Simon está emocionado porque va a tomar sus primeras clases de vela, y lo mejor es que va a formar equipo con María. Los conejitos tendrán que maniobrar el bote alrededor de las boyas en el agua. Pero antes, tendrán que empujar el bote al agua.

En el patio cubierto de nieve, Simon y Gaspard empiezan una lucha de bolas de nieve. Simon no solo acierta a dar a Gaspard, sino que también logra esquivar todas las bolas de nieve de su hermano. Como Gaspard está cansado de perder siempre, mamá viene a su rescate, ahora es de su equipo.

Cuando Simon se entera por Mateo de que hay un enorme tobogán nuevo en la piscina, tienen que ir. Por la tarde, Mamá les llevará junto con Mateo. Ya en la piscina se encuentran con Lea que ya lo ha probado. Simon, impresionado y desanimado por su altura, usa a su hermano como excusa para no subir.

Simon se va de excursión con sus compañeros de clase. Una vez en el autobús que los lleva al bosque, Simon se impacienta mucho porque quiere ver animales salvajes.Tanto es así que se inventa una canción divertida y el resto de la clase la canta.

Simon ya no quiere jugar con Gaspard porque su mantita apesta mucho. Gaspard accede a guardarla para seguir jugando, pero en realidad se la esconde en su mono. Como sigue oliendo mal y Simon no consigue que Gaspard se deshaga de la mantita, Mamá decide llevarlos al parque porque estan hiperactivos.

Simon y Gaspard juegan con la nieve en el jardín cuando ven a Félix asomado en la ventana. Ambos conejitos deciden sacar a Félix a jugar con unas botas de un peluche. Pero poner las botas al gato no es una tarea fácil. Félix trata de esconderse pero los conejitos no paran de perseguirle...

Simon y Gaspard están jugando al frisbee en la playa cuando descubren un cofre del tesoro. ¡Vaya, parece un cofre pirata!. Simon decide jugar a ser piratas: llenar el cofre con un tesoro, esconderlo y, después hacer un mapa del tesoro. Los chicos lo llenan de conchas marinas.

Simon y Gaspard van a pasar la noche en casa de los abuelos. Como Gaspard se asusta fácilmente por la noche, Simon lo lleva a la ventana para mirar afuera. Pero en ese momento, una extraña criatura con ocho ojos rojos, vuela frente a la ventana. Los dos conejitos gritan de miedo.

Mientras juegan al fútbol, Simón y Gaspard envían el balón dentro del árbol hueco. Cuando Simón entra en el árbol para recuperar el balón encuentra un erizo. Es tan lindo que Simón y Gaspard deciden llevarlo a casa. Como sus púas son espinosas, deciden llamarlo Pinchito.

Es el cumpleaños de Lea. Cuando sus compañeros le preguntan qué regalo es el que le gustaría, Lea dice que el regalo con el que siempre ha soñado es ¡un gatito-unicornio-mariposa-arcoíris! Por supuesto que no existen, pero Simon está decidido a hacerle uno con la ayuda de mamá.

Mientras juegan al escondite, Simon escucha a papá y mamá hablando de una sorpresa. ¿Es un regalo? Simon y Gaspard deciden buscar por todas partes de la casa para encontrar la sorpresa. Pero su búsqueda es en vano.

Simon y Gaspard están jugando a los súper dinosaurios, pero ahora es el momento de ir a dormir. Una vez en la cama, Simon no puede conciliar el sueño, ni siquiera está cansado. Travieso, se cuela en la habitación de su hermano y le despierta para seguir jugando a los súper dinosaurios...

Simon y Gaspard están impacientes por acompañar al abuelo al pueblo en su moto sidecar a buscar el periódico y sobre todo ¡a por golosinas!. Sin embargo, el sidecar pincha una rueda y, para empezar, el abuelo llama a un mecánico. Los conejitos están desilusionados, qué va a pasar con las golosinas?.

Simon y Gaspard acompañan al abuelo en el sidecar a la granja de Isabel. Mientras esperan se obsesionan con el tractor que está aparcado junto a ellos El abuelo regresa pero el sidecar se ha averiado. Mientras lo repara, Isabel lleva a los niños a que la ayuden a alimentar a las gallinas...

Mañana se llevará a cabo una carrera en la escuela y Mateo está convencido de que va a ganar, lo que molesta a Simon porque está igualmente convencido de que ganará, sobre todo si lleva su super-camiseta.

En el parque, mientras Simon y Mateo van a echar una carrera en bicicleta, Gaspard juega con su avión, pero lo lanza tan alto y lejos, que cuando va a por él, dos conejitas lo han recogido. Gaspard no se atreve a pedirles que se lo devuelvan y le pide a Simon, que por favor lo haga por él.

