Entre las formas de vida actuales,
podemos encontrar
verdaderos fósiles vivientes.
(Sintonía del programa)
Millones de años de evolución
han modelado un mundo fascinante
y diverso
donde habitan especies únicas.
Seres que tejen
complejos ecosistemas
en los que la vida emerge.
Soy Evelyn Segura, bióloga.
Mi pasión
es dar a conocer las maravillas
naturales para preservarlas.
Juntos descubriremos
las historias más increíbles
del mundo animal.
Los humanos ocuparon esta cueva
hace ya 40 000 años
y, en los siglos posteriores,
sirvió de refugio
a muchos individuos.
Se han encontrado hogares
y enterramientos en su interior.
El Museo de Nerja
recoge algunas de las evidencias
de la presencia humana, utensilios
de piedra y hueso, adornos
e incluso cerámica
de sus últimos pobladores.
Pepita, el nombre con el que
los arqueólogos bautizaron
a este esqueleto,
fue uno de ellos.
Sabemos que era una mujer
y que murió a los 20 años.
Su estudio ha revelado
que, probablemente,
pasó gran parte de su vida
en cuclillas,
que era zurda y que padecía
una enfermedad grave
en su oído, quizás una otitis,
hace más de 8000 años.
A los humanos actuales nos cuesta
imaginarnos los tiempos de Pepita
y la vida
en las cavernas
de nuestros ancestros.
Nos parecen tiempos
muy, muy lejanos.
Pero desde la perspectiva
de toda la historia de la vida
en el planeta, los humanos somos
en realidad unos recién llegados.
Si condensamos toda la historia
de la Tierra en un calendario
de 365 días, Pepita habría
nacido el día 31 de diciembre
a las 11:59 de la noche
y habría muerto
menos de un segundo después.
En cambio, las primeras
formas de vida aparecieron aquí
a principios de marzo,
que corresponde a hace
unos 3800 millones de años.
Lo que pasó de marzo a diciembre
de este calendario condensado
es el campo de estudio
de la paleontología.
Hoy nos preguntamos
si queda algún vestigio
de este pasado
en los animales y plantas
que actualmente habitan la Tierra.
Nos adentramos
en el extraordinario mundo
de los fósiles vivientes.
Pero ¿qué entendemos
por fósiles vivientes?
En realidad es un contrasentido.
Por definición, todos los fósiles
corresponden a organismos muertos.
A ver si los especialistas
me lo aclaran.
Isaac,
¿todo esto de aquí son fósiles?
Sí, estos son los fósiles
de un dinoterio,
un pariente de los elefantes
de dimensiones muy grandes.
Dinoterio significa bestia terrible
y realmente era terrible.
Esto es la pelvis,
esto es el húmero,
que es este hueso del brazo,
de aquí a aquí.
Fíjate qué grande
que es en el dinoterio.
Y esto es la mandíbula inferior.
El dinoterio era más grande que
un elefante actual, bastante más.
Medía 4 metros de alto
y pesaba unas 10 toneladas.
Un elefante africano muy grande
pesaría unas 7
y mediría un poco más de 3.
O sea, es un animal
bastante más corpulento.
Pero lo más curioso se encuentra
aquí, en la mandíbula inferior.
Tienes las muelas, que son muy
distintas de las de un elefante,
pero lo importante
son los colmillos.
Los mal llamados colmillos,
porque, en realidad,
deberíamos llamarlos defensas.
No son colmillos,
sino incisivos,
estos dientes de aquí,
que en el dinoterio
apuntan hacia atrás,
mientras que el elefante
no tiene colmillos abajo,
los tiene arriba, en el cráneo,
y apuntan hacia adelante.
Entonces se cree
que estos colmillos,
el dinoterio, que se alimentaba
de hojas de los árboles, los usaba
junto con su potente musculatura
del cuello para arrancar las ramas
y se las llevaba a la boca
con la trompa.
No eran para defenderse.
No, no creo
que fueran para defenderse.
Es un animal muy grande.
Pesa 10 toneladas,
casi nadie va a atacarte.
¿Estos fósiles son de muy cerca?
Vienen de aquí, muy cerca,
de Sabadell,
está a unos pocos kilómetros
de aquí.
Aquí tienes
el cráneo del dinoterio,
con sus muelas,
la parte de atrás del cráneo.
¿Y entonces realmente
a qué le llamamos fósil viviente?
Es un término que no es científico,
aunque los científicos
lo entendemos.
