(Música)

Hola, "clanners",

bienvenidos al programa de hoy.

Hoy tenemos un programa de risa.

-¿Risa? Me encanta la risa.

Nacho Mapacho, ¿te gusta reírte?

¡Uh, me apasiona!

Venga, di algo gracioso.

-¿Algo gracioso?

Pues no se me ocurre nada ahora mismo.

(RÍE)

¡Qué gracioso, James!

¿Lo ves? Venga, di algo más.

-Pero si no he dicho nada gracioso.

Además, que yo soy profesor, yo no me dedico a la comedia.

(RÍE)

¿Qué? No lo pillo.

¿Qué es la comedia? -La comedia es el tema de hoy.

A ver, ¿cómo te lo explico?

¿Te suena la tragedia?

-Eh... Me suena, sí.

¿Sé lo que es? No.

¿Quiero sandía? Mucha, por favor.

-Son géneros teatrales.

La tragedia suele ser triste y acabar mal.

Y la comedia suele ser graciosa y acabar bien.

Ah, entonces, ¿la comedia no se come?

-No, mira, a ver, ¿has visto alguna vez una peli de risa?

-¡Uh, pues claro! "Los mapaches en Madagascar".

Te partes de risa.

En serio, James, tienes que verla.

Y la 2, es mucho mejor.

-Pues mira, esa peli es una comedia.

A ver, ¿y sabes quién inventó la comedia y la tragedia?

-Eh... Seguro que alguien muy, pero que muy inteligente.

Ya sé, un mapache. -No, un mapache no.

Atento.

¿Cómo están ustedes?

¿Qué, os gusta que os hagan reír?

A mí me encanta.

Eso sí, no me gusta reírme de los demás,

prefiero reírme con los demás.

(RÍEN)

Hola, niños y niñas. ¿Cómo estáis?

Os voy a contar hoy la trágica y divertida historia

de aquellos que se dedican a repartir sonrisas entre la gente.

La historia de los cómicos.

Regalar sonrisas nunca fue un trabajo fácil.

Los chistes, el humor, las bromas, a veces, son complicados.

Pero al ser humano, desde siempre,

nos ha gustado echarnos unas buenas risas.

En aquellas noches oscuras en las cavernas de la prehistoria,

alrededor de un fuego...

(Pedo)

Pero ¿quién ha sido?

¡Valentina!

Más tarde, en la antigua Grecia,

empezaron a desarrollar el género cómico en el teatro,

que también inventaron en Grecia, era la comedia.

Y allí utilizaban a actores

porque se pensaban que las mujeres no teníamos gracia.

¡Desde luego!

Para hacer la comedia en el teatro griego,

utilizaban máscaras como estas que tengo aquí.

Las máscaras y los disfraces siempre son buenos para hacer reír.

¿Veis? Me pongo una peluca y una nariz

y ¿qué me decís, griegos, a que sí que tengo gracia?

(RÍE)

Los personajes cómicos evolucionaron a lo largo de la historia.

En la Edad Media, aparecen los bufones,

que eran los que hacían reír

a los reyes y a los emperadores en los palacios.

En el siglo XIX, la pantomima,

que venía de la época de los griegos y romanos,

da origen a los payasos,

que viven en un mundo libre y lleno de imaginación y sin reglas.

Ellos actuaban en grandes teatros.

(Aplausos)

A ver si estáis atentos.

Vamos a repasar.

Muy bien, en el teatro griego.

¡Uh!

Os hago otra pregunta.

Muy bien, en la Edad Media.

Bien, veo que estáis superatentos a toda esta explicación.

Vamos a continuar.

Más adelante, en el siglo XIX, aparece el music hall,

son teatros de variedades.

Ahí los cómicos iban de un lado a otro

representando un montón de números diferentes.

Cantaban, bailaban, hacían imitaciones,

hacían números de mímica, de malabares...

Bueno, era una vida supersacrificada, ¿eh?,

de un sitio a otro, sin un lugar fijo...

