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Orbán confía en un tercer mandato pese a las críticas contra su autoritarismo y los casos de corrupción

  • El partido conservador Fidesz, fundado por Orbán, llegó al poder en 2010
  • El Fidesz ha llevado la campaña hasta extremos que rayan en el racismo
  • Ni siquiera ha hecho público un programa para su próximo mandato

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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, durante el último acto de campaña en Székesfehérvár
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, durante el último acto de campaña en Székesfehérvár.

El controvertido primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, es el favorito para ganar, por tercera vez consecutiva, las elecciones generales este domingo, pese a crecientes críticas contra su autoritarismo y acusaciones de corrupción en su entorno más inmediato.

Desde que el partido conservador nacionalista Fidesz, fundado por Orbán, se instaló en el poder en 2010, el Gobierno húngaro ha puesto bajo control gran parte de la prensa, así como el Tribunal Constitucional y la Auditoría Nacional, entre otras instancias.

"Ya no hay posibilidad de reclamar nada. Hasta la fiscalía está en su bolsillo", ha dicho Péter Krekó, director del Instituto Political Capital en Budapest. Por eso, ha señalado el analista, el Gobierno actual puede sobrevivir a los escándalos de corrupción que salpican hasta los círculos más cercanos del primer ministro. "Hungría es una democracia débil que se ha movido hacia el autoritarismo".

La Oficina Antifraude de la Unión Europea (OLAF) filtró en febrero pasado un informe que relacionaba al yerno de Orbán con prácticas corruptas en el uso de fondos comunitarios.

Poco después aparecieron acusaciones contra el líder del grupo parlamentario del Fidesz, Lajos Kósa, por una turbia vinculación a una supuesta herencia de 4.300 millones, que el diputado ha rechazado hasta el momento.

Son cada vez más los supuestos casos de corrupción que salen en los medios de comunicación críticos con el Gobierno. Todo ello en medio de una "guerra mediática" entre Orbán y su examigo y hoy enemigo Lajos Simicska, un magnate que controla varios medios de prensa en el país.

Fidesz y su "campaña apocalíptica" centrada en la inmigración

La respuesta del Fidesz y su líder ha sido subir el tono de su "campaña apocalíptica", centrada en un supuesto peligro externo, proveniente de la inmigración, que amenaza al país y a su cultura, ha explicado Krekó.

Es una campaña que Orbán maneja desde hace dos años después de la llegada masiva de refugiados a Europa central a través de la ruta de los Balcanes, con un discurso xenófobo que con frecuencia relaciona a los aspirantes a asilo con el terrorismo.

Además, Orbán y sus ministros alertan de forma reiterada sobre un supuesto plan del filántropo multimillonario estadounidense de origen húngaro George Soros para traer a Europa un millón de extranjeros al año, supuestamente en confabulación con la Comisión Europea (CE).

Ya antes de iniciarse oficialmente la campaña electoral, las calles de Hungría se llenaron de carteles alarmistas contra Soros, los refugiados y la CE, y el Fidesz ha llevado la campaña hasta extremos que rayan en el racismo. Así, por ejemplo, su cartel más reciente muestra a una multitud de supuestos refugiados frente a los cuales solo aparece un mensaje: Stop! (¡Paren!).

Para Krekó, está claro que Orbán trata de distraer de las acusaciones de fraude y malversación que salpican su Gabinete. "Debe gritar más fuerte que las críticas por la corrupción", ha señalado el analista. Orbán solo tiene que movilizar a sus simpatizantes, que según las encuestan suman un estimado 35% de los ciudadanos con intención de votar, pues con su apoyo podría volver a tener mayoría en el Parlamento dada la fragmentación de la oposición.

El ultranacionalista Jobbik contaría con un 20% del apoyo popular

El partido ultranacionalista Jobbik, que en los últimos meses intenta conquistar a votantes más moderados con un giro hacia el centro, contaría con algo menos del 20% del apoyo popular, mientras que el partido socialista (MSZP) obtendría el 17%.

Con este panorama, el Fidesz parece no tenerlo demasiado complicado este domingo y ello a pesar de no haber hecho público un programa para su próximo mandato. No obstante, existen señales de que va en aumento el rechazo popular al actual Ejecutivo.

Según un reciente sondeo del Instituto Závecz Research, unos 900.000 ciudadanos con intención de acudir a las urnas han dicho que no apoyará al Fidesz, si bien están aún indecisos sobre a cuál de los partidos opositores votarán.

Teniendo en cuenta este dato, Krekó no quiere descartar una sorpresiva derrota de Orbán. "Todo puede suceder", ha asegurado.