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'Los siete infantes de Lara', el 'Juego de Tronos' de la España Medieval

  • Te contamos las claves de la leyenda en la que se basa el asesino que persiguen Olmos y Robles
  • Venganzas, bodas sangrientas, cabezas cortadas... ¡Seguro que esta historia te resulta familiar!

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Olmos, leyendo Los siete infantes de Lara
Olmos, leyendo Los siete infantes de Lara

Un asesino anda suelto en Ezcaray y, según Olmos, su modus operandi se basa en la leyenda de Los siete Infantes de Lara. Esta semana nos convertimos en detectives e intentamos averiguar quién es el asesino de la serie conociendo a fondo este cantar de gesta repleto de venganzas, bodas sangrientas y cabezas cortadas, ambientado en la España de la Reconquista, entre batallas de mulsulmanes y cristianos, que deja en cosa de niños cualquiera de las tramas de Juego de Tronos.

Y algunas de las nuevas líneas de investigación que nos han surgido son que el asesino mate por motivos religiosos, por una venganza familiar, por ser un paranoico obsesionado con los números e incluso llegamos a pensar que Almanzor quizás sea una mujer...

Una boda, un asesinato y siete cabezas cortadas

¿Por qué Olmos relaciona el asesinato de su vecino Boris con la leyenda de Los siete Infantes de Lara? Por una lado, porque el asesino corta la cabeza a sus víctimas, al igual que les hicieron a los infantes que protagonizan este romance. Los siete infantes fueron víctimas de su propio tío, Ruy Velázquez. Todo comenzó en la boda de su tío con doña Lambra, celebrada en Burgos a finales del siglo X. Durante los festejos del enlace, el pequeño de los infantes hirió de muerte (por accidente, aparentemente) al primo de doña Lambra y esta pidió venganza. Meses después, Ruy Velázquez "entregó" a sus sobrinos a un ejército de musulmanes para que acabaran con sus vidas, cortaran sus cabezas y las enviaran a Córdoba para que las viera su padre, que en esos momentos era prisionero de Almanzor, caudillo del califato.

Los cuerpos decapitados de los infantes descansan desde entonces en el monasterio riojano de San Millán de Suso, en donde Olmos cree que el asesino puede llevar a cabo un nuevo crimen (tal y como vimos en el capítulo 1 de la serie).

Robles, entre los sarcófagos de los infantes buscando al asesino. tve

Pero hay un detalle que a muchos de vosotros no se os ha escapado: El "Almanzor" de Ezcaray no corta la cabeza a todas sus víctimas, ¿qué interés tiene en diferenciarlas de esta manera?

¿Asesinados por motivos religiosos?

Antonio Garrosa Resina ha estudiado en profundidad esta leyenda y él mismo aclara que "el viejo cantar de gesta obedecería a un acontecimiento real, que fue agrandado y magnificado, perdiendo el relato verosimilitud pero ganando enorme interés poético y novelesco".

Tal y como explica Garrosa, el núcleo principal del relato "tiene lugar en la cabalgada cristiana sobre el campo de Almenar (Soria). Determinados elementos poéticos del relato son de interés como reflejo o testimonio de lo que era la vida de la nobleza castellana a finales del siglo X y las relaciones entre castellanos y árabes en la época del Condado de Castilla".

Pero, ¿qué interés puede tener un asesino en inspirarse en esta gesta? ¿Asesina por algún motivo religioso, al igual que se mataban musulmanes y cristianos en plena Reconquista?

"Almanzor": ¿asesino o asesina?

Olmos y Robles han bautizado al asesino que persiguen como "Almanzor". Este personaje histórico, caudillo del califato de Córdoba, es uno de los protagonistas de la leyenda Los siete infantes. Aunque a diferencia del "Almanzor" de la serie, el Almanzor de Los siete infantes no se retrata como un personaje terrible, sino más bien como un líder con cierta bondad y justo.

Nada que ver con doña Lambra, mujer de Ruy Velázquez, que como explica Garrosa "es el prototipo de dueña quisquillosa y enojadiza, que nos lleva a pensar en este caso en un cierto carácter misógino de la épica medieval española. El sentimiento antifeminista no es solo exclusivo de Los infantes de Salas, lo vemos también en otras leyendas como La Condesa Traidora".

Esto nos lleva a pensar una nueva teoría, ¿el asesino de Boris es en realidad una mujer?

El simbolismo del siete

Además de ser fan de las historias medievales y las novelas de Ágatha Christie, Olmos tiene cierta creencia en la magia de los números. Y está convencido de que el "Almanzor" de Ezcaray tienen en mente realizar siete asesinatos, un número "que reviste de unas resonancias especiales. El 7, junto con el 12 y el 40, es considerado como número 'típico' por la cultura hebrea plasmada en en Antiguo Testamento. Son los días de la semana, los empleados en la creación del mundo. El número de los sacramentos, de las virtudes, de los pecados capitales y de los dones del espíritu santo. El 7 es para San Pedro el número máximo de veces que se deben perdonar las ofensas" y, como no, es el número de los hermanos de Lara.

¿Tendrá razón Olmos y serán finalmente siete las personas que quiere decapitar el asesino al que persiguen Olmos y Robles? ¿Quién será la siguiente víctima?

La leyenda de Los Siete Infantes de Lara

Aunque existen varias versiones de la leyenda, una de las más estudiadas es la contenida en la versión sanchina de Estoria de España de Alfonso X el Sabio. Resumimos brevemente el contenido de la leyenda, ¿encuentras similitudes entre esta historia y la de algunos de los personajes de Ezcaray? ¿Será el asesino alguno de los vecinos del pueblo?

Año 974. Burgos es testigo del enlace matrimonial entre Don Rodrigo, Señor de Lara (conocido como Ruy Velázquez), y Doña Lambra. Entre los invitados se encuentran Gonzalo Gustioz el Bueno, su mujer doña Sancha (hermana del novio) y los siete hijos del matrimonio (los siete infantes de Salas).

Durante la celebración del enlace, el pequeño de los infantes se enfrenta a un primo de la novia y lo hiere de muerte por accidente. Doña Lambra jamás perdonará y comienza así una venganza que durará varios años.

Para evitar consecuencias mayores, el padre de los infantes ofrece a sus hijos como vasallos a Ruy Velázquez (de ahí que los infantes pasaran a ser de Lara y no de Salas). Problema resuelto… de momento.

Tiempo después doña Lambra, aún muy ofendida por lo ocurrido en su boda, ordena a uno de sus criados arrojar un pepinillo al asesino de su primo. Un poco pueril el ataque, sí, pero el pequeño infante se sintió tan ridiculizado que resolvió la situación asesinando al desdichado criado.

Doña Lambra le pidió a su marido venganza contra los infantes, autores de la muerte de dos de sus personas más queridas (su primo y su criado). Y el plan es el siguiente: Ruy Velázquez envía a Córdoba al padre de los infantes a reunirse con Almanzor y hacer entrega de una carta en la que le pedía al caudillo dinero para costear la boda y que asesinara al portador de la carta, es decir, al padre los infantes.

Además, en ausencia de su cuñado, Ruy Velázquez envía a sus sobrinos (ahora vasallos suyos) a una batalla contra un ejército de árabes, quienes, por encargo del propio Ruy, asesinan y decapitan a los siete infantes.

Mientras, en Córdoba, Almanzor se niega a matar a Gonzalo (bastante tendrá con la muerte de sus hijos) y decide encerrarlo. En la celda le cuidará la hermana del caudillo, a la que deja embarazada. Poco después llegan a Córdoba las siete cabezas de los infantes y Almanzor se las muestra al padre. Compadecido, Almazor le concede la libertad para volver a su tierra.

Al despedirse de la hermana de Almanzor, Gonzalo le entrega a esta la mitad de su anillo, para que su hijo algún día, si quiere, pueda encontrarle en Castilla. El hijo de ambos, Mudarra, encontrará a sus padre años después y consumará la venganza contra sus tíos Ruy Velázquez y Doña Lambra (A Ruy lo asesinará en una emboscada y a doña Lambra tiempo después quemándola viva en una hoguera).

Conclusión: si los Stark o los Lannister hubiesen sabido cómo comenzó la historia de los malogrados infantes, seguro que jamás hubiesen celebrado una boda a lo grande.

Retrato de la España del siglo X

A pesar de los elementos fantásticos de la leyenda, "la historia ofrece preciosos testimonios sobre la época y la sociedad en la que se desarrolla (en este caso en el Condado de Castilla en los últimos años del siglo X), por lo menos en lo que se refiere a la nobleza y también a la sociedad musulmana de la época, la de la Córdoba califal, que por entonces atravesaba un período de mayor esplendor", añade Garrosa en su estudio.

"Llaman la atención las fiestas solemnes que se hacen en Castilla con ocasión de los matrimonios entre nobles, la suntuosidad de estas celebraciones, las relaciones de asistencia mutua entre señor y vasallo, la costumbre de pedir ayuda económica al señor para poder sufragar los gastos de bodas tan dispendioasas. Demuestra que por encima de las rivalidad y desconfianzas entre cristianos y árabes, se daba una frecuente comunicación entre ellos. Y las relaciones como las de Ruy Velázquez con Córdoba confirman también la existencia de pequeño señores que pretenden mantener a toda costa buenas relaciones con los árabes, llegando en ocasiones al servilismo, para garantizar su seguridad y subsistencia en el incierto futuro que les hacen presentir las triungales correrías de Almanzor en el norte de España", añade Garrosa.

Fuente: Antonio Garrosa Resina, "La leyenda de los siete Infantes de Salas: Contribución literaria al conocimiento de la vida en el antiguo Condado de Castilla", en Castilla: Estudios de literatura,2-3, 1981, págs. 77-120, http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=136070