Domingos a las 10.00 h.
Subtitulado por Accesibilidad TVE
(Música)
Yo también estoy encantada de estar aquí
compartiendo este programa con vosotros,
como todos los años.
Desde luego, no pueden ser más distintas.
Pero bueno aquí seguimos luchando
porque merece la pena seguir luchando por una campaña como esta
y gracias a vosotros, por también, ayudarnos a difundirla.
Es el lema de este año:
contagia solidaridad para terminar con el hambre.
Llevamos un año que la palabra contagio es la palabra más odiada,
y tenemos que darle la vuelta a esa palabra, a ese contagio,
se puede contagiar algo positivo,
solidaridad, porque es la manera de acabar con el hambre,
porque solo hablamos del covid,
pero no estamos hablando de la, realmente pandemia,
que lleva muchísimos años,
muchos más que este covid este último año,
la pandemia del hambre y de la pobreza.
Se habla de unos 100 millones de personas
que están contagiados de covid en el mundo
y, afortunadamente, la mayor parte de ellos,
a pesar de unas cifras horribles de muertos,
pero se están recuperando y habrá vacunas
y se controlará esta enfermedad.
Pero es que ahí vamos a llegar a 800 millones de personas
que pasan hambre en el mundo,
800 millones que, este año, porque se ha incrementado la cifra,
llevamos desde el año 2014 que, año a año, se va incrementando.
Y cuando hay alimentos en el mundo suficientes para acabarlo, entonces,
el hambre es el causante de muchísimas enfermedades,
de los niños,
pues hay como 150 millones de niños
que tienen un crecimiento retrasado por culpa de la mala nutrición.
Bueno, pues esto no podemos olvidarlo,
no podemos olvidar 800 millones de personas
que no son un número,
son 800 millones de vidas que se van a la cama sin cenar.
Yo creo que esa cifra nos la tenemos que meter
y por eso es una pandemia mucho mayor que el coronavirus,
que ya de por sí es una pandemia horrible.
Sí, pero no olvidemos las guerras.
Este último año parece que nos hemos olvidado
de todo lo que pasaba antes,
pero es que las guerras provocan hambre, o sea,
todos los refugiados, pero los refugiados vienen,
la mayor parte de ellos,
bueno, una gran parte, de Oriente Medio,
pues por la guerra de Siria,
que cuántos años ya llevamos con esa guerra,
que ayer leí un reportaje,
que allí cómo vas a estar con la máscara
si lo que estás es intentando salvar la vida.
El cambio climático
está provocando grandes sequías o grandes inundaciones.
En España, este año hemos sufrido una nevada
que no estábamos acostumbrados.
Pero es que las grandes inundaciones, ciclones o al revés,
las grandes sequías están provocando un incremento de ese hambre,
pues porque se pierden cosechas o no se llegan a poder recoger
o no hay agua suficiente.
Todo esto, bueno, pues está haciendo que, desde insisto, desde el 2014
la cifra del hambre va creciendo año a año.
Y nos tenemos que concienciar todos, por supuesto,
pero tenemos que, por eso, cambiar nuestras vidas,
intentar solucionar y ayudar al de enfrente.
O sea, la única forma de acabar con el hambre es la solidaridad.
Bueno, pues yo creo que este año tan especial que hemos vivido,
nos mirábamos solamente hacia dentro, ¿no?
Veíamos las cosas graves que pasaban aquí,
pero nos dábamos cuenta de la situación de fuera.
de la situación de países
en los que hemos oído tantas veces
oír hablar de que hay que lavarse las manos,
de que mantengamos las distancias,
cómo vas a mantener las distancias en esos poblados,
en esas barriadas de chabolas
que hay en las afueras de las grandes ciudades.
Imagínate las ciudades de Calcuta, de Nueva Delhi,
en Kenia, en las ciudades latinoamericanas, grandes...
Allí el confinamiento, en una chabola de dos por dos, es imposible.
Lavarse las manos...
Hay 3.000 millones de personas que no tienen un grifo en su casa,
hay 2000 millones de personas que no tienen acceso a agua potable.
Eso es imposible, mantener esa distancia.
