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El turismo astronómico se basa en algo tan ancestral y tan olvidado en nuestros días como levantar la cabeza para contemplar un cielo limpio de contaminación lumínica. Más de 200.000 personas visitan cada año las islas de Tenerife y Gran Canaria solo para contemplar las estrellas, según datos de la Fundación Starlight. Creada por el Instituto de Astrofísica de Canarias, esta institución otorga certificaciones a regiones sin contaminación lumínica.

Si vivimos en una ciudad con mucho tráfico o cerca de un núcleo industrial, no tenemos más remedio que convivir día a día con la contaminación. Si su efecto ya es nocivo en los adultos, ¿Qué pasa con los bebés recién nacidos? ¿Cómo les podemos proteger? Una investigación conjunta de la Universidad del País Vasco y del departamento de Sanidad del Gobierno vasco abre ahora la posibilidad de que la lactancia proteja a los recién nacidos de esa contaminación ambiental. Aitana Lertxundi, profesora de la facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco, nos detalla las conclusiones de este estudio.

Miles de romeros emprenden camino al Rocío. El simpecao va tirado por bueyes. Pero, las hermandades también llevan tractores con las carretas. Las casa de los peregrinos, con las que hacen las acampadas, hasta que llegan a la aldea. Vehículos a motor que se meten por el Parque Nacional de Doñana. Los ecologistas se quejan de estas travesías porque generan, dicen, molestias a animales protegidos, suciedad, e incluso conatos de incendios.

La contaminación por partículas en suspensión es uno de los mayores problemas ambientales porque pueden ser inhaladas por las personas y agravan muchas enfermedades pulmonares y cardiovasculares. Científicos de siete instituciones, entre ellas el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, han entregado a la Comisión Europea algunas de las recomendaciones para mitigar esos  efectos adversos. Xavier Querol, investigador del CSIC en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, analiza estas recomendaciones.

China celebró anoche la entrada del nuevo año lunar, dio la bienvenida al año de la cabra y despidió al del caballo. La tradición dice que los petardos y los fuegos artificiales ahuyentan la mala suerte. Y eso, en un país con más de 1.300 millones de habitantes y con uno de los índices de contaminación del aire más altos del mundo, que tiene consecuencias gravísimas para la salud. Las autoridades llevaban semanas pidiendo a la población que restringiera el uso de esos fuegos artificiales pero aun así, durante la velada de Año Nuevo,  la contaminación se ha multiplicado por 25. Los problemas de la calidad del aire en China son endémicos y se deben, en gran parte, a la industria del carbón, que durante décadas ha utilizado una tecnología primitiva, incumpliendo las normas ambientales más elementales. Las enfermedades pulmonares y cardiovasculares, y las malformaciones congénitas se han disparado en los últimos tiempos. 

En Igualada hoy el cielo vuelve a ser azul pero las imágenes de la nube química serán difíciles de olvidar. La Generalitat ya ha desactivado completamente la alerta química y la policía científica investiga ahora los hechos. Protección Civil asegura que la empresa no tenía actualizado el plan de autoprotección.

Los vecinos de Igualada, en Barcelona, se han visto sorprendidos por una nube química causada por la explosión en una fábrica de la zona. La Generalitat ha tenido que activar el plan de emergencias y cerca de 60.000 vecinos de seis municipios de la zona no han podido salir de sus casas ni abrir las ventanas durante un par de horas. Hay tres personas heridas leves.