La Asamblea Nacional Popular de China -el Parlamento del país, que estos días celebra su reunión anual- está estudiando una polémica reforma electoral que recortaría aún más las libertades en Hong Kong. Desde Pekín se insiste en que es en beneficio de la estabilidad de esta región administrativa especial, que en los últimos tiempos ha vivido situaciones muy tensas. Pero desde los movimientos prodemocráticos y desde el exterior se considera que se trata de otro mecanismo del Gobierno central para ejercer mayor control sobre la excolonia británica, que en 1997 volvió a soberanía china bajo un régimen transitorio de autogobierno de 50 años de duración. Es la famosa fórmula de "Un país, dos sistemas", ideada por el arquitecto de las reformas chinas Deng Xiaoping para la reunificación territorial y que se consideró igualmente útil para el caso de Taiwán. Pero todo parece indicar que no funciona.
