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Informe Semanal, contar lo que pasa

  • Texto escrito con motivo del 30 aniversario del programa

Por
Fernando López Agudín. Director del programa de 1991 a 1994
Fernando López Agudín. Director del programa de 1991 a 1994

Ya ocurrió en el vigésimo aniversario, cuando me encontraba en Informe Semanal, y vuelve a ocurrir, con mucho mayor intensidad, cuando se van a cumplir tres décadas del programa más emblemático de Televisión Española.

Si entonces mantenía su vigencia y frescura, en medio del estallido de las cadenas privadas, ahora la mantiene aún más en una programación basada, esencialmente, en la televisión basura. Con o sin monopolio público, en dictadura o democracia, bajo gobiernos de derecha o de izquierda, Informe Semanal continúa en la parrilla de la programación como uno de los programas estelares.

Treinta años de Informe Semanal confirman que fue, es y será una apuesta acertada porque se limita a contar a la gente lo que le pasa a la gente a lo largo y ancho de siete días. Caben, por supuesto, todo tipo de críticas a la elección o tratamiento de sus reportajes, como en toda actividad periodística, pero no al concepto de este producto informativo.

El Informe del siglo XXI es, básicamente, el mismo que el del siglo XX. La fórmula es idéntica, los contenidos análogos y hasta algunos de los profesionales que los elaboran no han dejado de elaborarlos desde hace años o décadas. Existe, pues, una continuidad basada en el éxito de un formato que no ha dejado de ser válido desde marzo de 1973.

Nunca perdió la credibilidad con la que nació, ni nunca traicionó el compromiso profesional con la actualidad. Su estilo de trabajo, modelo de reporterismo audiovisual, no ha variado. Hoy como ayer, es toda una escuela de periodismo televisivo. Visionar los índices de treinta años de Informe Semanal no es sólo revivir las imágenes de lo acontecido sino comprender el quién, cómo, dónde, cuándo, por qué y para qué de los hechos protagonistas. En su videoteca, alrededor de unos 6.000 reportajes emitidos en aproximadamente 1.500 semanas, se encuentra la narración de nuestra reciente historia.

Cuando está a punto de definirse un modelo de televisión pública, que sustituya el caos actual, Informe Semanal debiera ser su paradigma. Si ha resistido al vigente envilecimiento del mercado televisivo, donde el camión de los detritus circula a diario por todos los carriles de la pequeña pantalla, signo evidente de que puede competir, con dignidad y profesionalidad, en este medio ambiente degradado. Esa bocanada de aire limpio que se respira cada sábado debe convertirse en la escaleta de una nueva televisión que sea realmente pública.