Hoy Duggee les ha empezado a leer a las ardillas una de las aventuras de los cómics del inspector Perruno. Como la historia está inacabada Duggee les propone a las ardillas que sean ellos mismos quienes dibujen el final.

Duggee les enseña a las ardillas el significado de los antónimos: una palabra que significa lo opuesto a otra y les anima a que ellos mismos descubran antónimos por su propia cuenta.

Después de un agotador día de juegos, la mejor recompensa es tomar un vaso de leche con ricas galletas mientras Duggee les cuenta el cuento de un perro llamado Galletita. El cuento no les parece demasiado interesante a las ardillas y deciden adaptarlo con sus propias ideas.

Las ardillas descubren la vieja emisora de radio de Duggee, desde la que emitía un programa de música, recibía llamadas e invitados y daba las noticias. Tuvo que dejarlo porque se puso de moda otro programa y la gente dejó de escucharlo.

Duggee les enseña a los niños las diferentes clases de queso, entre ellos, los que guarda en su colección privada de quesos. Pero Roly abre sin querer la campana que guarda el Barkminster blue, el queso más oloroso de todos.

Duggee les descubre a los niños que los árboles están rebosantes de vida.

Hoy Duggee y las ardillas con sus familias van a pasar un día fuera. Duggee conduce el autocar que les llevará a un lugar muy especial para hacer un picnic muy divertido. Aunque al principio el sitio parece que no es nada del otro mundo, pronto empiezan a descubrir que es un sitio asombroso.

Hoy es un día especial porque Duggee y las ardillas van a hacer una visita a los colibríes, otro club de niños igual que ellos.

Hoy es el día libre de Duggee y le espera un día muy divertido. Las ardillas están en sus casas con sus familias y él disfruta de su casa en soledad.

Duggee les enseña a las ardillas a contar una historia para que tenga sentido. Tienen que comenzar contando el principio, evitando dar rodeos y exagerar para que no sea todo demasiado confuso. Lo hacen tan bien que ganan la insignia de Qué ha pasado.

Las ardillas piden ayuda a Duggee para construir la casa del club con bloques. Por más que lo intentan, su construcción siempre termina derrumbándose. Cada uno, según su imaginación, empieza pintando los planos que luego pondrán en práctica para realizar la casa de sus sueños.

Las ardillas aprenden a contar hasta 100. Con la ayuda de Duggee, que tiene la insignia de contar, empezarán contando en grupos de 10, hasta conseguir contar diez veces 10.

Duggee enseña a las ardillas a hacer perfume. Primero, cada uno tiene que encontrar sus olores favoritos; a continuación tienen que extraer la esencia de lo que han recogido para terminar mezclando bien los ingredientes. Los resultados son asombrosos.

Mientras las ardillas hacen tiempo para que se enfríen unas galletas recién horneadas, salen a dar un paseo. Caminan tanto por el bosque que se alejan mucho de casa, pero Duggee tiene la insignia de la dirección y sabe cómo orientarse para volver.

Las ardillas están muy contentas porque se va a celebrar la feria de verano. Pero Eugene ya no quiere encargarse de organizar la feria y hay que convocar nuevas elecciones para nombrar un nuevo responsable.
 

Duggee y las ardillas están invitados a la gala Blanco y negro del rey Tigre. Pero las ardillas se aburren un poco en las fiestas de los mayores. Inesperadamente, surge un misterio que sacude su aburrimiento: el rubí rojo de la corona del rey Tigre ha desaparecido.
 

Duggee invita a las ardillas a jugar a su golf loco, un juego que practica con sus amigos una vez al año. Consiste en golpear la pelota y hacerla pasar a través de un montón de objetos locos hasta meterla en un agujero. Las ardillas se divierten imaginando y creando sus propios hoyos locos.
 

Tino, el ratón artista, está preparando un espectáculo artístico en el que quieren participar las ardillas. Para eso, cada uno debe encontrar la inspiración basándose en sus propios gustos y así lograrán crear una magnífica obra artística.