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El movimiento #MeToo ha mostrado su indignación por la decisión del Tribunal de Apelaciones de anular el juicio a Harvey Weinstein. Varias miembros del movimiento han declarado su posición en contra de la repetición del juicio y todo lo que puede traer en consecuencia. "Esto es lo que significa ser mujer en América... Vivir con el derecho masculino sobre nuestros cuerpos" señalaba Ashley Judd, la primera actriz que denunció al magnate de Hollywood.

FOTO: Jason Szenes / EFE

En Estados Unidos siguen creciendo las protestas de estudiantes a favor de los palestinos y en contra de Israel y la guerra de Gaza. La policía ha intervenido en campus de Atlanta, Ohio o Washington, mientras se cancelan ceremonias de graduación y se posponen exámenes. En California, centenares de estudiantes siguen concentrados después de una protesta con 90 detenidos. En pleno año electoral, la gran pregunta es cómo afectará la protesta estudiantil al presidente Joe Biden. 

El Tribunal de Apelación de Nueva York ha anulado la condena de Harvey Weinstein por violación y manda repetir el juicio. El exproductor fue sentenciado a 23 años de cárcel, siendo la primera pena derivada del movimiento #MeToo. EE motivo de la anulación —y la repetición— es, según el tribunal, la presencia de testimonios de agresiones sexuales de presuntas víctimas de Weinstein que no eran las denunciantes. "Concluimos que el tribunal de primera instancia admitió erróneamente testimonios de presuntos actos sexuales previos sin cargos contra personas distintas de los denunciantes de los delitos subyacentes", reza la decisión del tribunal. "El remedio para estos errores atroces es un nuevo juicio". Weinstein permanecerá en la cárcel cumpliendo otra condena de 2022.

FOTO: Seth Wenig / AP

Las manifestaciones propalestinas en las universidades de Estados Unidos se han intensificado en los últimos días y ya hay más de 150 detenidos. Apoyados por profesores y ex alumnos, los estudiantes exigen a las instituciones que dejen de invertir en empresas vinculadas a Israel y que vuelvan a admitir a todos los estudiantes y profesores que han sido suspendidos, expulsados o despedidos por participar en las protestas contra la guerra en Gaza.

Aunque se están viviendo en campus de todo el país, el epicentro de esta movilización está en la Universidad de Columbia. Allí, los estudiantes han instalado un campamento improvisado y las autoridades universitarias negocian con los manifestantes un desalojo pacífico.

Las protestas están provocando mucha controversia. Miembros del Gobierno y del partido republicano consideran que las protestas son antisemitas y que provocan inseguridad en el alumnado judío. Sin embargo, los participantes en las protestas apuntan a que muchos de ellos son judíos.

Se trata de las movilizaciones más grandes en universidades desde que estalló la guerra en Gaza y desde la guerra de Vietnam en 1968. Además, se producen a pocos meses de las elecciones presidenciales en EE.UU..

La guerra de Gaza está provocando también la mayor movilización en las universidades estadounidenses desde el inicio del conflicto. Las acampadas de alumnos propalestinos se repiten en decenas de campus, pero tienen su epicentro en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Las protestas han reabierto además el debate sobre el antisemitismo, por las agresiones y la intimidación que denuncian los estudiantes judíos. 

El Congreso de EE.UU. llevaba semanas bloqueando la ayuda a Ucrania. ¿Qué ha cambiado para que se haya conseguido aprobar? Nos lo explica María Carou, corresponsal de RNE en Washington.

Ukrposhta, la empresa nacional de correos ucraniana, solo ha parado un día desde que empezó la guerra: el primero. Siguen sorteando todo tipo de dificultades para llegar a todos los ucranianos. Nos lo cuenta Julia Pavlenko, responsable de operaciones internacionales.

'Diario de Ucrania' es un podcast que publicamos todos los miércoles en el que encontrarás el contexto necesario para entender lo que está pasando en la guerra tras la invasión rusa. Escuchamos a analistas, militares, periodistas, trabajadores humanitarios y a los ciudadanos ucranianos y rusos que sufren en primera persona este conflicto.

Dino Sajudin es exportero de la Trump World Tower, acusado de cobrar un cheque por valor de 30.000 dólares para no revelar un rumor sobre una supuesta hija secreta de Donald Trump con su antigua ama de llaves. Sajudin es uno de varios implicados en sobornos para evitar que comentarios comprometidos sobre el expresidente salieran a la luz durante su campaña electoral.

En las universidades de Estados Unidos crecen las protestas a favor de Palestina y contra el apoyo del gobierno de Joe Biden a Israel. En Nueva York, los antidisturbios han entrado  en el campus de la Universidad de Nueva York para desmantelar el campamento que habían montado los estudiantes y llevarse a más de un centenar de personas detenidas, igual que hizo la semana pasada para responder a las protestas propalestinas en la Universidad de Columbia, con otros cien arrestos. 

Foto: REUTERS/MELANIE STENGEL

En un acto heroico captado por la cámara de seguridad de un automóvil en el lugar del accidente, varios transeúntes y un oficial del Departamento de Transporte de Minnesota (Estados Unidos) han unido fuerzas para rescatar a un hombre de edad avanzada de un vehículo en llamas. El suceso se ha producido en la autopista I-94, cerca de Snelling Avenue, cuando un conductor se ha estrellado contra un poste de luz y su auto ha estallado en llamas. 

En el juicio a Trump, la Fiscalía defiende que el expresidente urdió un plan criminal para tapar sus escándalos, engañando a los votantes y corrompiendo las elecciones de 2016. La defensa sostiene, en cambio, que no hay nada malo en influir en unas elecciones. Se llama democracia, dice.

La acusación y la defensa pintaron ayer dos cuadros antagonistas del caso. Veremos cuál compra el jurado. 

"La conspiración de la Torre Trump", así bautizó la Fiscalía el plan que supuestamente urdió Donald Trump para ganar las elecciones de 2016 junto a su ex mano derecha, Michael Cohen, y David Pecker, el jefe del National Enquirer. Les habría mandado comprar los derechos de historias que podían minar sus opciones de ganar y que nunca vieran la luz. Una conspiración -describe la acusación- para ocultar sus infidelidades a los votantes a golpe de talonario e interferir en las elecciones. Luego habría borrado el rastro del dinero. 

El abogado de Trump contraatacó con esta frase estelar: "Influir en las elecciones no es delito, se llama democracia". Y comprar el silencio de alguien tampoco. Niega que Trump falsificara sus cuentas, ni que quisiera ocultar nada a los votantes, sino proteger a su familia y a su reputación.

El expresidente lleva meses denunciando ser víctima de una interferencia electoral, curiosamente de lo que le acusan a él en este juicio. Cuestiona los cimientos y la integridad de su primera victoria electoral, justo cuando intenta volver a la Casa Blanca. 

Ayer seguía atacando al testigo estrella de este caso, su principal delator, Michael Cohen, a pesar de que lo tiene prohibido. El juez fallará pronto si es desacato. Se enfrenta a sanciones, incluso a penas de cárcel. 

FOTO: AP Photo/Yuki Iwamura