Simón y Gaspard están jugando en el parque cuando llega Mateo saltando a la comba, diciendo que es el mejor. Simon no retrocede, pero después de un intento, no hay duda al respecto, ¡Mateo es mejor saltador que él!. Simon no se da por vencido y reta a Mateo a una carrera, a la que Gaspard se apunta

Simon se jacta ante Mateo y Lea de que puede hacer muchas cosas solito, ¡como un niño grande! Pero Gaspard le pilla con las manos en la masa contando sus cuentos. Cuando los amigos se van, Gaspard se vuelve hacia su hermano y le dice que miente.

El club de playa ha organizado una carrera de sacos. Maria le propone a Simon ser su pareja. Gaspard quiere participar, pero es demasiado pequeño. Simon y Maria practican mientras dos niños más mayores los miran y se ríen de ellos, convencidos de que no tienen ninguna posibilidad contra ellos.

Simon y Gaspard están jugando al fútbol en el parque. Gaspard se sobrepasa y cuando Simon va a buscar la pelota, descubre un patinete entre los arbustos. Gaspard quiere probarlo, pero Simon lo intenta primero, ¡él lo vio primero! Simon logra ponerlo en marcha y luego se sube con su hermano.

Simon se encuentra atrapado entre dos secretos que debe guardar. Gaspard, que esconde su mantita para que mamá no la lave, y mamá, que encuentra la mantita y decide lavarla de todos modos.

Simon va a la piscina para una lección de natación. Mamá y Gaspard lo acompañan y mientras esperan que termine su lección, van a jugar a la piscina infantil. Aunque está emocionado al comienzo de su lección, Simon rápidamente cambia de opinión.

Simon y Mateo están construyendo un castillo, cuando Gaspard lo rompe con torpeza. Es la hora de la comida y Mateo se va a su casa, aunque quedan para jugar después de comer.

Simon está jugando en casa con Mateo, que ha traído su nuevo camión. Como Gaspard insiste en querer jugar con el camión, a Mateo se le ocurre la cosa más ridícula para hacer que se vaya: que vaya a buscar su propio camión del Árbol de los Juguetes.

En el parque, Simon y Gaspard juegan al pilla-pilla, pero como Gaspard se desliza a través de un túnel que es demasiado estrecho para Simon, los dos hermanos comienzan a discutir. Y como Simon dice que Gaspard está siendo un bebé, Gaspard ya no quiere jugar con su hermano.

En la playa, Gaspard comete un error tras otro. Quiere jugar con Simon pero cada vez resulta ser un verdadero do-lor de cabeza. Cuando finalmente rompe los castillos de arena de Maria y su hermano, éstos no se lo pueden creer, ¡lo hiciste a propósito!, dicen los dos.

Esta mañana en casa de los abuelos hay mucha niebla. Simon y Gaspard se acaban de despertar y tienen la impresión de estar en una nube. Mientras se divierten en la niebla, los niños se topan con una vaca que camina por el patio. La abuela sabe que es Daisy que a menudo se pierde...

Simon y Gaspard quieren ayudar al abuelo a bañar a Elvis, pero al perro no le gusta bañarse y sale corriendo a esconderse. Simon y Gaspard intentan todo tipo de trucos para atrapar al perro, pero Elvis es un perro terco... Simon no se rinde...¡ésta es una misión para... Superconejo!.

Mientras mamá construye su maqueta de la galaxia en el taller, Simon y Gaspard juegan en el patio disfrazados de superhéroes. Papá les llama para bañarse antes de cenar, pero los conejitos antes tienen que completar su misión: encontrar estrellas para la maqueta de mamá.

Simon y Gaspard se han hecho una cabaña en el ático. La abuela les está terminando de leer un cuento antes de dormir. Una vez en la cama, Simon no quiere dormir, prefiere jugar con su linterna y hacer reír a Gaspard. De re-pente, estalla una tormenta y Gaspard se asusta.

Simón, Lea y Mateo están felices de volver a verse después de las vacaciones de Navidad. Todos recibieron super regalos. Lea, incluso, ha traído a la escuela su balón de fútbol y todos empiezan a jugar. En clase de dibujo Lea se da cuenta de que ha perdido un pendiente.

En la escuela, los conejitos ensayan sus bailes para el concurso de talentos. Lea y Sofía bailan super bien. Mateo y Simón son tan torpes que caen de culo al final de su coreografía y todos se ríen.

En la escuela, los conejitos juegan a "tira y afloja". Simón, Sofia y Olivia pierden contra el equipo de Mateo. Simón se queja, porque cree que Mateo tiene mejor equipo, y por eso le reta a un partido de fútbol, y en esta ocasión elige a Lea y Mamadou en su equipo.

Toda la clase irá a patinar al día siguiente. Simon está preocupado porque nunca antes había patinado, a diferencia de Lea y Mateo. ¡Está convencido de que son súper patinadores! Así que insiste a mamá que le lleve al parque a practicar. ¡Simon quiere ser tan bueno como Lea y Mateo!.