Se llama fósil viviente
a cualquier grupo o especie
que ha cambiado muy poco
en los últimos millones de años
o por un tiempo muy largo.
No quiere decir
que sea una especie idéntica
que una que existía en el pasado
y que ha sobrevivido sin cambios
hasta la actualidad.
No es la misma especie,
es una muy parecida,
que ha evolucionado muy poco.
¿Y algún ejemplo
de fósil viviente?
Estas, por ejemplo.
¿Las tortugas?
Estas son tortugas gigantes,
tienen más o menos
11 millones de años.
¡Guau!
Son de un yacimiento de Cataluña.
Y si te las miras,
pues son casi idénticas
a una tortuga gigante
como pueda ser la tortuga gigante
de las Galápagos.
¿Y por qué han cambiado tan poco?
Bueno, si a ti te funciona siendo
de un manera y sin necesidad
de evolucionar, no hay que cambiar.
¿Y tú trabajas
con algún fósil viviente?
Sí, y es un animal que has visto
decenas, muchísimas veces,
y ni te imaginas cuál es.
Si quieres,
luego podemos ir a verlo fuera.
(Música dramática)
Podemos encontrar fósiles
vivientes en tierra, en el aire
e incluso bajo el agua. Aquí
mismo tenemos un buen ejemplo.
El esturión forma parte
de los Acipenseriformes,
un orden de peces muy antiguo.
En su cuerpo, podemos ver
algunos caracteres primitivos.
Por ejemplo, no tiene escamas.
Su cuerpo está provisto
de cinco hileras de placas óseas
y tiene la cola heterocerca.
Los dos lóbulos que la forman
son de distinto tamaño.
Este pez formaba parte de la fauna
habitual del Guadalquivir,
pero su sobrepesca,
la construcción de presas
y la contaminación de las aguas
provocó su extinción
en el medio natural
hace más de 30 años.
Se han descrito ejemplares
de más de 5 metros y 400 kilos,
aunque uno de los datos
más increíbles es su longevidad.
Puede vivir hasta 80 años.
En nuestro calendario de la
evolución, los primeros esturiones
aparecieron
a mediados de diciembre,
hace unos 200 millones de años.
Y coexistieron
con los dinosaurios.
Hace unos 200 millones de años
también,
durante el Jurásico,
se empezó a formar
este increíble
espectáculo geológico,
el Torcal de Antequera.
A lo largo del tiempo,
el agua ha ido modelando
estas majestuosas esculturas
de piedra.
Sobre ellas encontramos
unas formas de vida antiquísimas,
otro verdadero fósil viviente.
No es un animal
ni tampoco una planta.
Es un liquen.
Los líquenes están formados
por la asociación de un hongo
y un alga.
Son organismos simbiontes,
es decir, las dos especies
viven en simbiosis.
Forman un buen equipo.
El alga hace la fotosíntesis,
es decir, fija el dióxido
de carbono de la atmósfera.
El hongo absorbe
el agua y los minerales
del sustrato donde crece.
De este modo,
pueden prosperar en ambientes
en los que les sería imposible
vivir por separado.
Colonizan la corteza
de los árboles,
la superficie de las rocas
e incluso pueden vivir
en las duras condiciones
de la Antártida.
Eso sí, son muy sensibles
a la contaminación atmosférica.
Aproximadamente un 7 %
de la superficie terrestre
está cubierta por líquenes,
aunque a menudo
nos pasan desapercibidos.
En la sierra de Grazalema,
encontramos árboles
cuyo origen también se remonta
a tiempos inmemoriales,
aunque no tan antiguos
como los líquenes, los pinsapos.
Esta especie es descendiente
ni más ni menos
que de abetos
de la época de los dinosaurios.
Sobrevivió la gran extinción
que acabó con estos reptiles
y aprovechó el enfriamiento global
de la Edad de Hielo para
esparcirse por el Mediterráneo.
Es una especie
de climas frescos y húmedos,
y hoy en día solo existe
en la Península Ibérica.
Cuando el clima se fue suavizando
hace unos 15 000 años,
su hábitat natural quedó reducido
a unas pocas zonas umbrías
de las provincias
de Málaga y Granada.
Es el árbol más emblemático
de este parque.
Por desgracia,
el cambio climático actual
está afectando a su ciclo vital
y algunos expertos advierten
que su espacio ecológico
podría desaparecer
a finales de este siglo.
