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Los plaguicidas más comunes son tóxicos para los pájaros

  • Señalan a los neonicotinoides, que afectan a las poblaciones de abejas
  • Provocan pérdida de peso y alteración de la orientación migratoria de las aves

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Aves usadas en el estudio sobre los efectos de plaguicidas
Aves usadas en el estudio sobre los efectos de plaguicidas

Algunos de los insecticidas más comunes, responsables del declive de las abejas, resultan igualmente tóxicos para los pájaros que comen semillas, según una nueva investigación publicada en Scientific Reports.

"Los estudios sobre los riesgos de los neonicotinoides, a menudo se han centrado en las abejas, que han estado disminuyendo en población. Sin embargo, no son sólo las abejas las que se ven afectadas por estos insecticidas", afirma la profesora de biología de la Universidad de California Christy Morrissey.

Este estudio es el primero que demuestra que el imidacloprid (neonicotinoide) y el clorpirifos (organofosforado) --dos de los insecticidas más ampliamente utilizados en todo el mundo- pueden afectar directamente la migración de las aves.

"Estos químicos están teniendo un fuerte impacto en los pájaros cantores. Estamos viendo una pérdida de peso significativa y la orientación migratoria de las aves está significativamente alterada", señala la autora principal del trabajo, Margaret Eng, becaria postdoctotral en el laboratorio de Morrissey.

"Los efectos se observaron al comer el equivalente de sólo tres o cuatro semillas de canola tratadas con imidacloprid u ocho gránulos de clorpirifos al día durante tres días", añade.

Insecticidas eficaces y fáciles de aplicar

Los neonicotinoides se han convertido en la clase más popular de insecticidas entre los granjeros porque tienen mucho éxito en exterminar plagas y son fáciles de aplicar.

"En el pasado, los granjeros podían haber colocado un insecticida en un plumero y rociaban sus campos con el insecticida. Sin embargo, ahora los agricultores tienen acceso a semillas que en muchos casos ya están cubiertas de neonicotinoides", asegura Morrissey en un comunicado.

Según la investigadora, las aves que se detienen en la migración comen "potencialmente" estas semillas, "pero también pueden ingerir erróneamente los gránulos de clorpirifos por arena, algo que normalmente comen para ayudar en la digestión de las semillas".

Durante una migración de primavera, Morrissey y Eng capturaron gorriones, que luego alimentaron diariamente durante tres días con una dosis baja o alta de imidacloprid o clorpirifos. Los experimentos de laboratorio mostraron que los neonicotinoides no sólo cambiaron la orientación migratoria de las aves, sino que también perdieron hasta el 25% de sus depósitos de grasa y masa corporal, lo que resulta perjudicial para el éxito de una migración.

"Lo que nos sorprendió fue lo sensibles y rápidos que fueron los efectos, particularmente a imidacloprid", indica Morrissey. "Las aves mostraron una pérdida significativa de masa corporal y signos de intoxicación aguda (letargo y pérdida de apetito). Los ensayos de migración también mostraron que las aves no lograron orientarse o cambiaron su orientación hacia el norte".