Al principio de la pandemia,
cuando ya empezamos en todos los países, a confinarnos,
hubo países africanos que, a los pocos días, dijeron:
hay que dejar de estar confinados, hay que elegir entre hambre,
entre morir de hambre o morir de covid.
Es muy duro, es muy duro oír eso.
Y eligieron morir de covid, en vez de, de hambre,
porque son economías de subsistencia que viven al día,
viven de lo que cosechan cada día, viven de lo que recaudan cada día.
Y eso es muy difícil, no tienen sus ahorritos que puedan ahorrar,
es que allí no existe,
en esos países en los que trabajamos.
Ha habido que ralentizarlos.
Por ejemplo, construcciones durante un mes y medio,
hubo que ralentizarlos,
luego hubo proyectos que hubo que adaptar,
adaptar un poco, bueno, pues por ejemplo,
había que meter un componente de covid,
o sea, pues, ayudar a compra de mascarillas,
a compra de gel hidroalcóholico, como todos.
Ha habido muchos proyectos relacionados con temas sanitarios,
pero fíjate, hemos hecho,
hicimos una campaña de emergencia fantástica en el mes de abril,
con la que 130 proyectos
con la que llegamos casi 2 millones de personas
y la mitad no eran sanitarios,
la mitad eran de hambre,
pues por lo que hablábamos antes,
porque la gente no tenía acceso a la comida, porque no podía salir.
Entonces, bueno pues, hay que adaptarse,
desgraciadamente todos nos hemos adaptado,
pero en los países del sur, de manera mucho más dura.
Sí, yo creo que los españoles somos muy solidarios y entonces,
esto, para mí es muy gratificante ver que la gente
no solamente se mira el ombligo,
sino que también miran las necesidades de fuera.
De hecho, nuestra cifra de donantes del año pasado y de socios,
se ha incrementado,
se ha incrementado, a pesar de lo que está cayendo en España,
porque se dan cuenta de la situación de fuera.
Entonces yo quiero agradecer a todos nuestros socios,
a nuestros donantes, esa gran generosidad
y además tengo que apelar a que sigan siendo muy generosos,
porque desgraciadamente tampoco este año ha empezado muy bien.
Hemos empezado de manera bastante dura
y ojalá no sea mucho, pero el hambre no se va a curar mañana.
Bueno pues mira, yo creo que todos nos estamos acostumbrando
a que pagamos con el móvil,
a que no llevamos dinero,
pues lo mismo, también se pueden hacer donaciones online,
entrando en nuestra web se puede ver,
tenemos un bizum permanente que es el 33439,
al que me encantaría que la gente llamara,
vamos, escribiera y donara.
Pero se verá en las campañas, igual que en las parroquias.
Ahora cuando vamos a misa, yo tampoco echo dinero en el cesto,
sino que también se puede pagar con el móvil, pues igual.
Yo creo que si queremos donar
lo podemos conseguir entrando en nuestra web,
que es www.manosunidas.org,
ahí veis todas las formas y bueno, hacerse socios
yo creo que es lo mejor que nos puede pasar en Manos Unidas,
porque la gente es, ese compromiso que adquiere de manera permanente.
Claro, porque sabes un poco con qué fondos cuentas, aunque bueno,
nosotros, Dios proveerá,
pero nosotros tenemos que ayudar a Dios a que provea,
yo creo que es importante.
Pues, en Israel y Palestina, las misioneras combonianas
vivimos concretamente en Betania, en la Betania de la Biblia,
la Casa de Lázaro, Marta y María.
Y nuestra presencia aquí, combina dos aspectos.
Por una parte, esta suerte de vivir en la tierra de Jesús,
en Tierra Santa.
Por lo tanto, nuestra casa siempre ha acogido hermanas
que vienen para hacer sabáticos
y tiempos de espiritualidad, de reflexión, de oración,
y peregrinos o gente interesada en el mundo de la Biblia
y de la Tierra Santa.
Y por otra parte,
vivimos en un contexto social y político muy complicado,
de tensión, de conflicto.
Nuestra casa en Betania tiene a la espalda,
justo sobre el muro de nuestra casa,
el muro de separación entre Palestina e Israel,
que dividió el pueblo de Betania.
Y esto marca mucho nuestra presencia,
que se trata, fundamentalmente, de crear puentes,
de ser aquí una presencia de reconciliación,
de diálogo, de encuentro con los dos pueblos que nos acogen.