En nuestro calendario condensado
de la historia geológica
de la Tierra, el grupo
al que pertenece el pinsapo
apareció el 7 de diciembre
y el grupo de los líquenes,
el 30 de noviembre.
En los océanos Índico y Pacífico
encontramos un animal
que ya estaba aquí
el 20 de noviembre,
hace 500 millones de años.
Es un pariente de los pulpos y las
sepias, es decir, un cefalópodo,
que significa pies en la cabeza,
pero se diferencia de ellos
porque es el único
representante de este grupo
con una concha externa
como ya tenían sus ancestros.
Su nombre, nautilo,
es de origen griego
y significa navegante.
Posee muchos más tentáculos
que sus parientes,
entre 80 y 90,
y no presentan ventosas
como el pulpo.
Las escaleras de caracol
recuerdan el interior de la concha
de un nautilo.
La forman distintas cámaras.
Su cuerpo siempre ocupa la última
y, a medida que va creciendo,
va añadiendo
nuevos compartimentos.
Pero esta estructura
no es un capricho estético
de la naturaleza,
tiene una función esencial,
regular su flotabilidad.
Los nautilos utilizan
un sistema parecido
al de los globos aerostáticos
para ascender y descender.
(Música dramática)
Cuando calentamos el gas
del interior del globo,
este se vuelve más ligero
y asciende.
Del mismo modo, cuando las cámaras
del nautilo contienen gas,
el animal tiene
flotabilidad positiva,
es decir, asciende.
Así puede sumergirse
hasta 600 metros de profundidad.
Para ascender, el nautilo
expulsa parte del agua
de cada una de sus cámaras
hacia el exterior
y aumenta el contenido
en gases de su interior.
En nuestro experimento,
introduciremos el aire con esta
jeringuilla en el interior
del nautilo que hemos creado
con una impresora 3D,
y simularemos el comportamiento
de este cefalópodo.
Al aumentar
el volumen de gas,
más ligero que el agua,
en el interior,
la flotabilidad se vuelve positiva
y el animal asciende.
Su anatomía
es un verdadero prodigio
de la ingeniería.
Por muy bellas que sean
sus conchas, nada de comprarlas.
La sobrepesca está diezmando
las poblaciones de nautilos.
(Música dramática)
En las zonas de aguas temporales
de la Península Ibérica
vive otro invertebrado
que podemos considerar
como un verdadero fósil viviente.
Los tríops, también conocidos
como tortuguitas o escudos,
son animales de aspecto
casi extraterrestre.
Tienen tres ojos,
de ahí su nombre.
El principal es un ocelo
con el que detecta la luz.
Los otros dos son ojos compuestos
con varios miles de receptores,
como los de algunos insectos.
La Asociación
para la Educación Ambiental
El Bosque Animado se dedica
a inventariar
las charcas temporales
que pueden contener
crustáceos braquiópodos,
el grupo al que pertenecen
los tríops, para protegerlos.
¿Aquí?
Perfecto.
Como estos animales
viven en charcas que se desecan,
su ciclo vital es muy corto.
Los huevos enterrados en el lodo
pueden resistir decenas de años
sin agua y soportar temperaturas
de más de 80 grados centígrados.
Eclosionan cuando las condiciones
ambientales son adecuadas.
Se conocen fósiles del grupo
al que pertenecen los tríops
con una antigüedad
de más de 250 millones de años.
En nuestro calendario,
aparecieron el 11 de diciembre.
De aspecto parecido a los tríops,
pero lejos de la Península,
en la costa atlántica
de los Estados Unidos y México,
habita otro fósil viviente
todavía más antiguo,
de finales de noviembre.
Los cangrejos de herradura,
a pesar de su nombre,
no son cangrejos,
de hecho, no son ni crustáceos,
sino que forman parte
del grupo de los arácnidos,
al igual que los escorpiones
y las arañas.
Una de sus características
más llamativas
es que su sangre es azul.
Los humanos tenemos la sangre roja
porque la molécula que transporta
el oxígeno, la hemoglobina,
contiene hierro.
En el cangrejo de herradura,
quien hace esa función
es la hemocianina,
que tiene cobre.
Por eso es azul.
Aunque ese color nos puede sugerir
que pertenece a la realeza
de los fósiles vivientes,
por desgracia,
es una amenaza
para su supervivencia.
Las propiedades de su sangre
son muy interesantes
para la industria farmacéutica,
que los captura para extraérsela.
Con ella fabrican una enzima
que permite detectar
infecciones bacterianas.
