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Jacques Audiard: "'Dheepan' es un filme político por su deseo de dar nombre y sentimientos a quien no los tiene"

  • Se estrena la película ganadora de la Palma de Oro en Cannes
  • Un absorbente thriller sobre un exguerrillero tamil refugiado en Francia
  • RTVE.es entrevista al director francés en su visita a Madrid

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Jacques Audiard en la sede del Institut français de España en Madrid
Jacques Audiard en la sede del Institut français de España en Madrid

Como sus propias películas, Jacques Audiard es esquivo a los análisis. Con Dheepan, ganadora este año de la Palma de Oro en Cannes, ha firmado uno de sus obras más potentes dentro de una filmografía que es pura dinamita (Un profeta, De óxido y hueso o De latir, mi corazón se ha parado). Con motivo del estreno en España (6 de noviembre), el cineasta francés ha presentado su película en Madrid.

No cuesta presentar Dheepan: es la historia de un exguerrillero tamil que, tras perder a toda su familia, huye desde Sri Lanka a Francia con un pasaporte falso y tiene que vivir con una mujer y una hija desconocidas para evitar la deportación. Consigue un empleo de portero en un peligroso suburbio de París, donde asiste con miedo y cautela a los trapicheos de droga y ambiente de violencia que le rodea.

Cuesta más explicar la riqueza de Dheepan: Audiard siempre habla de su trabajo como una huida de las explicaciones psicológicas y una búsqueda de situaciones que, en parte, escapan al estudio. Sin discursos ni mensajes, Dheepan muestra el choque cultural en la sociedad europea desde el punto de vista del refugiado. Todo envuelto en un equilibrio de cruda realidad y belleza.

“Son personajes que han perdido todo -incluso su nombre porque no responden a sus verdaderos- y, por tanto, se trata de encontrar esos hilos con sentimientos nuevos”, explica el director en una entrevista para RTVE.es.

Audiard habla de su cinta como un thriller que utiliza el género como un Caballo de Troya que esconde más cosas. "Dentro se van desarrollando cosas que no pertenecen al género como la historia de amor o la relación entre la falsa madre y la falsa hija". Aunque evita a toda costa la etiqueta de película política, el estreno de su película por toda Europa coincide con la masiva crisis de los refugiados.

“La película es política no porque trate de inmigrantes. Es un filme político por su deseo de dar nombre, imagen y sentimientos a alguien que no los tiene. Y todo eso en formato cinemascope, para mí eso es un gesto, incluso en una película de género. Porque, si no, sería un documental o información que al final nos da igual: vemos tanta que es como un abrevadero de noticias”.

Y ahí sí, cree que la película puede comunicar lo que le impulsó a iniciar el proyecto hace cinco años. “De repente, si la próxima vez que estás con tu novia y un inmigrante te ofrezca un ramo de flores, ves a la persona y piensas en Dheepan, habrás identificado que es alguien”.

Ese alguien, en la película, está interpretado por un ceilandés desconocido: Anthonytahan Jesustahan. Casi un milagro de casting, porque hace 20 años Jesustahan abandonó la guerrilla tamil y emigró a Francia donde experimentó la dureza de vivir sin papeles, según explicaba el actor a RTVE.es en el pasado Festival de Valladolid.

“Le vi en la segunda sesión de casting y no podía creérmelo. Ha aportado su dulzura espiritual. Es encantador y divertido. El personaje tiene una vida terrible: es un exguerrillero que ha tenido que hacer obligatoriamente cosas atroces. Quería que tuviera esa ambivalencia: que fuera muy diabólico y dulce. Y, además, Jesustahan me parece alguien muy erótico”.

Dheepan, nombre falso del personaje, se suma la lista de héroes audiaranos que encuentran algún tipo de redención en la violencia. “Yo también me pregunto porque vuelvo a esos momentos en los que los personajes se convierten realmente en héroes de cine. No de la vida, sino de cine: invulnerables. ¿Por qué? No lo sé, pero siempre lo necesito. Necesito esa figura, ese momento en el que accede a la posición de héroe cinematográfico”.

¿Soy humanista? Me interesa sobre todo un humano que no soy yo, que no se parece a mí”

El artefacto argumental de Dheepan permite a Audiard expresar la narración visualmente: los inmigrantes asisten como espectadores a una realidad circundante que comprenden poco a poco. Se convierten en voyeurs que, literalmente a través de la ventana, asisten a una proyección. “Era parte integrante de la idea. También conecta con ese deseo mío de ir hacia algo que no conozco. Cuando miran por la ventana están como en el cine, y de repente hay una sensación de confort, de calma”.

Según envejece, Audiard aumenta su ritmo entre película y película. “Sí, porque tengo 63 años y ya no puedo tardar cuatro años”. Pero, pese a la compasión que muestra hacia sus personajes, le cuesta aceptar que su mirada es humanista.“El término es enorme”, rechaza. “Aunque si humanista quiere decir interesarse por lo humano, sí, me interesa sobre todo un humano que no soy yo, que no se parece a mí”.