Enlaces accesibilidad

Jon Lee Anderson: "Si no tuviera una noción de obligación social no creo que pudiera ejercer esta profesión"

  • El periodista estadounidense reflexiona sobreel Periodismo para En Portada
  • El suyo es uno de los testimonios recogidos en el reportaje "Maldito oficio"
  • En él se retrata a cierto tipo de periodistas que se juegan el tipo 24  horas al día

Por
John Lee Anderson
John Lee Anderson en Madrid en febrero de este año

Nos encontramos con Jon Lee Anderson en el Caixafórum de Madrid, en pleno invierno de 2010. Fuimos hasta allí con la idea de que sus palabras nos sirvieran lo máximo posible para contextualizar el reportaje "Maldito oficio" pero nos quedamos con ganas de hablar  de muchos más temas con él. Escucharle serena. Tiene una voz dulce y su acento bebe de los tonos que ha escuchado en todos los rincones de Latinoamérica.

  • P: El hilo argumental del reportaje es un periodista colombiano, Pedro Cárdenas, que denuncia continuamente los vínculos entre políticos y paramilitares y que por ello ha sufrido amenazas.  No sólo él, sino también sus hijos. Aún así, persevera en sus denuncias ¿Qué tiene este oficio?

La profesión de periodista en momentos en que la verdad está en jaque y  la libertad de expresión comprometida resulta ser sumamente importante

R: De vez en cuando uno encuentra alguien así, que tiene carne de misionero... De cruzada. Él está en una cruzada. Yo dudaría quizá seguir si a mí me hubieran hecho algo parecido con los hijos. Uno tiene que preguntar qué le motiva... Pero bueno, no es tan distinto al caso de Anna Politkóvskaya, en Rusia. La mataron hace un par de años después de varias intentonas y ella sabía que tenía al Estado ruso encima. Y que era el Estado el que la quería matar. Y eventualmente no tengo ninguna duda de que fue el Estado el que la mató. Así como a otros que empecinadamente siguen. A veces muy desprotegidos en ciudades o pueblos de provincia. No estamos hablando del arropamiento hasta psicológico que te ofrece una metrópoli. Y si son oriundos del sitio saben que los jueces pueden estar comprometidos. Los mismos policías puede que sean tus sicarios. De  Irán actualmente recibo todos los días por lo menos una veintena de mensajes en farsi, pero a veces con vídeos empotrados en mi móvil de periodistas ciudadanos en Irán que seguramente que si los encuentran mandándolos los envían a la cárcel o peor. Ahorita, como no hay periodistas como nosotros ahí, pues pueden hacer lo que les dé la gana. Y lo están haciendo. La profesión de periodista en momentos en que la verdad está en jaque y la libertad de expresión comprometida resulta ser sumamente importante.  Tan importantes para los que buscan la libertad como para los que quieren conquistar. Y quizá así como curas en las épocas religiosas en que levantaron la voz contra de X ó Y tiranía, los periodistas siguen ese papel hoy en día. Los periodistas y los activistas de Derechos Humanos. Pero entre el gran público, entre los pueblos grandes un poco vulnerables y los Gobiernos, no hay nadie. Entonces, de vez en cuando surgen estos seres con espíritu de mártir y con una noción de su lugar en el mundo que va más allá. Son impresionantes, sí.

  • P: ¿Usted considera que los periodistas tenemos una especie de contrato social con los ciudadanos que nos obliga a cumplir con una serie de obligaciones?

R: Sí, no tengo ninguna duda. Si no tuviera una noción de obligación social no creo que podría hacer esta profesión. Si yo pensara que mi único fin era suministrar a mi medio, una empresa capitalista que intenta hacer negocio con historias para que los lectores sigan comprando la revista, creo que sentiría menos de mí mismo. Es la pretensión de que lo que uno hace sirve a una causa mayor pero lo que nos sirve de ideal y norte para hacer todo lo que tenemos que hacer en la vida llena de compromisos y concesiones que tenemos que dar... Si no tenemos eso como norte, somos mensajeros y nada más. En el mejor de los casos hay una noción de bien común, de servir al bien común, de ser un servidor al gran público.

  • P: Ryschard Kapuscinsky nos hizo enfocar a un personaje histórico como Heródoto en su más elemental simpleza. Un ser humano que va a un sitio, ve lo que ocurre y luego lo cuenta. ¿Sigue vivo el espíritu de Heródoto?

R: Sí, claro. Sí. Bueno, antes de que escribiera Kapuscinsky su libro genial sobre Heródoto yo pensaba exactamente lo mismo. Es eso lo que siempre me ha motivado y espero no tener que cambiar mi oficio por nociones de los tiempos nuevos. Sé que hay nuevos periodistas con las nuevas tecnologías. Se llena la profesión de periodistas de una nueva índole que son los que acumulan noticias de otros o viven las experiencias de tercera mano, lo analizan y lo filtran al público. Tienen un fin. Una función ante el aluvión de noticias que recibimos que nos puede servir. No quiero ser un periodista de tercera mano. Quiero seguir siendo la persona que entró en la profesión por un gusto a la aventura y un afán de la Historia Contemporánea. Y es decir, vivirlo en carne propia

  • P: Tengo la sensación de que la brecha es cada vez más grande entre los periodistas que ejercemos nuestra profesión en países democráticos y los que no lo pueden hacer así. ¿Usted cree que el propio periodismo que ejercemos es diferente?

