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Lars Kraume: "Olvidamos que no hace tanto que los alemanes pedían ayuda"

  • Se estrena La revolución silenciosa: historia real de unos estudiantes en la RDA de los 50
  • Una defensa de la libertad de expresión y los refugiados políticos

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Los protagonistas de 'La revolución silenciosa'
Los protagonistas de 'La revolución silenciosa'

Se suele decir que los americanos han realizado más películas sobre la posguerra alemana que los propios alemanes. Y aunque en los últimos años se ha producido un auténtico boom (La conspiración del silencio, Phoenix, Hannah Arendt), la omisión se amplía si enfocamos a la extinta RDA, tal vez más interesante porque tuvo que purgar su nazismo a base de socialismo de estado.

El cineasta Lars Kraume (Chieti, 1974) estrena esta semana La revolución silenciosa, ambientada en los años 50 de la república socialista. Describe la historia real de un grupo de estudiantes que, tras conocer el levantamiento húngaro contra los soviéticos, hicieron un minuto de silencio en su clase en solidaridad y desataron una contundente respuesta del estado. Occidente empezaba a ser el sueño de la juventud y el Muro de Berlín no tardaría en alzarse.

“El final de la década de los 50 son los años ‘no dramáticos’, pero son interesantes desde el punto de vista narrativo porque todo estaba bajo la superficie, en el subtexto. Y el espectador tiene que intuir buena parte de lo que está sucediendo”, dice el cineasta en una entrevista para RTVE.es.

Kraume sabe de lo que habla. Hace dos años estrenó El caso Fritz Bauer, sobre el fiscal alemán, en este caso de la Replica Federal, que combatió en los años 50 y 60 la impunidad de los crímenes del nazismo. Las dos películas componen un díptico sobre la misma cuestión.

“Las dos Alemanias tuvieron que enfrentarse a la transformación de la sociedad tras el III Reich”, explica Kraume. “Pero las películas de época siempre tienen que estar relacionadas con el presente o no serían interesantes. En este caso hay valores universales que son importantes en nuestro mundo: el poder de la solidaridad y el valor de la libertad de expresión”.

La memoria histórica alemana

Al igual que sucede en España, Kraume afirma que en Alemania también levantan ampollas las películas sobre el pasado. “Hay gente que piensa que el presente tiene problemas más importantes, y otros que quieren negar el pasado: gente que todavía tiene una imagen distinta del socialismo u otros que niegan la culpa del holocausto. Pero creo que el país, en general, se enfrenta bien a la violencia de su historia”.

Pero el lazo fundamental con el presente es el de los refugiados políticos. “Sí, y es importante que los alemanes la vean porque tendemos a olvidar que no hace tanto que los alemanes pedían ayuda”, afirma antes de fijar una opinión muy clara sobre la situación actual.

“Me sentí muy orgulloso cuando Angela Merkel dijo que los refugiados eran bienvenidos. Y es muy triste que esa ola de empatía se esté desvaneciendo. La mayor catástrofe es que los políticos están mintiendo sobre los próximos 10 años. Esto solo es el comienzo de una ola de refugiados que será mucho más grande, enorme. Y no se le dice a la gente la verdad: que no hay modo de cerrar las fronteras. La idea de que hay que defender Europa está equivocada. Hay que buscar soluciones para construir un mundo más justo”.

Una RDA no tan oscura

Primer prejuicio que derriba La revolución silenciosa: tal vez tengamos una imagen distorsionadamente oscura de la RDA. El sol, literalmente, también brillaba. “Hasta cierto punto, todo parecía perfecto. En el área geográfica en la que se sitúa la historia la gente vivía bien, lo que no era lo habitual. Era importante rodarlo con luz y no una atmósfera depresiva: Es un grupo de jóvenes, amigos, reían, jugaban al fútbol”.

Pero, como se subraya en la cinta, cualquier sistema político tiende a aplastar a sus enemigos. "Pensaban realmente que el socialismo era la gran solución para los problemas. Hasta que se dieron cuenta de que no tenían libertad de expresión y de que era una tiranía",

La película está basada en las memorias de Dietrich Garstka, uno de aquellos estudiantes. Kraume, cuya familia y pasado pertenecen a la RFA, confiesa que ha sido su guía para una realidad que le es un poco más ajena.

“La mayoría de películas sobe la RDA la han hecho cineastas nacidos en la RFA, como Wolfgang Becker (Goodbye Lenin), Florian Henckel von Donnersmarck (La vida de los otros) o Christian Petzold (Barbara). "Es un problema, porque las cintas históricas deberían hacerse por quien conoce bien de lo que habla", opina. "Mi excusa es que aquí pongo mi oficio al servicio de Garstka, que supervisó cada borrador del guion”.

Dietrich Garstka falleció en abril de este año, aunque pudo ver La revolución silenciosa. “Me dijo que estaba muy emocionado y que la atmósfera y tiempo estaban muy bien retratados”. Kraume recuerda que, durante el rodaje, preguntó al actor Leonard Scheicher qué llevaba en sus bolsillos. Cuando le contestó que nada, que solo era vestuario, Karume contestó: “Exacto. Así es como dejaron a sus familias y se fueron a un futuro desconocido. Es una locura total. Y eso es lo que hacen los refugiados”.