Buah, ya os he dicho al principio de toda esta historia

que el humor no fue cosa fácil.

Y en esto, llegó el cine,

que al principio era mudo.

¿Y esto qué quiere decir?

(Música)

Esto le vino fenomenal a todos esos artistas

que habían estado repartiendo sonrisas en silencio, sin hablar,

como, por ejemplo, Charles Chaplin o El Gordo y el Flaco.

Y poco a poco, fueron apareciendo otros artistas cómicos

que actuaban en películas, como los hermanos Marx.

Y con el cine, llegaron ya los dibujos animados,

pero de eso no os voy a contar nada, que sé que sois unos expertos.

¿Os habéis dado cuenta

cómo ha evolucionado todo el mundo de los cómicos,

desde los orígenes en Grecia hasta nuestros días?

Bueno, chicos, os voy a dejar, que tengo ahora una actuación.

No sé si os he contado que yo soy una malabarista profesional.

Nos vemos pronto.

(RÍE)

-¿De qué te ríes, Nacho?

-Ah, nada, de un chiste que me contaron el otro día

y me ha venido a la mente de repente.

-Ah, vale, qué bien. Bueno, cuéntamelo.

-¡Uh, es buenísimo!

Mira, esto es un mapache, un gato y un perro que entran en un bar.

Y entonces, le dice el mapache al gato: "Oye, gato".

Y entonces, le dije:

"Mamá, yo no quiero ser cartero, yo quiero ser artista".

Y mi mamá se enfadó y llamó a mi tía Mapachita y le dijo...

-Para, para, para, Nacho.

¿Y el chiste?

-¿El chiste? Ah, sí, el otro día me contaron uno buenísimo.

Esto es un mapache, un perro y un gato...

-Pero, Nacho, ¿qué tipo de chiste es ese?

Llevas media hora contándome una historia larguísima.

-Pues eso, un chiste.

-Pero ¿tú sabes qué es un chiste? -Pues claro que lo sé,

una historia muy, muy larga, que da mucho sueño.

Venga, que te cuento otro.

Esto es un mapache... -Anda, anda, Nacho.

Mira, mejor que Juan Carlos nos cuente qué es un chiste,

pero de verdad. Mira.

Hola, chicos y chicas.

Mi profe decía que la mejor forma de empezar una clase

es contando un chiste.

Mira, que te cuento uno.

Le dice un amigo a Jaimito:

"Oye, ¿viste anoche el apagón?"

Dice: "Que va, tío, si en mi casa se fue la luz".

(Risas)

¡Pues claro! No pudo verlo por eso,

porque un apagón, y en apagón se va la luz.

Otro chiste.

Dice: "Mamá, en el cole me llaman el distraído".

Dice: "¡Jaimito, que tú vives en la casa de enfrente!"

(Risas)

Vaya cabeza que tiene Jaimito, no se entera de nada.

(RÍEN)

A todos nos gustan los chistes.

Recuerda que en un cuento o en un poema

lo más importante son las emociones.

Y la alegría es una de esas emociones.

Por eso nos gustan tanto los chistes.

No es nada fácil inventar un chiste, porque ¿qué es lo que nos hace reír?

Pues no lo sabemos muy bien.

Además, muchas veces, un buen chiste depende de cómo se cuente.

Lo bueno que tiene es que, como sabemos muy poco,

podemos investigar mucho.

¡Uh!

Ahora que lo pienso...

Puede ser que en la sorpresa esté la clave,

cuando aparece algo totalmente inesperado.

Venga, te cuento otro chiste.

¿Sabes cuál es el colmo de un calvo como yo?

¡Tener ideas descabellados! (RÍE)

(Abucheo)

(Canto de pájaros)

¡Que no me pasó nada, hombre! ¡Que era broma!

Bueno, pues ya hemos encontrado algo que nos puede servir.

Si quieres hacer un chiste, tienes que plantear una situación

y después resolverla de una manera totalmente inesperada.

Por ejemplo, va un caracol y derrapa.