No quiero ser un periodista de tercera mano

R: (Suspira) Sí. El periodismo es diferente. Estás hablando, imagino, de países que tuvieron un período democrático breve. La democracia es relativamente joven, aunque es una idea antigua. Bueno, nuestra profesión es también algo fresquito. En la mayoría del mundo hay una noción del periodismo que dista mucho de lo que tú y yo pensamos qué es. En gran parte del mundo existen periodistas que trabajan para el Estado, o para órganos del Estado. Y eso lo he visto una y otra vez en países de Oriente Medio, donde la percepción general es que nosotros, periodistas de Occidente, servimos a nuestros Gobiernos. Hay una presunción de que somos instrumentos de la política extranjera, si no peor de nuestros países. Cosas que nos ponen en peligro cuando transitamos por esos lugares convulsos. Hay una percepción en nuestros países de que el periodista puede ser equidistante entre el público y su Gobierno. En mucho del mundo hay una percepción de que el periodista no puede traicionar -entre comillas- lo que dice el Gobierno. Si lo traiciona, si es desleal al Gobierno, es enemigo del pueblo o del Gobierno. Trabajan bajo circunstancias e impresiones en las cuales no tenemos una noción en carne propia... A veces nos metemos en problemas con ciertas leyes que existen en nuestros países, pero más y más diría yo la tendencia en la parte del mundo donde los periodistas trabajan bajo gobiernos autoritarios es que su papel se convierte en propagandista, o en emisario del Gobierno y no en periodistas como tal. Como los conocemos nosotros. Entonces, sí, hay varias especies en esta profesión. Y vemos con la libertad menguante en grandes trozos del planeta esta preocupante inclinación hacia la supresión de la libertad de expresión y la extinción forzosamente de nuestros colegas y de nuestra profesión.

  • P: Parte del reportaje lo hemos grabado en Irak. Allí tienen un papel vital los periodistas locales. Siempre que vuelvo de un viaje tengo la impresión de que no hacemos justicia a la figura  de los fixer, los intérpretes con agenda que nos ayudan a contar las noticias. ¿Seríamos peores periodistas si no contáramos con su ayuda?

R: Por supuesto. Los fixer son nuestros otros yo. Yo tengo otro yo en muchos de los lugares que he trabajado. Hombres y mujeres que nos sirven de traductores, de guías, de chóferes, de arreglalotodo... De abrepuertas, de mentores y de niñeros a veces. Yo he establecido relaciones de amistad y lealtad mutua muy importantes. Alguno de mis fixer son personas entrañables para mí. Y es cierto, son... Un poco la Moneypenny de James Bond, la que le hace la vida fácil para que él sale en pantalla, luciéndose bien. Los pelos arreglados. En mi caso en Irak, como seguramente en el suyo, tengo un amigo que ha trabajado cercanamente conmigo durante seis años. Y me ha salvado la vida. Es más ha puesto su vida a riesgo por protegerme a mí y a cambio al ser consciente de eso yo le he entregado protección de mi vida. Me he arriesgado en estar con él en momentos en que me podía haber vendido por mucho dinero. Podía haberse jubilado con el dinero que le habrían ofrecido por venderme a mí... Simplemente haber hecho la vista gorda en un momento determinado. Es casi indescriptible para mí el papel que ejercen estos fixer. Tan es así que hace un par de años con un club de periodistas en Londres argumenté, para formar un fondo para los fixer, que de vez en cuando mueren ayudándonos o que sean arrestados y sus familias quedan desamparadas. Es un fondo modesto, pero en media docena de ocasiones ya se ha podido enviar algo de dinero que ayuda a esta gente. Y me alegro mucho por haber contribuido. Es un esfuerzo muy modesto, debería haber una recompensa y un reconocimiento mayor.

  • P: Hace meses leí que un periódico de San Francisco había externalizado la información local a una agencia con  sede en Bangalore, en la India. ¿Cómo ha afectado la crisis al periodismo? ¿Y cómo han aprovechado los editores de los grandes medios para cambiar el periodismo?

En estos momentos se requiere más y más de los periodistas a cambio de menos y  menos ingresos

R: Bueno, el efecto más obvio es la pérdida de empleo de periodistas. Periódicos se cierran a un ritmo galopante y preocupante, mientras surgen sitios web que aún no tienen una fórmula económica para sustentarse. Hay muchos periodistas que para poder seguir trabajando están admitiendo empleos o pagos menores de las habituales hace año y medio o dos años. Para los de mediana edad es más preocupante aún porque tienen hijos o qué sé yo... Diría yo que lo más palpable es la inquietud entre el gremio de periodistas por su porvenir y el porvenir de la profesión misma. En momentos en que que se requiere más y más de ellos a cambio de menos y menos ingresos. Un corresponsal hoy en día del New York Times destacado en Kabul no sólo tiene que escribir su crónica sino también hacer un blog, a lo mejor aparecer en un vídeo o ayudar a coproducirlo por el equipo de producción del mismo periódico en Kabul y a lo mejor hacer una transmisión radiada que saldría en el sitio web, en el periódico virtual del periódico. Y es más al salir la noticia con resonancia, el medio espera que también lo promocione ante los otros medios. Así que también tiene que salir en CNN, Al Yasira, TVE, qué sé yo! Para promover su propio medio. Es un trabajo que se ha agrandado en sus deberes y responsabilidades.