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El baile de los hombres de aluminio

  • Llega a España un espectáculo de baile con materiales industriales reciclados
  • Los elementos usados han sido rescatados de fábricas de todo el mundo
  • Este martes se celebra el Día Internacional del reciclaje

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En el espectáculo la interacción con el público es constante
En el espectáculo la interacción con el público es constante

Calle Preciados de Madrid. 12:00 de la mañana. Tres hombres forrados por entero de tubos de aluminio bailan break dance impulsados por contorsiones imposibles.

La reacción no se hace esperar: transeúntes y turistas disparan con sus cámaras a los danzantes cibernéticos. “Parecen los tubos del aire acondicionado”, afirman varios ”mirones”. “Lo que deben estar sudando ahí dentro, los pobres", apunta una señora. "Pero ¿qué regalan aquí, muñecos?", añade otra que juega al despiste.

Objetivo conseguido. De alguna u otra manera The Aluminium Show ha extraído reacciones diferentes del público. Una de las señas de identidad de este espectáculo singular. “En África, por ejemplo, nunca habían visto tubos como estos. Niños y mayores bailaron sin parar alrededor”, cuenta el bailarín israelí, Ilan Azriel, creador del “invento”.

Todo comenzó con la fijación por los “cachivaches” de Azriel, que recuerda como un buen día empezó a recorrer las fábricas de su país, en busca de desechos industriales, y acabó juntando en casa “un buen montón de aluminio”.

Un pequeño robot llamado Slinky

En “Aluminium” se juega con todo este material reciclado en una coreografía visual, arropada por música y efectos especiales, en la que paradójicamente no se pronuncia una palabra.

La historia que interpretan es sencilla: un pequeño robot llamado Slinky busca a sus padres desesperado, y los encuentra con la ayuda de un humano. Un guiño a la relación hombre-máquina con mensaje ecologista incluido.

The Aluminium Show

El show desembarca por primera vez en España, en una gira que arranca en Madrid (Teatro Coliseum, desde el 1 de junio), dónde aterrizan recién llegados de Edimburgo.

En el espectáculo juegan con materiales industriales reciclados

En Escocia, la crítica ha destacado la originalidad de la puesta en escena de un producto netamente familiar, en el que la interacción con el público es fundamental. “Dependiendo de la edad, cada uno lo interpreta a su manera”, puntualiza Ilan Azriel, que añade con un símil informático: "Todos los shows están en constante evolución como los ordenadores".

Pero volvamos a nuestros “hombres plateados” en el centro de la ciudad. Los augurios de la señora se han cumplido. De los trajes, elaborados con tubos y arandelas, emergen tres sudorosos bailarines, que se han retorcido sin parar como gigantescas lombrices.

“Los castings para participar son durísimos. No es fácil moverse con esto”, nos cuentan, aunque los organizadores aclaran que los danzantes sólo pasan dentro de los trajes un 20% del espectáculo. Es la eterna lucha entre el hombre y la máquina a pie de calle.