(Risas)

Pero ¿cómo va a derrapar un caracol? ¡Si va superlento!

Mira, otro chiste que acaba con una situación inesperada.

Llega un chico y sube al bus y le pregunta:

"¿Cuánto cuesta el bus? -1 euro".

Y dice: "Pues venga, que se bajen todos, que me lo quedo".

(Risas)

Es que me mondo, soy buenísimo.

Antes de acabar, vamos a hacer un repaso final.

Antes de irme, te voy a contar el último chiste.

Le dice un padre a su hijo: "Anda, baja del coche

y mira a ver si funciona la intermitencia.

-Ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no".

(Abucheo)

¡Venga, vale, vale!

¡Que ya me callo, ya no cuento más, lo prometo!

Hasta la próxima.

(Canto de pájaros)

Ahí no, un poco más arriba.

A la derecha.

A mi derecha.

Ahí, por ahí, por ahí. (RÍE)

-¿Qué pasa, Nacho? -No sé, me estabas rascando

y de repente, me ha entrado una risa...

-Pero si solo te estaba rascando aquí.

(RÍE)

-Ah, ya sé lo que ocurre.

¿Qué has hecho? ¿Me has roto?

-Ay, tranquilo, Nacho, que no te he roto.

-Entonces, arréglame.

-Relájate, lo que te estaba haciendo son cosquillas.

-Ah, me has hecho rosquillas,

qué bien, porque me estaba entrando hambre.

-Rosquillas no, cosquillas.

¿No sabes lo que son?

Mira, no te preocupes,

porque Orilo y Arlequina nos lo enseñan.

-¿El qué, las rosquillas?

Pero, Arlequina, ¿qué haces ahí tan concentrada?

-Orilo, hay algo que llevo un montón de tiempo preguntándome,

¿por qué las cosquillas dan risa?

Y estoy haciendo una investigación al respecto,

a ver si me entero un poco mejor. -Mira, da mucha risa.

(RÍEN)

-¡Ay, para, para, para, para, para!

-¿Qué es lo que has encontrado, Arlequina?

-Bueno, sabes que por toda nuestra piel

hay terminaciones nerviosas, ¿verdad?

Terminaciones nerviosas que nos permiten tocar las cosas,

nos permiten notar le calor, notar el dolor...

Pues esas mismas terminaciones nerviosas

también notan cuando alguien nos hace cosquillas,

y envían esa información directamente al cerebro,

que interpreta lo que está pasando en neutra piel.

-Claro, la piel envía la señal al cerebro

y el cerebro dice:

"¡Que alguien te está haciendo cosquillas, "desorílate" de risa!"

(RÍEN)

(RÍEN)

Y te ríes, pero, ojo, cuidado,

porque depende mucho de quien te hace cosquillas, ¿eh?

Si te lo hace alguien al que conoces, te puedes reír,

pero, como venga alguien al que no conoces,

encima, así, sin avisar, que intente hacerte cosquillas,

a mí, de risa, nada de nada.

Más bien, me dan ganas de quitármelo de encima.

-Hombre, porque las cosquillas te las tiene que hacer alguien

pues con quien tengas mucha confianza.

-Exacto. -Para que te dé risa.

-Claro, porque las cosquillas son también un juego.

¡Uh!

Y esto, Orilo, me lleva a mí a otra pregunta.

-Uy, Arlequina, pero que te estás poniendo ahí muy concentrada.

No, no, no, no, no, esto hay que relajarlo como sea.

Mira, con cosquillas, ¿eh?

¿A que estás más relajada ahora? -Ay, sí.

-¿Has visto? ¿Eh? Muy bien, perfecto.

-No, no, pero sigue, sigue, yo podría estar así toda la tarde.

-Lo sé, lo sé, Arlequina, pero no puede ser.

Oye, una pregunta,

¿por qué estas cosquillas que te he hecho

te han relajado, pero no te han hecho reír?

No te has "desorilado" de risa.

