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El 4 de noviembre también se renueva el Congreso de EE.UU.

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El próximo 4 de noviembre los estadounidenses no sólo eligen presidente, también renuevan un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes. Además, 11 estados votan a su gobernador y hay una amplia gama de referendos y elecciones locales.

El legislativo federal de Estados Unidos se compone de dos cámaras: el Senado y la Cámara de Representantes. La elección es directa, a diferencia de la presidencial. Los cien senadores, dos por cada estado, tienen un mandato de seis años.

Los 435 representantes sirven durante dos años y responden ante un distrito, más homogéneo electoralmente, lo que hace más partidista a la Cámara Baja. El número de representantes en cada estado varía en función de su peso demográfico y oscila entre los 55 de California y los 3 de Maine, las dos Dakotas, Wyoming, Montana, Vermont, Delaware y  Alaska. El distrito federal de Columbia, donde está la capital, Washington, carece de representación legislativa.

Senado y Cámara de Representantes están en pie de igualdad, gracias al sistema de equilbrios y frenos que garantiza la Consititución, y todo proyecto de ley necesita el apoyo de ambos para prosperar. No obstante, el Senado se reserva la aprobación de tratados internacionales, nombramientos presidenciales y el proceso de destitución del presidente. A cambio, la Cámara de Representantes tiene la exclusividad para recaudar impuestos.

En la actualidad, los demócratas tienen mayoría en la Cámara de Representantes -235 a 199- y están igualados con los republicanos en el Senado: cada partido tiene 49 senadores y hay dos independientes.

La crisis financiera favorece a los demócratas

Las elecciones presidenciales coinciden este año con elecciones al Senado en 33 estados y a la Cámara de Representantes en todo el país. Tienen algo más en común. La crisis financiera ha impulsado las expectativas del Partido Demócrata, especialmente después de la votación del plan de rescate de Wall Street.

Los demócratas aspiran a sumar entre seis y nueve senadores y entre 25 y 30 representantes. Si lo logran, obtendrían mayoría en el Senado hasta la cifra mágica de 60, que está a prueba del filibusterismo parlamentario y permite tramitar rápidamente los proyectos de ley. Algo que no sucede desde finales de los años 70. El filibusterismo consiste en que un senador puede retrasar un proyecto de ley mientras hable de él en la Cámara. No hay límite de tiempo, depende de su habilidad retórica y resistencia física.

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