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'El Tercer Testamento 2: Julius', un cómic histórico espectacular y profundo

  • Un espectacular cómic ambientado 30 años después de la muerte de cristo
  • Sus autores son Alex Alice, Xavier Dorison y Robin Recht

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Viñeta de 'El Tercer Testamento: Julius', de Alex Alice, Xavier Dorison y Robin Recht
Viñeta de 'El Tercer Testamento: Julius', de Alex Alice, Xavier Dorison y Robin Recht

EL TERCER TESTAMENTO

Siglo XIV. Sur de Francia. En una cámara secreta del convento de Veynes, aparece un inquietante relicario. En su interior hay un pergamino cuyo contenido podría hacer tambalear los cimientos de la Cristiandad: "El Tercer Testamento". Podría tratarse del mensaje entregado directamente por Dios a Julio de Samaria. El conde de Marbourg y Elisabeth de Elsenor seguirán la pista del pergamino a través de un peligroso periplo por media Europa en el que deberán enfrentarse a los Templarios, a la Inquisición y a los sanguinarios secuaces Sayn.

Hace 7 años los franceses Alex Alice y Xavier Dorison triunfaron con un cómic fascinante, de esos que más que leer se devoran,  El tercer Testamento (Glénat Integral) en el que unían aventura y esoterismo al narrar la busqueda de un pergamino, un mensaje entregado directamente por Dios al profeta Julio de Santamaría y que podía hacer tambalear los cimientos de la cristiandad (Más detalles en esta misma página)

Ahora se han propuesto contarnos la historia de ese profeta olvidado en El tercer Testamento: Julius (Glénat) una especie de precuela en cuatro actos que puede leerse independientemente del original.

De esta forma nos llevan hasta el año 30 después de la muerte de Cristo, cuando Julio aún se llamaba Julius Publius Videx, era General de Roma y se dedicaba a perseguir a judíos y cristianos sin piedad, hasta el punto de ganarse el sobrenombre de "El carnicero de Alejandría".

Cómo el "Carnicero" se convirtió en Profeta

En esa época convulsa en la que Judea se prepara para sublevarse contra Roma, Julius caerá en desgracia y será castigado a trabajos forzados en una mina en la que se relacionará con los cristianos y acabará por simpatizar con ellos, hasta el punto de rebelarse contra Roma.

Una historia que nos recuerda a la de Ben-Hur y que es igual de espectacular con unas impresionantes imágenes que recrean la grandeza de Roma, a la vez que sus miserias. Y sólo es el principio de la saga, porque los siguientes tomos prometen más acción y emoción.

Pero a pesar de la espectacularidad de las viñetas, para Alex y Xavier lo más importante es mostrarnos la evolución psicológica de los personajes. Y lo consiguen con un guión que fluye con naturalidad, en el que se nos muestra cómo eran perseguidos los judíos y los cristianos de la época y la corrupción que imperaba en la todopoderosa Roma.

Imágenes espectaculares

Robin Recht sustituye a Alex Alice en la parte gráfica, ya que este se ha limitado a coescribir el guión -junto a Xavier Dorison- a realizar storyboards y a dibujar las cuatro espectaculares portadas de los otros tantos álbumes que componen la historia.

Pero la parte gráfica no se resiente en absoluto porque Recht es un espléndido dibujante que no tiene nada que envidiar a Alice.

Sus dibujos son espectaculares, al igual que su visión de Roma. Componiendo un paisaje impresionante, el adecuado para la grandeza de la historia, que se podía convertir en una superproducción de Hollywood perfectamente.

Su reconstrucción de la época, basada sin duda, en una abundante documentación, nos ofrece imágenes inolvidables.

Y su arte también brilla cuando los esclavos judíos y cristianos son enviados a trabajar a las minas al aire libre, retratando a la perfección la opresión y las lamentables condiciones de vida de los esclavos.

Preguntas sin respuesta

Pero no podemos olvidar que este es el primer volumen de una saga de cuatro en la que se nos narrará la sublevación de Judea contra Roma, en un enfrentamiento que cambiará el mundo para siempre y en el que nos contarán cual es el papel de Julius en la supuesta llegada del mesias que anuncian las escrituras.

Una vez más se demuestra que los franceses dominan, como nadie, los cómics históricos a los que dotan de espectacularidad pero en los que siempre nos ofrecen unos acertados retratos de personajes, como en este caso, gracias a los que la historia adquiere profundidad y no se convierte en una serie de bonitas postales.

Un cómic perfecto para introducirse en una época apasionante en la que el cristianismo se lo jugaba todo contra los romanos en una batalla que parecía perdida pero que, sin embargo, acabó ganando.