En este contexto,
intentamos estar atentas a los más desfavorecidos, a los más pobres,
como es nuestro carisma y nuestra misión
y en otros países también.
Por lo tanto, hay algunas hermanas que trabajan con los beduinos
en el desierto de Judea, en Palestina.
Hay hermanas que trabajan con refugiados
o con gente que viene a Israel buscando asilo político, emigrantes.
Hay hermanas que trabajan en diálogo interreligioso.
Y en todo lo que hacemos se intenta vivir esta dimensión del encuentro
y del diálogo entre los pueblos que nos rodean.
Manos Unidas nos sostiene desde hace muchos años,
más de diez, no solamente aquí, en Israel y en Palestina,
sino en todo Oriente Medio,
en Jordania, en Egipto, una zona muy complicada, la verdad,
para trabajar.
Concretamente aquí, desde Betania,
sostienen el proyecto de los beduinos,
que, a decir verdad, nació gracias a Manos Unidas,
fueron los primeros que creyeron en ello
y que nos ayudaron a construir una red
de escuelas infantiles de preescolares
para los niños beduínos que viven dentro, muy dentro en el desierto,
con muy poco acceso a las carreteras,
a los servicios educativos y así...
pues, el proyecto empezó con cuatro, cinco escuelitas
y ahora hay nueve.
Se han formado un montón de mujeres beduinas
como profesoras de estos niños
y han nacido toda una serie de actividades,
también de colaboración tanto con organizaciones israelíes
como españolas e internacionales
para dar vida a estos campamentos beduinos,
y ha sido una gozada.
Esto es uno de los proyectos en los que ellos, verdaderamente,
nos empujaron desde el principio.
Y también colaboran con el proyecto Cuchineta,
del que quizá hablaremos más tarde,
porque es un poco el proyecto que representa la campaña de este año.
Y desde hace, también, muchos años, quizá más de diez
colaboran con los médicos por los derechos humanos,
una organización israelí
en la que trabajan algunas de nuestras hermanas,
quizá de las organizaciones más presentes
y que más se comprometen
en el campo de la denuncia, de los derechos humanos
y del diálogo, de la reconciliación entre israelíes y palestinos.
Para esta organización, Manos Unidas colabora con dos proyectos.
Ha colaborado mucho en la clínica móvil,
una clínica que sale cada sábado,
que es el día libre de los médicos israelíes,
y un grupo de médicos y enfermeras israelíes
van a los pueblos palestinos,
especialmente a las zonas más desfavorecidas,
más golpeadas por la ocupación, por los colonos, por el muro,
un sinfín de problemas,
y iban con la intención de hacer jornadas médicas,
prestar cuidados y atención especializada, pero sobre todo,
van para hacerse presentes.
Para tener esta ocasión de encuentro,
para escuchar lo que la población les cuenta
y para demostrar con su presencia y con su trabajo,
que no están de acuerdo con la ocupación.
Y esto es una actividad que Manos Unidas
ha sostenido desde hace años,
y la otra es lo que ellos llaman la clínica abierta,
una clínica en la ciudadilla de Jaffa, al lado de Tel Aviv,
en la que se acogen a todas las personas
que no tienen seguro médico,
principalmente refugiados, prófugos, emigrantes,
pero también otras categorías de personas,
desde los israelíes más desfavorecidos, más pobres,
que no tienen seguro médico
a palestinos que viven en Israel en clandestinidad
y otra serie de personas en dificultad.
El proyecto Cuchineta es un proyecto que nace justo de esta clínica,
de la que hablábamos, esta clínica abierta,
que acoge personas en dificultad y sin asistencia sanitaria.
Entre los años 2007, 2008 se empezó a recibir en la clínica,
centenares, por no decir, millares de personas
que llegaban a través de la península del Sinaí,
y llegaban en condiciones lamentables,
con heridas, con síntomas de torturas,
signos externos de torturas, quemaduras, señales de las cadenas,
con traumas muy profundos,
a veces con quemaduras tremendas y sobre todo,
muchísimas mujeres embarazadas.
Y esto desencadenó en la clínica una reflexión y una investigación
que era lo que estaba pasando en la península del Sinaí.