Qué buena pregunta, Orilo,

porque hay dos tipos de cosquillas.

Unas cosquillas que son más suaves y que no te hacen reír,

aunque te da mucho gustillo cuando te las hacen,

y eso sí, te las puedes hacer tú mismo y funciona.

-Y hay otras cosquillas que son un poco más fuertes

que son las que te dan muchísima risa,

que esas, no vale si te las haces tú mismo,

no, no, no funciona, te las tiene que hacer otra persona.

-¿Estás segura, Arlequina...? -Totalmente.

-¿...que no puedes hacerte cosquillas de la risa a ti misma?

-Que de verdad que no. Mira, Orilo, levanta el brazo.

Ahora coge las plumas y hazte tú mismo cosquillas.

-A ver.

-¿A que no funciona?

Pero ya verás, deja el brazo levantado

y así, sin que te lo esperes, ¡toma!

(ORILO RÍE)

-¿A que ahora sí? Claro. -Que me "desorilo".

-Bueno, aparte de necesitar una duchilla, Orilo, ¿eh?,

te digo que las cosquillas te las tiene que hacer otra persona,

que te pillen un poco por sorpresa y que sea parte de un juego.

Oye, Arlequina, ¿y tendré cosquillas en otras partes del cuerpo?

-Ay, pues vamos a buscarte las cosquillas, Orilo.

-¡Ay, sí, sí, sí! -Venga, trae para acá esos pies,

a ver si tienes ahí cosquillas.

Y vosotros, vosotras, desde casa, buscaros las cosquillas,

dónde tenéis más cosquillas... ¡Uy, Orilo!

A ver, a ver, a ver. Parece que en los pies.

Nosotros nos vemos en la próxima aventura.

¡Adiós!

(ORILO RÍE)

¡Tachán!

-¡Guau, te queda muy bien!

-Lo sé. Mira, que te cuento un chiste.

¿Qué le dice un mapache a un profesor?

-No lo sé. A ver, dime.

-Un chiste. ¿Qué le dice un mapache a un profesor?

-Ya te he dicho que no lo sé. A ver, dime... ¡Ah! (RÍE)

Que eres el mapache y yo, el profesor, ahora lo pillo.

Oye, pues no está nada mal.

-Lo sé. Por eso voy a hacerme cómico profesional.

Lo malo es que es el único chiste que me sé.

¿Cómo puedo inventarme otro?

-Pues mira, podrías pensar en problemas absurdos

y buscar soluciones graciosas.

-¡Ah, claro! ¿Cómo no se me había ocurrido?

Problemas absurdos y soluciones graciosas.

-No sabes cómo hacerlo, ¿verdad?

-Ni "mapacholera" idea.

-No te preocupes, mira, Miguel nos lo enseña.

Hola, "matemaniacos" y "matemaniacas", ¿qué tal?

Ya saben lo mucho que me gusta resolver problemas matemáticos.

Pero hay algunos que tienen resultados disparatados,

les voy a poner algunos ejemplos.

Un grupo de 41 estudiantes se va a ir de excursión

y ha reservado dos autobuses de 20 plazas cada uno.

¿Cómo repartimos a los estudiantes?

Pues vamos a hacerlo con unos dibujitos,

vamos a apoyarnos en unos dibujos.

Tengo el primer autobús con las 20 plazas

y tengo el segundo autobús con las 20 plazas.

Entonces, vamos a ir repartiendo

los 41 estudiantes en las plazas del autobús.

Voy a irme al primer autobús y digo:

"El primer estudiante, el segundo, el tercero, el cuarto..."

Así hasta completar los 20.

Me quedan 21 estudiantes.

Pues vámonos al segundo autobús.

Otro estudiante, aquí otro, otro, otro, otro, así...

¿Y qué pasa?, que llego hasta el 20.

Y 20 y 20 son 40.

¿Y qué pasa? Que me queda un estudiante

sin montar en ningún autobús.

¿Y qué hago con él?

Que no, qué locura,

¿cómo voy a dividir al estudiante por la mitad?