Es verano, Simon y Gaspard están de vacaciones en casa de los abuelos y están deseando ir a la playa, pero antes tienen que echarse la siesta. Su entusiasmo crece cuando la abuela les dice que les tiene preparado una sorpresa. Ahora si que Simon no puede echarse la siesta...

Simon dibuja sin darse cuenta en la pared. ¡Menudo lío!, porque imagina que a sus papás no les gustará. Con la ayuda de Gaspard, Simon hace todo lo posible por borrar su dibujo, pero sólo lo empeora.

Hoy la familia se va de vacaciones.Tienen un largo viaje en coche y han de apurarse para coger el barco que les lleve a la casa de los abuelos. Durante el viaje en el coche, Simon y Gaspard, a pesar de las peleas, se divierten mucho. Pero la aventura aún no ha terminado...

Simon y Gaspard están jugando a los superhéroes, desafiándose entre sí para descubrir quién es el superhéroe más fuerte del mundo, ¿Superconejo o Capitan Conejo?, ¿el que lleva la maceta a papá más rápido, el que tiene capa?... Es una decisión difícil porque los dos hermanos empatan en todo.

En la playa, Simon, Gaspard y María construyen un castillo de arena y para decorarlo necesitan unas conchas marinas que los dos hermanos van a buscar a un charco de agua. De repente, ven a una criatura de aspecto extraño.

Corren a decírselo a María pero un niño grande no les cree.

Toda la familia va en canoa por un lago de montaña. Gaspard se sube a una canoa con mamá y Simon en otra con papá. A Gaspard le gustaría estar con Simon, pero enseguida lo olvida cuando mamá le dice que van a ganar a papá y Simon en una carrera. La canoa de mamá y Gaspard avanza rápidamente...

Simon, Gaspard y los abuelos caminan por la montaña de camino a un lago para ir a nadar. Pero a medida que suben por el camino empinado, Gaspard se cansa y no quiere seguir. Para motivarlo, la abuela le cuenta sobre el legendario Popolino que no podrán ver si insiste en quedarse.

Simón y Maria están haciendo una carrera en la playa. El primero que toque la roca, gana, pero lo tocan al mismo tiempo y ambos piensan que han ganado. No queda elección; harán otra carrera y pedirle a Gaspard que sea el árbitro. Gaspard se enorgullece de serlo, pues es quien decide quién gana.

Mientras papá y mamá aún duermen, Simon se despierta e inmediatamente comienza a jugar al "pilla-pilla" con Gaspard. Los dos hermanos se divierten. Al rato, Mamá se levanta y juega con ellos, y cuando los atrapa es para darles un fuerte abrazo.

Cuando Simon y Mateo ven a mamá y papá jugando al bádminton, ellos también quieren intentarlo: ¡jugar con raquetas parece chupado! Pero no, es muy difícil hacer el birdie con estas raquetas tan grandes. Pero, Simon está decidido. Pero tendrá que esperar hasta después del almuerzo.

Simon y Gaspard están jugando en el parque cubierto de nieve cuando terminan metiéndose en una pequeña pelea y Gaspard ya no quiere jugar con él porque le llama niño chico. Gaspard se echa una amiga, Alicia, con la que va a jugar con su trineo. Simon comienza a buscar con quien jugar...

Simon está jugando con un planeador cuando ve el avión de cartón con ruedas que le ha hecho su papá a Mateo. Simon quiere probarlo, pero antes tendrá que ayudar a decorarlo y que Mateo lo pruebe primero. Simon acepta y lo empuja para que funcione.

Jugando a los superhéroes en el parque, Simon y Mateo se divierten salvando a un pájaro perseguido por un gato. Pero al hacerlo, se topan con Lola, que suelta su cometa y se va volando. Super Conejo y Super Mateo al rescate, le prometen que la recuperarán.

En la playa, Simon y Gaspard juegan al escondite. Gaspard está contando, Simon se esconde detrás de un barco viejo y abandonado varado en la arena y cuando aparece, hace que Gaspard salte, y al hacerlo, deja caer su mantita. Se ríen mucho, pero ya es hora de irse a casa.

¡Hoy es el día de Super Conejo! Eufórico, Gaspard se transforma rápidamente en Capitán Conejo.Los dos hacen un desayuno de superhéroes, y también cuando se cepillan los dientes.Ahora están listos para su misión del día: pero papá pone fin a su juego porque Simon tiene que ir a la escuela.

Simon, Lea y Mateo juegan con sus dinosaurios de juguete en la casita del árbol cuando, de repente, escuchan un extraño ruido que les asusta y salen corriendo. Mateo está tan asustado que dice que no volverá a jugar en la casita, porque hay un monstruo. Pero Simon está decidido a enfrentarse a él.

Simon y Gaspard se van de acampada con los abuelos. El abuelo está súper feliz porque les va a enseñar las hadas del bosque. A diferencia de Gaspard, Simon no cree en las hadas. Ha caído la noche y es hora de ir a visitar a las hadas, pero Simon todavía es bastante escéptico...

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