En aquellos años, justo en el 2010, llegó nuestra hermana,
una hermana de nacionalidad eritrea,
con una larguísima experiencia en África,
que conoce muy bien las lenguas de Sudán, Etiopía, Eritrea,
y se le pidió que hiciera entrevistas a estas personas
que llegan a la clínica
para saber qué es lo que les estaba pasando,
qué es lo que estaba sucediendo en ese viaje del Sinaí.
Y lo que se descubrió a través de estas más de 500 entrevistas
que ella ha hecho,
fue una red muy bien organizada y muy bien descrita
de tráfico de seres humanos,
de estas personas que vienen contactadas por el camino
saliendo de sus países,
pues se les acerca alguien,
les ofrece llevarles a Israel, hacia Europa,
por una módica cantidad de alrededor de 2000 euros.
Y por el camino, le secuestra, les encierran, les torturan,
abusan de ellos,
les ponen al teléfono con su familia para que supliquen que manden dinero
y han llegado a pagar rescates de 40.000, de 50.000 dólares.
Los que no tienen, empeñando a las familias para siempre,
creando situaciones de trauma, inhumanas, verdaderamente inhumanas.
Y las personas que más sufrían de esto,
ciertamente, eran las mujeres.
Nos encontramos con un grupo enorme de mujeres,
casi todas embarazadas,
o con niños muy pequeños, fruto de estos abusos.
Y el proyecto Cuchineta nace dirigido a estas mujeres,
que se empezó a trabajar con ellas,
intentando ofrecerles un espacio de terapia, ¿no?
Un espacio donde pudieran expresar lo que les había pasado.
Y bueno, pues así sugería que, en su cultura,
la forma en la que las mujeres se expresan y pasan tiempo juntas,
es haciendo artesanía.
Entonces se inventó esta idea de hacer cestas de ganchillo,
que se llama "cuchineta" en su lengua,
para dar la ocasión a las mujeres de pasar tiempo juntas
y de ir hablando lo que les había pasado.
Entonces, de ahí, de una cosa tan sencilla
como puede ser juntarnos a hacer ganchillo,
pues ha surgido un proyecto precioso de solidaridad
por una parte, las mujeres se están ganando la vida de una forma digna,
se están formando también como artistas,
muchísimos artistas israelíes se han interesado por este proyecto
y han aportado ideas, obras de arte, nuevas sugerencias, nuevos productos.
Y por otra parte,
se ha creado una verdadera relación de amistad y de solidaridad
con las mujeres israelíes que las acompañan, ¿no?
Es un proyecto, sí, de sostén económico de estas mujeres,
pero, sobre todo, psicosocial,
de apoyo, de integración,
de superación de una etapa de sus vidas,
y apoyarlas y darles el empuje
para lanzarse en la siguiente etapa de sus vidas,
y en este momento,
acompañar más de 300 mujeres en este proceso.
Da gusto escuchar a Alicia
y el trabajo tan maravilloso que estaban haciendo allí
con los refugiados, con esas mujeres.
En medio de la desazón, la tristeza e incertidumbre
provocadas por la pandemia,
la esperanza y la búsqueda de la trascendencia
cobran una fuerza especial.
Es esta la experiencia tras visitar Ascensión.0,
del escultor y arquitecto Pablo Redondo Díez.
Su trabajo, principalmente, sobre madera,
anhela la máxima expresividad con el mínimo gesto.
-Esta exposición que surgió y que se hizo más fuerte
con la pandemia que estamos viviendo.
En el fondo, habla de esperanza.
Habla, habla de amor.
Habla de querencia, de amistad, de todos los grandes temas
que han sido tratados también en la historia de nuestra religión.
Por lo tanto, lo que el público va a encontrar
es siempre un cántico a la esperanza
y lo va a reflejar en muchos de los personajes,
en esos ángeles de la guarda, custodios,
que nos están acompañando también en estos difíciles momentos
que estamos viviendo como humanidad.
En la exposición vamos a encontrar
unas esculturas delicadas, sofisticadas,
muchas veces, sublime, a la hora de entender sus texturas,
pero que salen de elementos casi brutalistas, de leños,
de trozos de hormigón, de hierro,
pero que, en sus manos, se transforman en ángeles de la guarda
en lecturas de la última cena,
en visiones que él tiene de cómo entender a Adán y Eva.
