Es un hombre de campo, de sabiduría honda. Sus tierras, y sus cultivos, han encontrado relevo, así que la tradición no se pierde. Fue alcalde de Villalpardo dos legislaturas. “Y conseguí algunas cosas, como montar una escuela de música”, recuerda con orgullo.
Es el encargado de recoger la producción de almendra. “No solo de Villalpardo. También de los pueblos de alrededor”, explica. “Hay zonas, como la del río, que son de producción segura, porque están protegidas de las heladas”, cuenta como apunte técnico.