Tampoco se puede quedar sin ir a la excursión.

No, no, lo que tengo que hacer es reservar otro autobús.

Porque, a veces, en estos problemas de repartir,

no siempre las cuentas salen exactas.

Lo tenemos que tener muy en cuenta.

Ya saben, para que no pasen esas cosas,

tanto para ir a una excursión, como para organizar un cumpleaños,

tenemos que organizarnos primero y saber cuánta gente va a venir,

para pensar, por ejemplo,

cuántos perritos calientes tengo que comprar.

Ahora les voy a proponer otro enunciado que es muy curioso.

Vamos allá.

El enunciado dice así:

Y el número que nos aparece en letra es setenta y siete.

Voy a darles dos respuestas.

Una respuesta es 77, con números,

y la otra respuesta es 78.

¿Creen que hay alguna incorrecta o las dos son correctas?

Yo creo que las dos son correctas, ¿a que sí?

¿Por qué? Porque la clave está en "el siguiente".

"El siguiente" se puede entender como el número que nos muestra,

como puede ser setenta y siete, en letra, nosotros ponemos 77.

Y podemos pensar que es el que viene,

"el siguiente" puede ser el que viene.

Entonces, ponemos 78.

Y por eso las dos son correctas.

¿Te han parecido divertidos?

Ya ven que hay algunos enunciados que te pueden llevar a la confusión.

Recuerden, las matemáticas están llenas de sorpresas.

Hasta la próxima, "matemaniacos" y "matemaniacas".

(NACHO) Con ustedes, el mapache más gracioso del universo,

¡Nacho Mapacho!

Gracias, gracias. Me lo merezco.

-Nacho Mapacho, ¿qué haces?

-Nada, estoy ensayando mi primera obra de teatro.

La estreno mañana. Estás invitado.

La entrada solo cuesta una sandía y un poco de basura.

-Estupendo, claro que voy a ir. ¿Y de qué trata la obra?

-Pues es una comedia.

-No, claro, pero digo que de qué va.

-Pues no lo sé, estoy ensayando el principio,

que es solo lo que tengo.

-¡Oye, pero si es mañana!

¿Te va a dar tiempo a escribir una obra entera?

-Pues...

¡No! ¡Socorro, James!

¡Ayúdame! ¡No me da tiempo a escribir una obra entera!

-Menos mal que tenemos a Orilo y a Arlequina,

que nos van a enseñar cómo escribir una obra cómica.

Mira, atento, que te va a hacer falta.

(VOCALIZA)

-Orilo, Orilo, Orilo, ¿qué haces?

-Estoy calentando la voz, Arlequina,

porque tengo que ensayar.

-¿Un ensayo? Qué chulo, ¿no?

¿Y qué vas a ensayar, algún experimento?

¿Algún experimento con sonido?

-No, no, Arlequina. -¿No?

-Que tengo que hacer una obra de teatro.

Me han pedido que haga un número cómico.

Y claro, lo tengo que ensayar.

-¡Toma! ¿Y qué vas a hacer?

-Pues no lo sé, aún no lo tengo claro.

-¿Cómo que no lo tienes cla...?

¡Pues ya tenemos reto!

¡Vamos a crear una escena cómica que puedas representar, Orilo!

-¡Sí! -¿Qué te parece? ¿Estás preparado?

-¡Sí! -¡Pues vamos allá!

Arlequina, estoy deseando tener mi escena cómica.

Vamos a empezar por el principio,

hay que crear un personaje.

-Ay, sí, creemos un personaje.

Tiene que tener una personalidad real,

que parezca un personaje de verdad,

pero que tenga atributos cómicos.

¿Cuál de estos tres personajes creéis que va a ser el más cómico?

Un atleta al que todo le sale bien,

una persona normal que nunca se equivoca

o un cocinero un poquito torpe y despistado.

¡Claro! El cocinero torpe y despistado.

Porque así puede vivir

un montón de aventuras que sean muy graciosas.

