Ruta cultural por Tudela, en Navarra

¿Sabías que Tudela es una de las ciudades de origen islámico más importantes de Europa? Su situación geográfica, al sur de Navarra, la convirtió en avanzadilla de los musulmanes contra los cristianos y, después, en atalaya del Reino de Navarra en sus luchas con Castilla y Aragón. En ella convivieron durante más de 400 años musulmanes, judíos y mozárabes, quienes aportaron un mestizaje artístico que actualmente se refleja en sus edificios, callejuelas, murallas y pasadizos.

¿Acompañas al mago Miguel de Lucas en una ruta cultural por Tudela? A través de ‘Un país mágico’, disponible en RTVE Play, visitarás la plaza de los Fueros, la Catedral de Santa María, la Torre Monreal, el Palacio del Marques de Huarte, el Palacio Marqués de San Adrián, la Iglesia de Santa María Magdalena y el museo de la ciudad.

Plaza de los fueros

La antigua Plaza de los Fueros o Plaza Nueva fue construida como plaza de toros con las piedras de las Viejas Murallas sobre el Río Queiles en el siglo XVII. Es la principal aportación del urbanismo barroco en la ciudad y es el mejor ejemplo navarro de plaza pública cerrada. En ella se ubica la antigua Casa de la Ciudad o Casa del Reloj, que fue la balconada para presidir las corridas de toros. Algunos turistas piensan que es el edifico del Ayuntamiento, pero nunca lo ha sido.

Catedral de Santa María de Tudela

En el casco antiguo se encuentra el monumento más emblemático de la ciudad: la Catedral de Santa María. De estilo gótico, se construyó hace nueve siglos sobre los restos de la antigua mezquita. Hay una llave colgada en la Capilla de la Virgen Blanca que llama la atención de los visitantes porque piensan que es la de San Pedro. Sin embargo, es el recuerdo de los trofeos de guerra que adornaban las capillas particulares de la nobleza local.

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La Catedral de Santa María de Tudela en Un país mágico

Torre Monreal

La única atalaya de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días es la Torre Monreal, un edificio defensivo del siglo XIII. Desde la época medieval se conserva el aljibe, un depósito subterráneo destinado a guardar agua procedente de la lluvia. La última reforma lo convirtió en la primera cámara oscura de Navarra y en un centro de interpretación con paneles explicativos sobre las tres culturas que convivieron en esta ciudad.

Palacio del Marqués de Huarte

En la calle Herrerías se ubica el Palacio del Marqués de Huarte. Es el mejor ejemplo de arquitectura señorial barroca de Navarra por la originalidad de su escalera central y las pinturas restauradas de su fachada posterior. Además, conserva la bóveda original de una de sus estancias. En este edificio se han alojado personajes históricos como Carlos IV, Fernando VII, Isabel II o Espartero.

Museo de Tudela

El Museo de Tudela está situado en el Palacio Decanal, un espacio donde disfrutar de obras de arte sacro y arqueología, además de la belleza del claustro románico. En la sala de pintura se expone una tabla flamenca del siglo XVI 'El juicio final', obra atribuida al entorno del pintor El Bosco. En el museo también se encuentra el ser humano más antiguo encontrado en Tudela, de la I Edad del Hierro, y la popular 'Manta de Tudela', un tapiz de origen judío.

Palacio del Marqués de San Adrián

En la calle Magallón se encuentra el Palacio del Marqués de San Adrián, construido a finales del siglo XV. Es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura civil renacentista de Navarra. Uno de los principales reclamos del edificio son los frescos renacentistas que decoran la escalera primitiva que conduce a la zona más noble del palacio.

Iglesia de Santa María Magdalena

Al lado de la Judería Nueva se levanta la Iglesia de Santa María Magdalena es el mayor exponente de arquitectura románica de la ciudad. Se sabe que existía una parroquia en época musulmana porque se cita por primera vez en un documento de 1119, justo después de la reconquista de Tudela. Una de las curiosidades de esta iglesia es que pertenece a las Iglesias de cabecera "torcida", es decir, el ábside se encuentra girado a la izquierda de la nave y, además, no es semicircular, como en la gran parte de los templos románicos de su tiempo, sino plano.