Ana

Ana (41) regresaba de unas vacaciones navideñas con toda su familia, cuando una enfermedad inesperada irrumpe en su vida. En el viaje de vuelta no deja de toser y cuando aterrizan en Barajas Ana casi pierde el conocimiento llevando a su hija María en los brazos. Su marido la lleva al médico de familia, Lucho, quien tras hacerle un par de pruebas descubre una anemia galopante que encubre la verdadera razón del malestar de Ana: una leucemia.
Esa misma noche ingresa en el hospital de La Princesa de Madrid donde le diagnostican una leucemia linfoblástica con el 97 por ciento de infiltración en médula. Ana lo recibe con estupor y su familia se queda en shock.
En el tercer ciclo de quimio le comunican que solo un trasplante de médula le salvará la vida. Su hermano sólo es un 50% compatible Ana necesita un 100%. Acuden al REDMO (Registro Mundial de Donantes de Médula Ósea) y en diez días encuentran a un donante 100% compatible con ella. Ana ve por fin la solución y se enfrenta al trasplante con alegría y mucha fe acompañada por sus amigos de wasap, a los que llama “remeros”, y por toda su familia. El trasplante es un éxito y Ana, que nunca arrojó la toalla, al año siguiente lo celebra con una fiesta a la que invita a todas las personas implicadas en este proceso. Hoy disfruta de sus hijas y está completamente curada.