Isaac, tú me has asegurado
que hay fósiles vivientes
mucho más cerca de nuestra casa
de lo que pensamos. ¿Dónde?
Pues por aquí, por ejemplo.
¿Aquí?
Sí,
no lo dirías nunca, las ardillas.
¿Las ardillas?
Son fósiles vivientes.
Las primeras ardillas aparecieron
hace 36 millones de años
y, desde entonces,
han cambiado muy poco.
Han cambiado,
pero poquísimo, en detalles
de los músculos del cráneo
y de la dentición. Pero sus
esqueletos son casi idénticos
al de la primera ardilla
que se conoce.
Tú eres científico,
así que tendrás pruebas.
Pues sí, y te las he traído.
Esta la puedes coger.
Es una réplica de un cráneo
de una ardilla voladora gigante,
un animal que pesa unos 2 kilos
y vive en los bosques tropicales
del sudeste asiático.
Ajá.
Y esta, que no te la dejo
porque es única en el mundo
y, si alguien la tiene que romper,
que sea yo,
es de un cráneo
de 12 millones de años,
casi, casi,
de una ardilla voladora gigante
que vivió aquí, en Cataluña.
Hace 12 millones de años,
había ardillas voladoras gigantes
en España y son
prácticamente iguales a esta.
Sí, sí,
fíjate, dale la vuelta
y aquí ves los dientes,
la bulla, que es donde están los
huesos del oído, es casi idéntica.
Y si le das la vuelta otra vez,
fíjate que algunos detalles,
incluso este cuernecito
que tiene aquí,
que cierra la órbita,
aquí iría el ojo, aquí delante,
es también casi idéntico.
¡Guau!
¿Y por qué solo vive en
los bosques del sudeste asiático?
Pues porque el clima fue cambiando
y, hace unos 10 millones de años,
esos bosques tropicales
que teníamos en España
fueron desapareciendo
y con ellos
desaparecieron las ardillas.
Entonces viven donde sigue habiendo
todavía su hábitat original,
pero no han cambiado
para adaptarse,
han seguido el hábitat original
que tenían aquí
hasta donde está actualmente.
Pero eso son iguales ahora
que hace 12 millones de años.
Pues sí.
¡Guau!
Por su aspecto, nadie diría que
la ardilla es un fósil viviente.
Sin embargo, existe una especie
que lo parece y no lo es.
Voy a conocerla.
Aunque los primeros reptiles
aparecieron
sobre la Tierra hace más de 300
millones de años y dieron lugar
a cocodrilos, tortugas y lagartos,
el origen de los camaleones
es todavía un misterio
para los paleontólogos,
porque casi no se han encontrado
fósiles.
Los más antiguos
tienen unos 20 millones de años.
En nuestro calendario,
serían del 30 de diciembre,
mientras que las tortugas
aparecieron
la primera semana del mismo mes.
Su curioso aspecto
no se debe a su antigüedad,
sino a las adaptaciones
a su estilo de vida.
Es un animal
que se ha especializado en cazar
y trepar a los árboles.
Por eso sus manos y pies
tienen largos dedos fusionados
para sujetarse a las ramas
y su cola es prensil.
Sus ojos rotan independientemente.
Gracias a ello,
pueden calcular la distancia
de una presa con un solo ojo.
Además, al no estar pegados
al cráneo, consiguen
una visión de casi 360 grados.
Para cazar proyectan su pegajosa
lengua con una gran aceleración,
pasando de cero
a casi cien kilómetros por hora
en menos
de una centésima de segundo.
Pero una de las características
más reconocibles
es su capacidad
de cambiar de color.
Aunque muchos creen
que les sirve para camuflarse,
en realidad es
una forma de controlar
su temperatura corporal.
Cuando hace frío,
se oscurecen para captar mejor
la radiación del sol.
Durante la época de cortejo
y apareamiento,
también cambian de color.
La evolución, aunque lenta,
es la responsable
de toda la increíble
diversidad de animales y plantas
que existe en este pequeño reducto
del Universo.
Los humanos llegamos a la hora
de comer las uvas de fin de año
a este planeta,
aparecimos hace muy poco
y convivimos con especies
mucho más antiguas que nosotros.
Por cierto,
algunas que consideramos extintas,
como los dinosaurios,
todavía están aquí.
Sorprendente, ¿no?
Y es que las gallinas
son dinosaurios,
pero eso os lo contaré otro día.
(Sintonía del programa)