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Microdocumentales sobre 'la sonata del silencio'

Radiografía de los años 40: hambre, enfermedad y represión

  • Analizamos con los expertos una época oscura y olvidada
  • Los Montejano y los Figueroa reflejan los dos polos de una sociedad dividida

Por
La sonata del silencio - Los años 40 en España

Guión: Agus Alonso y Paloma G. Quirós

Realización: Pelayo Prieto, César Vallejo y Rodrigo Simón

Edición y montaje: Pelayo Prieto

El espectador que pasa cada martes 70 minutos en La sonata del silencio puede sentir y casi oler y tocar el ambiente opresivo y miserable de los años 40 en España. Esa sensación de agonía y de ansiedad que produce el no tener nada que llevarse a la boca y el ver morir a los tuyos porque no has conseguido algo tan básico como un antibiótico.

En rtve.es queremos contar a los seguidores de los Montejano y los Figueroa lo diferente que era vivir en el ático y en el bajo. Lo difícil que era encontrar trabajo y lo desesperante que era ser mujer cuando se tenían ideas propias y talento.

Cada semana, tras cada capítulo de La sonata del silencio, estrenaremos, en la web oficial de la serie, un microdocumental que intentará relatar cómo vivieron las Martas, Elenas, Antonios y Rafaeles de los primeros años del franquismo.

"España en los años 40"

"La mejor radiografía de los años 40 es además del hambre, la enfermedad y la represión." Así de contundente se muestra el historiador de la UCM, Gutmaro Gómez Bravo que nos pinta un escenario donde reina el desasosiego: "Es un país profundamente dividido en multitud de planos. No solo entre vencedores y vencidos. También está dividido por la dureza de la vida cotidiana. Entre los que pueden vivir cómodamente y los que tienen como único esfuerzo cotidiano, sobrevivir, comer."

Y eso le ha servido a Paloma Sánchez-Garnica, autora de la novela en la que se basa la ficción, para darles vida a los Montejano y a los Figueroa. En un solo edificio conviven los pocos que han crecido con la llegada del Régimen con los que lo han perdido todo: "Es una época muy oscura, muy mal conocida. Con mucha desigualdad. Una parte de los vencedores se acomodaron y vivieron muy bien. Y el resto de la población intentó sobrevivir y, sobre todo, olvidar. Ese olvido ha llevado a un desconocimiento total de la intrahistoria de esa época. La conocemos a través de la literatura, de las novelas"

Afirman los expertos a los que hemos consultado para hacer este trabajo que La colmena de Camilo José Cela es un perfecto retrato de las miserias de España en aquel momento. Una parte de la historia que los supervivientes de la Guerra Civil intentaron ignorar: "Se creó una caza de brujas y un silencio que llevó a una sociedad extrañamente comedida y olvidadiza, con muchas miserias."

Rosa Capel, catedrática de Historia en la UCM añade: "Es una sociedad desangrada, se puede decir que hasta tristona porque acaba de salir de un conflicto en el que ha habido un montón de muertos y con la victoria de un bando que ha supuesto el exilio de una parte importante de españoles, obligados por sus pensamientos políticos".

Aprovechamos que estamos preparando esta serie documental para visitar en el Museo Reina Sofía la exposición Campo Cerrado. Allí, su comisaria, María Dolores Jiménez Blanco, nos recibe y nos explica: "Es una época en la que mucha gente tuvo que reinventar su vida para poder continuar viviendo en el país de sus padres y su familia. Es una época en la muchas personas tuvieron que marcharse al exilio. Es una época en la que la cultura, consiguió sobrevivir sobre todo por hacer gala de una cualidad que es interesante destacar que es la de la resiliencia, el aguante, el seguir adelante ante unas circunstancias muy adversas."

Y es que la llegada de Franco al poder supuso un retroceso en las libertades y las costumbres. No es que se anularan sólo los avances en derechos de la República. Es que se volvió a los valores del siglo XIX, los de La Regenta. Gutmaro Gómez asegura que el clero tuvo mucho que ver: "Es un proceso de catolización profundo que llega hasta la vida privada. Es una religiosidad que todo el mundo tiene que aparentar".

El mismo historiador nos explica además, que España estaba completamente aislada. Había apoyado a Hitler y ahora los aliados ni siquiera contaban con ella para formar parte de la ONU. Eso obligó a Franco a establecer un régimen de autarquía que hacía inevitable mirar hacia atrás. Jiménez Blanco dice que "eso pasa por hacer del campo uno de los principales lugares de regeneración nacional. Hay una tendencia clarísima de empujar a la población al campo porque había una necesidad de producir alimentos para toda una población. También porque se piensa que el campo es donde está la esencia de lo nacional, de la tradición. En contraposición de la ciudad que es donde se ha desarrollado la teoría republicana."

Así, encontrar trabajo en la capital era bastante complicado. Mucho más siendo mujer. Nos encontramos ante un panorama en el que los salarios se habían desplomado y los precios estaban disparados por la escasez.

Gutmaro Gómez hace un retrato desgarrador: "Madrid en los años 40 es una ciudad, decía Dámaso Alonso, de un millón de cadáveres. Es una ciudad de un millón de habitantes que malviven. Y es una ciudad hambrienta hasta el extremo. Desde el año 37 tiene un déficit de alimentación impresionante, una mortalidad infantil, impresionante. Eso, ineludiblemente, marca Madrid. Llena de refugiados, huérfanos, mendigos. Es una ciudad durísima. Todo lo que digamos es poco."

Y ahí vemos a los Montejano. Que no tienen ni para ir al ultramarinos a comprar o para conseguir penicilina. Por otro lado, tenemos a los Figueroa que son la otra cara de la dictadura: "Madrid también es una ciudad donde se abre la vida. Va a ser el espejo del Régimen, donde se abre la gloria".