-Vale, Arlequina, pues representaré a un cocinero muy despistado.

Pero claro, algo le tiene que ocurrir para que sea cómico.

Tenemos que diseñar el conflicto.

-En el conflicto, tienes que imaginarte

una situación en la que quieres hacer algo,

pero que, cuando lo vas a hacer, sucede otra cosa y te sabe todo mal.

Eso nos hace muchísima gracia.

Eso sí, no te hagas daño, ¿vale?, porque no nos gusta nada

ver gente que lo pasa mal, que se hace daño;

nos gusta ver gente a la que las cosas no le salen bien.

-Arlequina, creo que lo tengo.

Si soy un cocinero muy despistado,

puedo estar preparando

la tarta de tu cumpleaños.

Fíjate. Lo que pasa es que, mientras la estoy preparando,

me doy cuenta de que es tardísimo.

¡De que no voy a llegar a tu fiesta!

(Música de cine mudo)

(RÍE) ¡Vaya tartazo te has pegado!

(RÍE) ¡Cómo te has quedado!

Orilo, que tienes algo, hazte así.

(RÍE) -Qué mal. -Hazte así.

Ya veis, este es un conflicto, una situación,

que nos hace mucha gracia.

Tenéis que buscar algo similar.

Pues que os vais a sentar en una silla y alguien os la quita

o que os resbaláis con una cáscara de plátano.

No os hagáis daño, por favor, tiene que ser de mentirijilla, ¿vale?

¡Ay, Orilo! -Arlequina, creo que vamos a buscar

una situación un poco menos peligrosa, ¿vale?

-Vale.

¡Perfecto, Orilo!

Oye, oye, oye, y si te doy esta caja,

¿qué se te ocurre hacer?

Ay, ay, pues yo creo

que podrían estar persiguiéndome unos malvados

y para huir de ellos, necesito esconderme en la caja.

-Vamos, vamos, a ver cómo te escondes, Orilo.

(RÍE) ¡Pero no cabes!

La cabeza primero, Orilo.

No te hagas peloti...

(RÍE) ¡Ay, lo que te vas a aburrir ahí dentro!

¡Orilo, que la estás liando!

Oye, oye, oye, una cosa,

no se te olvide nunca mantener el contacto con el público.

Cada vez que te intentes meter en la caja, mira a tu público,

pero míralos como diciendo: "Pero ¿por qué no me puedo meter?"

Y luego lo intentas de una manera más loca todavía.

-Me parece genial, Arlequina.

Creo que ya tengo mi escena cómica preparada.

-Espera, espera, espera, espera,

que nos queda lo más importante, el final.

¿Qué final se te ocurre?

-Ay, pues podría, por ejemplo,

ponerme la caja en la cabeza,

y así los malos pues no me ven, mira.

-Bueno, tú te crees que no te ven.

Pero, Orilo, Ori... -¡Uy!

-¡Orilo, ten cuidado!

¡Ay, me encanta el número que te ha quedado, Orilo!

Oye, ¿me invitarás a tu función? -¿Cómo invitarte?

Te voy a guardar entradas en primera fila.

-¡Sí!

-Eso sí, tienes que reírte muy fuerte.

-Yo me río la que más fuerte de todas, no te preocupes.

Y desde casas, ¿preparados para hacer la escena cómica?

Con eso ya estaréis preparados.

-Nos vemos en nuestra siguiente aventura.

-¡Chao! -¡Adiós!

Entonces, le dije, le dije:

"¡Oh, una radio no! ¡Un jabón!"

(Risas y aplausos)

-¡Muy bien, Nacho! ¡Bravo!

-Gracias, gracias.

Eso es todo, amigos. Nos vemos en la próxima.

Y así terminaría, ¿qué te parece?

-Muy bien, Nacho, ya eres un auténtico cómico profesional.

-Gracias, James. Tú tampoco estás mal como público.

Pero puedes mejorar, la próxima vez aplaude más fuerte y más rápido.

-Vale, gracias, intentaré recordarlo.

