Los grandes temas

Pinche sobre cada uno de los asuntos para conocer la postura de los partidos. Opinión de los candidatos

Los inmigrantes renuevan España

Espacio reservado para publicidad

MARIO VALLEJO
En la precampaña electoral, el PP ha avivado el debate al proponer que los inmigrantes se comprometan por escrito a integrarse para poder renovar sus papeles. El compromiso consistiría, sin más precisiones, en "cumplir las leyes, respetar las costumbres de los españoles, aprender la lengua y pagar los impuestos". También ha planteado un "visado por puntos". El resto de partidos ha rechazado esta idea, en la que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ve un "tufo de xenofobia".
Se trata de un debate inédito en una España tradicionalmente emigradora, pero que en apenas dos generaciones se ha convertido en el segundo país del mundo que más inmigrantes recibe, tras Estados Unidos, según un reciente informe de la Fundación BBVA. A España están llegando últimamente casi tantos emigrantes como a los otros 26 países de la UE juntos. El fenómeno tuvo su punto de partida en el año 2000, cuando por primera vez el censo de extranjeros registró un aumento de seis cifras en un año. Desde entonces hay más de 300.000 nuevos españoles en cada revisión del padrón. Diferentes informes concuerdan en que la mayoría acaba instalándose definitivamente en España.
El 1 de enero del 2007 había 4.519.554 extranjeros censados en España, el 10% de la población total. Esto convierte ya a España en el país de la Unión Europea con mayor tasa de inmigrantes. Por nacionalidades, los procedentes de Marruecos son los más numerosos (582.923), seguidos de los rumanos (527.019), ecuatorianos (427.099), británicos (314.951) y colombianos (261.542). En cuanto al número de inmigrantes que no están regularizados, las cifras difieren según las fuentes. El cálculo más sencillo se hace comparando el número de permisos de residencia con el de inmigrantes empadronados. En enero de 2007, esa diferencia arrojaba un saldo de 690.000 sin papeles. El Instituto Nacional de Estadística calcula que en 2015 habrá cuatro millones de inmigrantes más (para una población total de 50 millones). A partir de entonces se prevé que descienda el ritmo de entradas, aunque todo dependerá de la marcha de la economía.
En búsqueda de la prosperidad

El verdadero efecto llamada para quienes escogen España como país al que emigrar no es otro que la prosperidad económica. Pero el camino está plagado de obstáculos. Los que no tienen papeles, no tienen derechos laborales, y quienes disponen de ellos, realizan mayoritariamente actividades poco productivas e intensivas. CCOO denuncia que "la falta de una política de inmigración comprometida ha dejado la planificación de la acogida en manos del mercado que, obviamente, busca el beneficio a corto plazo". En tanto, y dada la escasa natalidad española, los empresarios siguen precisando mano de obra extranjera, hasta el punto de que los expertos hablan de "creciente dependencia de la inmigración".

Por su parte, el Gobierno pretende que la contratación se haga en los países de origen. Pero quienes están decididos a dejarlo todo, no entienden de burocracia, se ponen en manos de mafias y hasta se juegan la vida por llegar a Europa. Un salto que en términos de renta es uno de los más grandes del mundo: sólo 15 kilómetros al sur de la Península Ibérica, en Marruecos,la gente vive con una duodécima parte de los recursos que en España.

El drama de las pateras

La llegada de pateras es la imagen más impactante de la inmigración, pero los expertos coinciden en que a las costas sólo arriba el 5% de los clandestinos.

La colaboración con Marruecos en la última legislatura ha cortado esa vía. Pero en el verano de 2005, cientos de inmigrantes se concentraron en los alrededores de los enclaves de Ceuta y Melilla y asaltaron sus vallas. Al menos 11 personas murieron en circunstancias no aclaradas por Madrid ni Rabat.

Las pateras se centraron entonces en la ruta a Canarias, que quedó desbordada en 2006. Las autoridades detuvieron sólo ese año a 39.225 clandestinos intentando alcanzar las costas españolas. Tras el refuerzo de la vigilancia, las mafias desplazaran sus bases cada vez más al sur, hasta Senegal -algunas travesías superan los 2.000 kilómetros-. En 2007, el tráfico de pateras descendió a menos de la mitad. Pero el balance de muertos sigue en alza, hasta 255 en los 10 primeros meses del año pasado y sin contar los desaparecidos -medio centenar sólo en un naufragio, el más grave del que hay constancia-.

Balance de la legislatura

En su programa electoral de 2004, el PSOE proponía un pacto de Estado en materia de inmigración. El 26 de octubre de ese mismo año, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero logró el primer gran acuerdo social de la legislatura -con la patronal y los sindicatos- y abrió un proceso extraordinario de regularización. El Partido Popular se opuso porque consideró que la regularización masiva generaba un "efecto llamada".

El proceso de "normalización", a grandes rasgos, ofrecía papeles a los inmigrantes que llevaban medio año empadronados en España y que tuvieran un precontrato de trabajo. En total, casi 600.000 personas regularizaron su situación. La otra gran medida del Gobierno ha sido lograr la colaboración de los países africanos para contener la inmigración ilegal. El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación ha condicionado sus ayudas a que los países acepten las repatriaciones.

En cuanto a la integración de los inmigrantes, una evaluación de la UE señala dos lagunas del Estado español: el acceso a la nacionalidad y la participación política. Ahora, uno de cada seis niños que nacen es de padres extranjeros, pero sólo los de la segunda generación -los hijos de quienes ya han nacido en España-, son naturalizados automáticamente. Y mientras, los no nacionalizados seguirán sin poder votar -salvo los comunitarios para las municipales-.