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Madrid Fashion Week

Teresa Helbig, la primera mujer que diseña los uniformes de Iberia

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La diseñadora Teresa Helbig presenta los nuevos uniformes de Iberia.
La diseñadora Teresa Helbig presenta los nuevos uniformes de Iberia.

"Estoy feliz, muy feliz, dice Teresa Helbig, la ganadora del concurso de Iberia para crear los nuevos uniformes de la tripulación. Todo un honor, ya que su nombre se suma a una lista de maestros de la costura como Pedro Rodríguez, Pertegaz, Alfredo Caral y Adolfo Domínguez. Helbig es la primera mujer en hace este trabajo y ha ha hecho historia.

"Estoy orgullosa y emocionada de sabe que 6500 personas llevarán mis prendas". Helbig, que presentó su colección el pasado 8 de julio, reinterpreta el traje de chaqueta y hace guiños a la compañía con golpes de rojo y amarillo. Los vestidos llevan una cremallera metálica "que le va a dar mucha caña al vestido", añade. Su objetivo es que las prendas perduren y ha apostado por la atemporalidad pero buscando siempre la excelencia.

Bocetos de los uniformes diseñados por Helbig. noticias

Este trabajo era un reto pero lo ha superado con éxito. "Tenía que ser funcional y resistible pero sin perder la elegancia y pensando en que estuvieran guapas y guapos". Cuenta que ha trabajado con mucha libertad, incluso para los largos de la falda". La diseñadora lleva años formándose en la sastrería tradicional masculina y este ejercicio le ha servido de mucho en este concurso. "La sastrería es la base de estos uniformes y he de decir que los de mujer y los de hombre no son distintos".

Cuenta Helbig que en la edición de septiembre de 2017 estuvo en la exposición de Ifema con la que Iberia celebraba su 90 aniversario con la que se hacía un rerpaso a la historia de sus uniformes con prendas de Pedro Rodríguez, Pertegaz, Alfredo Caral y Adolfo Domínguez, el actual autor de los trajes que lleva la tripulación ahora. "Yo soy muy fan de Elio del 72 y estoy emocionada pero he de decir que a quien le hacía más ilusión era a Teresa madre", cuenta.

Vestido estampado de Teresa Helbig. Efe noticias

Un poco de historia

La empresa nació en 1927 y diecinueve años después comenzó a cruzar el charco. Fue entonces cuando decidieron vestir a las azafatas. Los primeros uniformes eran de estilo militar, en color azul para el invierno y en blanco para el verano. Eran poco estéticos y nada funcionales. En 1954 deciden dar el gran paso y encargan la tarea de crear el vestuario del personal de cabina al maestro de la costura Pedro Rodríguez que define los uniformes siguiendo la moda de la época pero manteniendo el color azul marino.

Ocho años más tarde se introducen cambios en el diseño. El traje de chaqueta y el gorro abandonan el aire marcial y se vuelven femeninos, y los abrigos se hacen con un tejido más ligero para facilitar los movimientos y llevan un forro de quita y pon para adecuarlo a todos los climas

En 1962 la compañía cambia de rumbo y se elige a otro grande de la moda, Manuel Pertegaz. El modisto ya tenía 50 años y acababa de abrir su primera boutique en España. En su afán de embellecer a la mujer, el modisto creó un vestuario muy femenino y moderno.

La falda recta y la chaqueta tipo túnica con grandes bolsillos en un color que el diseñador bautizó como Rosa Real, que no gustó por igual a todas las azafatas. En el conjunto de prendas destacaba un vestido de aire andaluz y completaban el look una capa y botas, que sustituirían a los zapatos en invierno.

Diez años después llega el relevo, quizá el más conocido. Elio Berhanyer tenía 43 años y una fama de innovador y rebelde. Sus cambios se centraron en el color, volviendo al azul marino, la introducción de una sofrefalda y el cambio de la capa por un abrigo. Además creó una extensa línea de complementos necesarios como bolsos, zapatos, fulares o guantes.

Cinco años después, ya en 1977, Beryanher tenía una gran proyección internacional. Su nuevo uniforme introdujo más cambios, empezando por el color. El azul se abandonó para vestir de beis tostado y todas las prendas y complementos del vestuario se podían intercalar para adaptarse a cualquier hora del día, faena o clima.

En los uniformes de tierra se añadieron un impermeable y botas para trabajar en pista. En 1983 Berhanyer fue, de nuevo, el elegido para modernizar a las azafatas. Se empezó por homogeneizar las siluetas de los trajes de cabina y tierra para dar la sensación de unidad. Además se volvió al color azul, tan característico de la aviación, pero se optó por un tono más claro y luminoso, un tono que se llamó Azul Canarias.

Cuatro años después, en 1987, hubo más cambios y el primero fue organizar un concurso entre las mejores agujas del país que ganó Alfredo Caral. Las prendas ganan en funcionalidad y pierden sentido estético. Todas siguen siendo intercambiables para ayudar en el trabajo y la gran novedad es la introducción del pantalón para las azafatas de coordinación y que también se encargó vestuario para los pilotos.

El azul se mantiene pero se combina con beis para cabina y rojo para tierra. El contrato con Caral, el segundo más extenso tras el de Berhanyer, se mantuvo hasta 2005. Ese año, y de nuevo a través de un concurso, se escogió la propuesta de Adolfo Domínguez. El gallego utiliza el color para distinguir a los mandos de cada departamento. La supervisoras lleva la camisa en mostaza y la sobrecargo de vuelo, en rojo. El servicio de a bordo lleva túnica que se combina con falda o pantalón (por primera vez para todo el personal femenino)y los hombres llevan chaleco, las dos prendas en azul noche.