Siempre elementos que han sido fundamentales
en la historia del arte,
porque son, en el fondo, escenas,
que han sido reflejadas por muchísimos artistas anteriores a él.
-Uno de ellos, el Greco,
su forma de reflejar el alma humana
ha servido de gran inspiración para el artista.
En este conjunto reconocemos las almas del Greco
en la visión de San Juan Evangelista.
-He de confesarte que mi fundamental fuente de inspiración
es la obra del Greco con esa verticalidad,
con esa espiritualidad.
En ella me he basado y en ella me baso
para desarrollar mis proyectos escultóricos,
fundamentalmente.
-De Pablo Redondo
se ha llegado a decir que está en la vanguardia
de lo que se conoce como "resacralización del arte",
una vuelta a conceptos como lo sagrado o lo espiritual.
-Está exposición refleja el retorno de lo espiritual
a la esfera del arte contemporáneo.
Creo que estamos viviendo una resacralización del arte,
donde las temáticas místicas, donde lo espiritual,
donde, incluso, lo sagrado,
empieza a ser un elemento fundamental
en los procesos creativos de los artistas contemporáneos.
Porque yo creo que, en estos momentos,
la mística, la fe y la sublimación de lo bello
que siempre ha estado en la historia del arte,
está volviendo a la creación contemporánea.
-Ascensión como metáfora del momento
en el que se unen lo humano y lo divino
y punto cero,
por ser una interpretación personal y actualizada del autor
acerca de este pasaje evangélico.
De la mano del escultor Pablo Redondo Diez,
conocemos algunas de las obras más destacadas de la muestra.
-Esta es la obra principal de esta exposición,
y surge hace un año, más o menos, exactamente,
con el problema que tenemos ahora que es la pandemia,
y es un poco contestación a ese problema.
Un día de los que iba al taller, a trabajar,
paré con la moto en el Paseo de la Castellana,
y un furgón se puso al lado de estos que llevaba el ejército
con las personas que habían fallecido.
Y fue una sensación de impotencia, de rabia y...
que me movió, y fui al taller como loco.
Y fue mi respuesta, crear la capilla,
que la hice maquetas, en plan rápido,
tal para captar la idea con planos y tal, pero...
y luego ya desarrollé todo este grupo gracias a la capilla
que he estado desarrollando hasta ahora, hasta diciembre.
Es mi reflexión sobre este momento.
Entonces incorporé los 11 apóstoles,
cada uno...
San Pedro al lado de la Virgen, la Virgen, claro...
Por aquí tendríamos a San Juan, el pequeño,
y bueno, todo el elenco de apóstoles que estarían en ese momento
a los pies de Cristo.
Este Cristo que es, en el fondo, inspiración del Greco,
con la continuidad con el Cristo de la parroquia,
es lo que le hace especial a este grupo,
he de decir que, luego, me faltaba un personaje de la historia,
aunque realmente no podía ser porque ya se habría ahorcado,
que es Judas
y Judas, en el fondo, está, aunque esté apartado,
pero estaría sobre la mirada de Jesús.
Lo que quiere expresar realmente es, ese momento, en el cual
yo me imagino el Espíritu Santo.
Y está basado, realmente, esta imagen
en otro cuadro del Greco, que es Pentecostés,
que está en el Museo del Prado.
Aquí tenemos la última cena.
La última cena es mi interpretación de la última cena, lógicamente,
como no podía ser de otra forma.
Y realmente lo que quiero expresar
es que este grupo de apóstoles,
de Cristo,
estaban todos bajo su amparo y él es el que les da, supuestamente,
todo el conocimiento, y les acoge,
por eso la inclinación de Jesucristo, que lo tenemos en ese segundo plano.
(Música)
-Ascensión.0, hasta el 28 de febrero,
en la sala de exposiciones O_Lumen en Madrid.
(Música)
Subtitulado por Victoria Sánchez Mayo
Manos Unidas, en la celebración de su Jornada Nacional, nos invita a acercarnos a la realidad que viven más de 800 millones de personas en el mundo: la pandemia del hambre. Hoy está con nosotros Clara Pardo y Alicia Vacas.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación