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Más Isabel - Conversiones al Islam en la España del siglo XV

  • El capítulo de esta semana nos ha dejado la conversión al islam de Zoraida.
  • ¿Cómo eran esas conversiones? ¿Y la vida del nuevo converso?
  • Mabel Villagra, asesora hitórica de 'Isabel', nos da todos los detalles

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En este nuevo episodio de 'Isabel' hemos visto como Isabel de Solís se convierte al Islam. ¿Cómo era esta conversión? ¿Cómo podía cambiar la vida del nuevo musulmán?

La conversión por voluntad propia o como única salida

Desde la Edad Media, el contacto entre Cristianismo e Islam produjo la presencia de la figura del converso religioso, que acabó formando de por sí un colectivo social debido al gran número de casos.

Durante la Reconquista española, estos conversos al Islam recibieron varios nombres según el paso de los siglos: los muladíes, hispano-visigodos convertidos al Islam durante el siglo VIII; y en los siglos finales (XIV y XV) los elches, o cristianos (muchas veces ex-cautivos) que se convertían al Islam, llamándoseles también en territorio cristiano, renegados (en el caso contrario, serían tornadizos).

En el caso de los cautivos (asir), tras ser capturados en una correría o ataque, se les dejaba tres días de plazo para ver si aceptaban o no la conversión, pero no podían ser ejecutados, dado que eran cristianos, "gentes del Libro", amparados por el derecho coránico. Esos tres días servían también para decidir qué se hacía con ellos.

Los prisioneros que no habían luchado contra musulmanes, automáticamente eran considerados cautivos, a diferencia de los de guerra cogidos en combate contra soldados musulmanes, de quienes el imán podía disponer hacerlos cautivos, ser ejecutados o darles la oportunidad de la conversión.

Hubo casos de conversiones que fueron sinceras y por voluntad propia y tenemos constancia de cristianos que emigraban ex professo a territorio islámico para convertirse (un caso muy conocido, el de Anselmo Turmeda, en el siglo XIV). Pero el caso de los cautivos era diferente, ya que, víctimas de una fuerte presión emocional por las penalidades y la condición de su prisión o esclavitud, la conversión al Islam era la única vía de escape a su condición de cautivos, puesto que el derecho islámico prohibía que un musulmán fuera esclavo de otro. Hubo sin embargo también conversiones sinceras, como veremos que se dieron al poco de comenzar el cautiverio o tras un tiempo en él.

En el caso de Beatriz de Solís, creemos que su conversión entraría en este grupo. Dice Hernando de Baeza que fue capturada, siendo niña de 12 años más o menos, mientras estaba con otros niños en los alrededores de su pueblo (Baeza nos dice que es Aguilar de Córdoba). Llevada a Granada, pasó como sirvienta palatina a la Alhambra donde se encargaba de limpiar las estancias reales a la par que recibió una educación básica cortesana.

¿En qué consistía la ceremonia de conversión?

El acto de conversión se hacía ante un alfaquí o imam, y en ausencia de éstos, ante musulmanes piadosos, bien en la mezquita o en un entorno privado como el hogar (preferentemente en el caso de las mujeres) y después de una de las oraciones preceptivas o en cualquier momento, siendo más frecuente que fuera tras la oración del Viernes.

Las mujeres tenían que ir con vestiduras holgadas y no ceñidas, solo podían vérseles los pies, las manos y la cara; la cabeza se cubría con el velo o hiyâb. Los hombres debían ir vestidos con camisa, túnica y zaragüelles, pudiendo cubrirse o no la cabeza con un bonete o tocado (el turbante solo lo llevaban los militares, los hombres religiosos y la alta nobleza y realeza).

En caso de ser una mezquita el lugar de celebración, tras la jutba (discurso del imán) y el final de la oración, se reunían los testigos y el imán, y el neoconverso respondía a una serie de preguntas donde reconocía como propias la creencia en los Libros Revelados (La Torá, El Evangelio, El Corán), los Profetas, los ángeles y los genios, en el Día del Juicio y en los Cinco Pilares del Islam (ayuno en el Ramadán, rezo, peregrinación a la Meca, limosna, shahada).

Acto seguido, el converso o conversa pronunciaba la shahâda o profesión de fe repitiendo las siguientes palabras: "Ash'hadu, an lâ ilâha il-la Al-lâh , wa ash-hadu an-na Muhammadan Rasûl Al-lâh (= Doy fe que no hay dios excepto Dios y que Muhammad es el Mensajero de Dios)". Siendo de origen cristiano, a la shahâda se le añadía una afirmación a parte donde el nuevomusulmán afirmaba que Jesús era Profeta y no el Hijo de Dios y reconocía la Unicidad de Dios frente a la Trinidad que predicaba el Cristianismo.

Después podía llevarse a cabo el takbîr, exclamar en voz alta “Dios es Grande” (Allahu Akbar), mientras el resto de los testigos y musulmanes presentes recibían al nuevo musulmán (si eran varón los hombres, si era mujer sólo sus congéneres). Después, se elegía un nombre islámico, voluntariamente, y en el caso de los cautivos o esclavos, este nuevo nombre era puesto por su señor.

Tras este acto el nuevo musulmán procedía darse un baño de purificación (gusl) y rezaba dos rakaat (1 rakaa = 1 serie de prosternaciones). Tras la ceremonia de conversión, en el caso de los varones, se procedía a su circuncisión. Podía después, el caso de los conversos no cautivos, festejarse este acto con un convite y se daban regalos (normalmente ropa hecha en tejidos nobles) al nuevo converso.

Posteriormente el imán, cadí o alfaquí levantaba acta de conversión del nuevo musulmán por ejemplo mediante documentos como este:

Acta de conversión de un cristiano al Islam

"El converso _______ ben ______, estando con salud y jurídicamente capaz, en pleno dominio de su inteligencia y razón, invoca la declaración de los testigos de este acta sobre (el hecho) que abandona la religión cristiana, que rechaza, y entra en la religión del islam, que prefiere a la anterior.

Atestigua que no hay más dios que Allah, el único, el que no tiene copartícipes; que Muhammad es su siervo, su enviado y el sello de sus apóstoles; que el mesías Jesús, hijo de María -que Dios le bendiga y salve- es su enviado, su verbo y su aliento que mandó a María.

Se ha purificado para (recibir) el islam y ha rezado. Reconoce las normas del islam: la ablución, oración, limosna legal, ayuno del mes de Ramadán, la peregrinación a la Casa (santa) -para todo aquel que pueda- conociendo sus límites y momentos.

Se compromete a ello, abraza el islam y se regocija por entrar en éste. Da gracias a Dios, quien se lo inspiró y le encaminó. Sabe que la (única) religión a los ojos de Dios es el islam que abrgó todas las demás; que el islam las supera a todas, sin ser superado por ninguna y que Dios no acepta más que el islam, no contentándose con ninguna otra.

Se ha convertido de buen grado, tranquilamente, sin temor a nada, ni por aversión (de algo), ni esperar recompensa alguna, en presencia de _______".

Formulario notarial de Ibn al Attar (siglo X). Formulario notarial de Ibn al Attar (siglo X).