mientras lo haces", añadió.

La revista Rolling Stone lo considera uno de los guitarristas más importantes de la historia. Y no en vano, el sonido de Lucille es inconfundible. Su personal forma de tocar toma elementos prestados de históricos del blues como T-Bone Walker o Blind Lemon Jefferson, aunque para muchos ‘puristas’ de los años 50 no respondía a los tradicionales patrones bluseros heredados del Delta del Missisipi.

Su registro, amplio y versátil, rompía con los moldes. Su guitarra podía ser dulce o ardiente, melancólica o provocativa, capaz de encontrar la Blue Note más emotiva o el solo más picante.

Era el maestro de temas bailables como Woke Up this Morning, el ‘rockero’ de Rock me, baby o el maestro de blues lento y melancólico de Sweet Litlle Angel, Chains and things o Three O’clock Blues.

Músicos de todos los países han querido despedirse del gran guitarrista, un icono del blues que ha trascendido las fronteras estadounidenses, y resaltar la enorme calidad de su música.

"B.B., cualquiera podría interpretar un millar de notas y no llegar a decir nunca lo que tu decías en una sola de ellas”, ha escrito en Twitter el guitarrista y cantante Lenny Kravitz.

Pero la magia de B.B. King no se debía únicamente a su guitarra. Su voz portentosa, intensa y cálida, llena de color, se elevaba por encima de toda banda de acompañamiento. Pocos han sido capaces de mantener su intensidad incluso en los giros más agudos. "Intento conectar mi voz a mi guitarra al cantar”, señaló BB en una entrevista. “Como si los dos se hablaran el uno al otro", añadió.

Trabajador infatigable, manejaba como pocos los ritmos de un directo. En sus más de 10.000 conciertos (una media de 300 al año hasta los años 70), lograba una gran sintonía con su público, intercalando los temas más rápidos con los lentos sin que su público perdiera el climax. Las grabaciones de algunos de ellos, como el álbum Live at the Reagal, se encuentran entre los mejores discos de la historia del Blues.

En su larga carrera, el rey del blues tocó en los lugares más dispares. Desde el Vaticano (regaló una réplica de su guitarra al papa Juan Pablo II en una audiencia) hasta una penitenciaría, desde un insólito local de Kansas hasta la Casa Blanca, al menos en dos ocasiones, una última de ellas en una interpretación memorable con Eric Clapton de su histórico tema The Thrill is Gone.

La influencia del rey

Sin embargo, quizá la mejor manera de medir la carrera de BB King sea la influencia que tuvo en las generaciones posteriores. Junto a Muddy Waters y Robert Johnson, B.B. King fue el músico que más influyó en músicos como Clapton, The Beatles, The Rolling Stones, The Who o Led Zeppelin.

Aún se habla con veneración de su primer encuentro con Jimmy Hendrix en el club Generation, y de la grabación que supuestamente salió de allí. “Fue un faro para todos nosotros”, ha señalado Eric Clapton en un emotivo mensaje de despedida al conocer su muerte.

“Cuando vi por primera a B.B. King y oí por primera vez aquella nota, me dí cuenta de lo que Michael Bloomberg y Eric Clapton y todos los demás veían en él (…) Cuando alguien toca así, se cura a sí mismo y cura a los demás”, señaló el guitarrista Carlos Santana.

B.B. King ha tocado con todos los grandes músicos de su generación, desde los históricos del blues (John Lee Hooker, Buddy Guy, Koko Taylor, Etta James) hasta superestrellas del rock como The Rolling Stones o U2. Mención especial merece su colaboración con Eric Clapton en el disco Riding with the King.

Convertido en el mejor embajador del blues, B.B. King ha participado en numerosos programas de televisión (El Show de Bill Cosby, Hospital General, El príncipe de Bel Air o Barrio Sésamo) y hasta en una película (The Blues Brothers II). Bill Clinton le confesó lo mucho que disfrutó en uno de sus conciertos, George Bush le impuso la Medalla Presidencial de la Libertad y la marca de guitarras Gibson creó un modelo Lucille en su homenaje.

Pero el hombre de la gran sonrisa, admirador de Sinatra y ganador de 15 Grammy puede que nunca llagara a entender del todo hasta qué punto su música ha llegado a marcar todo lo que vino después. Ahora, Lucille ha quedado huérfana. Y aunque quizás el sentimiento se haya ido (the thrill is gone), ese sentimiento no ha muerto. Aun quedan más de 30 discos para recordarlo.