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Stieg Larsson, un escritor de éxito póstumo

  • De niño tuvo que irse a vivir al campo con sus abuelos al no tener recursos sus padres
  • Pronto sintió la llamada del periodismo, y se especializó en reportajes políticos
  • En su tiempo libre leía  ciencia ficción y novela negra; comenzó su carrera literaria a los 47
  • Murió en 2004 de un ataque al corazón; en el inicio de su 'boom' literario

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A Stieg Larsson el éxito le llegó cuando ya estaba muerto. Un infarto acabó con su vida cuando acababa de entregar a su editorial la tercera parte de la saga Millennium y se iba a publicar la primera.

 

Larsson nació el 15 de agosto de 1954 en Skellefthamn, un pequeño pueblo al norte de Suecia. Sus padres eran aún adolescentes y no podían mantenerle, por lo que le enviaron a vivir al campo con sus abuelos maternos.

 

Según confesó el propio escritor,  su abuelo Severin fue la persona más influyente para él. Su ideología antifascista y su lucha por los derechos de los trabajadores marcarán a Larsson. Sus reivindicaciones comunistas y pacifistas llevaron a su abuelo incluso a ser internado en un campo de prisioneros durante el servicio militar en la Segunda Guerra Mundial.

 

Vivió con ellos hasta 1962, cuando falleció Severin. Con 9 años regresó al hogar de sus padres, que ya habían tenido otro hijo, y se marchó de allí cuando cumplió los 16.

 

No logró entrar en la escuela de Periodismo, pero tomó su primer contacto con el mundo de la comunicación en la agencia de noticias sueca TT, donde trabajó como diseñador gráfico desde 1977 a 1999. En estos años comenzó a colaborar con publicaciones de ciencia ficción y revistas antifascistas. Con unos 20 años se convirtió en corresponsal de la revista inglesa Searchlight

 

Un marcado compromiso político

 

Desde joven se comprometió en la lucha contra el racismo y las exclusiones sociales. Militó en la Liga Comunista de Trabajadores y en los 80 participó en la fundación del proyecto Stop the Racism.

 

En 1995 fundó la revista Expo, de ideología antifascista, y que llegó a dirigir en 1999. Como periodista, se especializó en la extrema derecha antidemocrática. Su conocimiento sobre el tema era tan profundo que, incluso, Scotland Yard o la OSCE solicitaron su ayuda para algunas investigaciones.

 

Publicó varios reportajes que denunciaban la conexión entre grupos nazis y algunas empresas. A raíz de estros trabajos comenzó a recibir amenazas de muerte que le obligaron a vivir prácticamente en la clandestinidad. Cambiaba de residencia con asiduidad y evitaba aparecer registrado en ningún sitio.

 

Así escribió Millennium

 

Su pasión en su tiempo libre era la lectura de ciencia ficción y, sobre todo, novela negra. Cuando tenía 47 años comenzó a redactar la saga Millennium. Se dedicaba a escribir cada noche al regresar a casa de su trabajo en la revista Expo. En tres años completó 2.286 páginas.

 

En este tiempo, Larsson no cuidó su salud. Fumaba unos sesenta cigarrillos al día, se alimentaba de comida basura y apenas dormía.

 

Una muerte demasiado temprana

 

El 9 de noviembre de 2004 un infarto acabó con su vida y con una carrera prometedora. Ese día el ascensor de la redacción de Expo, en un ático de Estocolomo, se estropeó y Larsson tuvo que subir siete pisos andando. Se sintió indispuesto y sus compañeros llamaron a una ambulancia. Falleció horas después en el hospital.

 

Hasta ese momento, Larsson había escrito tres libros de una saga que estaba destinada a tener siete. Aún no se había publicado ninguno de ellos, pero su editorial sueca ya tenía la trilogía.

 

En poco tiempo se convirtió en todo un boom literario; primero en Suecia y luego en el resto de Europa.

 

Tras la muerte del escritor y su éxito se ha desatado un debate público en su país por la herencia. La mujer con la que convivió durante 32 años, Eva Gabrielson, no ha obtenido ningún beneficio de sus libros porque no estaban casados. El dinero ha ido a parar al hermano y al padre de Larssson con los que no mantenía una estrecha relación. La polémica ha llegado a tal nivel que se han creado grupos de apoyo a Eva y una página web www.supporteva.com para pedir donaciones y exigir que la ley reconozca sus derechos.