Enlaces accesibilidad

El negocio del sexo en el siglo de Águila Roja

  • 'La Deleitosa' se ha instalado en la Villa en esta novena temporada
  • Las mancebías llegaron a considerarse un servicio público antes del siglo XVII
  • Felipe IV ordenó el cierre de los burdeles con la ayuda de la Iglesia

Por
El negocio del sexo en el siglo de Águila Roja
El negocio del sexo en el siglo de Águila Roja

La Villa ha dado la bienvenida a un nuevo negocio en esta novena temporada, la mancebía 'La Deleitosa', un local de decoración muy exótica pero no muy novedoso, pues ya conocemos desde los tiempos de Estuarda el ejercicio de la prostitución en el barrio en el que reside el héroe. Sin embargo, durante la época de Felipe IV (1621-1665), en la que está ambientada la ficción, volvió a reprimirse la actividad de las mancebas, después de varios siglos en los que la teoría del "mal menor" tuvo un gran auge, especialmente al ser admitida en la doctrina jurídica española del siglo XVI y posteriormente en el Concilio de Trento.

¿Qué es la teoría del "mal menor"?

Esta teoría, también llamada del "bien común", justificaba la presencia de las prostitutas en las ciudades, entre otras cosas, para prevenir crímenes como la sodomía, la violación o el incesto, por lo que se le atribuía "utilidad social" y se trataba como una cuestión de "salud pública" para todos aquellos hombres, jóvenes o solteros, que de otra forma no podían atender sus instintos más básicos.

Así, nació la necesidad de que los poderes públicos tasaran los precios de este servicio, para evitar muchos problemas judiciales. Se distinguía, por un lado, a las mujeres que ejercían en mancebías y, por otro, a aquellas que se prostituían en las ciudades de manera encubierta. Solo las primeras estaban toleradas por el derecho, pretendiendo acabar con la existencia de las segundas.

No se concebía que las profesionales pudieran lucrarse con esta actividad, sobre todo porque, al ser un servicio público, los precios debían ser asequibles para la mayoría de hombres solteros.

Como indica Francisco Arroyo Martín en 'La prostitución en el Madrid del siglo XVII', el afán reglamentista llegó a establecer unos requisitos para ser prostituta, los enumeramos a continuación:

  • Ser mayor de 12 años.
  • Ser huérfana o de padres desconocidos.
  • No ser noble.
  • Haber perdido la virginidad antes de iniciarse en las labores del sexo.

De hecho, el juez tenía la obligación de persuadir a la joven para que no eligiera ese destino.

La represión en el siglo XVII

En el siglo de nuestro héroe empezó a ponerse en tela de juicio la tolerancia hacia este tipo de negocio. Comenzaron a surgir problemas de delincuencia y corrupción en las mancebías que llamaron la atención de la monarquía, que decidió cerrar locales. A esta se sumó la intervención de la Iglesia, hasta entonces frenada por la teoría del "bien común", dando lugar a una unión de fuerzas denominada por Michel Foucault como el 'dispositivo de sexualidad'.

Tal y como explica la profesora Isabel Ramos Vázquez de la Universidad de Jaén en 'La represión de la prostitución en la Castilla del siglo XVII', "todo un ejército de nuevos clérigos se sumó a esta labor de condena de los pecados sexuales y nueva educación moral". A partir de entonces, los burdeles "no hacían ningún bien a la sociedad", sino que solo servían para fomentar el pecado y pervertir a los que acudían a ellos.

De hecho, en Roma se fundó la Casa de Santa Marta, donde se recogía a las mujeres que voluntariamente decidieran dejar el oficio y llevar una vida honesta, buscándoles una ocupación y procurándoles alimento.

Destacaron las prácticas de los jesuitas, quienes se colocaban en las puertas de las mancebías para disuadir a quienes iban por allí o a predicar el camino del bien a las meretrices.

El rey Felipe IV

El rey Felipe IV, padre de Águila Roja en la ficción, cuando ascendió al trono según la Historia real, comenzó a recibir numerosos escritos que le pedían el cierre de las mancebías, lo que hizo que el monarca finalmente decretase esta acción en el año 1626. Sin embargo, muchos colectivos seguían defendiendo la teoría del "mal menor" y advirtieron de grandes desastres como consecuencia de tales cierres.

Con esta decisión del rey se llegó a la criminalización de cualquier forma de prostitución, ya que la que se hacía hasta entonces de forma clandestina estaba prohibida desde la época de los Reyes Católicos.

A pesar del cambio que supuso en este aspecto la llegada al trono del rey Felipe IV, este monarca fue conocido por ser muy mujeriego y propenso a tener aventuras "con mujeres de diverso rango y condición social", según explica Carlos Fisas en su obra 'Historias de reyes y reinas'.

Águila Roja - La doble cara de Felipe IV
La doble cara de Felipe IV

Águila Roja - La doble cara de Felipe IV tve

Sí es cierto que cumplía sus deberes de esposo, pues así lo demuestran los sucesivos embarazos de la reina, pero también se dedicaba a frecuentar muchos otros lechos.

Algo que la ficción de La 1 -que se ciñe al contexto histórico solo en algunos aspectos- también ha querido mostrar en la pequeña pantalla. ¿Recordáis las ocasiones en las que hemos visto a Felipe IV encamado con la Marquesa de Santillana?

Y a pesar de que el monarca quiso acabar con el negocio de las mancebas, las necesidades de la sociedad y la crisis económica afectaba a muchas mujeres que, sin remedio, tenían que echarse a la calle. Además, la actividad no era fácilmente contenible por unos cuantos oficiales públicos, sobre todo porque era fácilmente ocultable.

De esta forma, las prostitutas solo eran castigadas en casos muy escandalosos o cuando algún particular presentaba una denuncia interesada.

Diferencias entre hombres y mujeres

Además, según indican los profesores Agustín Vivas Moreno y Luis Arias González en su recopilación de fuentes documentales para el estudio de la prostitución en los siglos XVI y XVII, desde un punto de vista sancionador, lo primero que se advierte es que la lascivia femenina se ve de manera mucho más benigna que la masculina: "Faltas que en el hombre son consideradas como 'delitos enormes y atroces' -la homosexualidad, por ejemplo-, no lo son tanto en el caso de la mujer; una vez más la fragilidad de su naturaleza le exculpa".

La prostitución en la Villa

Las meretrices siempre han formado parte de la vida cotidiana del barrio de San Felipe. Entre la primera y la segunda temporada de la serie conocimos muy de cerca los problemas económicos a los que se enfrentó Estuarda, la madre del hijo de Sátur, Gabi, cuando contrajo la viruela y fue despedida de la casa de citas. De hecho, fue la propia miseria la que hizo que la joven entrara en el negocio de la prostitución.

Águila Roja - Estuarda no tiene dinero para pagar la casa

Con la llegada de 'La Deleitosa' y su espectacular dueña, Anaís, volvemos a ver bastante de cerca el negocio de las mancebas, aunque desde un punto de vista bastante más "despreocupado" y con un bonito local que, de primeras, parece ocultar las dificultades por las que pasan las chicas para poder sobrevivir. La joven madama recuerda en uno de los nuevos capítulos con su criada, Flora, por qué entró a trabajar como prostituta y, desde luego, no fue por capricho, sino porque se moría de hambre.

Anaís y Flora acaban de llegar a la Villa con su negocio, 'La Deleitosa', pero ya han sido acusadas de cometer un grave delito. Encerradas, Anaís recuerda con su criada por qué comenzó en el mundo de la prostitución.