-¿Sabes qué estoy pensando?

Quizá necesite un compañero en el escenario.

-Ah, ¿para formar un dúo cómico, juntos en el escenario,

compartiendo las gloriosas risas y los aplausos?

Sería un honor, Nacho.

-No, lo digo para recoger los ramos que me tiren en el escenario.

(RÍE)

Oye, que se nos hace tarde.

-¿Tarde? ¿Empieza tu obra?

-No, se nos escapan las noticias.

Empieza "Está 'mapachando'".

Bienvenidos y bienvenidas a "Está 'mapachando'".

El noticiario mapache

que da las noticias "pache" lo que "pache".

Buenas noticias, Nacho Mapacho,

el cómico más gracioso de la galaxia,

presenta este programa.

Malas noticias, también sale un señor con barba.

Hola, James, ¿qué tal?

-Hola, Nacho. Pues mira, muy bien...

-Muy interesante, ya me lo cuantas por email.

Buenas noticias, después de ver este programa,

animales de todo el mundo se han aficionado a la comedia.

(RÍE)

(RÍE)

Sigue, sigue.

Graban un experimento social

para ver cómo es de contagiosa la risa de un desconocido.

Los creadores del canal de YouTube, 100% Entertainment,

hicieron un experimento que consistía en eso,

un hombre se sube en un tren

con unos pasajeros que están siendo grabados sin saberlo,

y empieza a reírse.

Mira cómo reaccionan los demás pasajeros

sin saber de qué o por qué se están riendo.

(Risa)

(RÍE)

¡Qué gracioso! ¡Se ríe todo el mundo!

-¿A que sí? Si es que no solo te sientes genial cuando te ríes,

sino que, con tu risa, puedes hacer que los demás también se rían.

-Reírse es "mapachionante".

-Claro, por eso se hacen tan famosos

los vídeos donde sale gente en internet riéndose.

Como este.

Este vídeo se hizo muy famoso en internet rápidamente.

A esta niña le da la risa floja

al ver cómo su perro intenta explotar todas las pompas de jabón.

Es casi imposible verlo sin reírse.

(RÍE) ¡Qué gracioso!

(RÍE)

James, ¿sabes lo que también es muy gracioso?

-No, ¿el qué?

-¡Mi nuevo monólogo!

Atención, que te vas a tronchar.

Y, además, hablo de ti.

-¿De mí?

Mapaches y mapachas, con todos ustedes,

el mapache más gracioso de la televisión,

(Aplausos y vítores)

¡Nacho Mapacho!

Gracias, gracias. Me lo merezco.

(Aplausos y vítores)

Bueno, pues ya estamos aquí.

El otro día fui a comer a un restaurante con mi primo.

Bueno, en realidad, al cubo de basura de su barrio.

(Risas)

Estábamos a punto de entrar,

y cuando abrimos la tapa de la basura,

salió disparado un gato a 200 kilómetros por hora.

Bueno, exagero un poco.

(Risas)

Miramos el cubo y mi primo me mira y me dice:

"Aquí había gato encerrado".

(Risas)

En serio, así pasó.

(Aplausos)

Cambiando de tema, James Van Der Lust, qué tío, ¿eh?

Presentador de un programa de televisión, "youtuber"...

¡Profesor!

Se podría decir que tiene mucha clase.

(Risas)

Es un crac.

Además, le gusta comer sanísimo.

Sí, en serio.

Desde que como de su cubo de basura,

he adelgazado, por lo menos, tres kilos.

(Risas)

Bueno, "mapachavales", habéis sido un público estupendo,

pero tenemos que ir terminando.

Me despido con un chiste.

Se abre el telón y aparece un mapache contando chistes.

¿Cómo se llama el programa?

¡"Aprendemos en Clan"!

(RÍE)

¡Hasta otra!

(Aplausos y vítores)

"Clanners", nos tenemos que ir.

Y recordad, reírse y hacer reír es la mejor forma de vivir.

Hasta pronto.