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El acuerdo del Viernes Santo continúa vigente diez años después de su firma

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El Viernes Santo de 1998 todos los partidos norirlandeses, excepto el Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley, aceptaron un histórico acuerdo de paz. Diez años después, aquel documento continúa siendo el referente para la resolución del conflicto en Irlanda del Norte.

"Hoy es sólo el comienzo, no el final", dijo el entonces primer ministro británico, Tony Blair, aquel Viernes Santo de 1998 que aquel año se celebró el diez de abril.

Ha tenido que pasar una década para que las instituciones de gobierno compartido entre católicos y protestantes diseñadas por aquel texto tengan un manto de estabilidad. Una estabilidad que permita divisar ese "final" al que se refería Blair.

En el camino han quedado varios cadáveres políticos, sobre todo entre los partidos más moderados. Es el caso  del Unionista del Ulster (UUP) y el Socialdemocráta y Laborista (SDLP), los principales representantes de las comunidades protestante y católica, respectivamente.

A pesar de la oposición del DUP, el 71,2% de los norirlandeses respaldó en referéndum aquel documento y se dio luz verde a la formación de un Ejecutivo autónomo. En él tuvo cabida el Sinn Fein de Gerry Adams, aún cuando su brazo paramilitar, el IRA, no había abandonado la lucha armada ni destruido sus arsenales.

El partido de Paisley tomó posesión, no obstante, de dos carteras ministeriales, pero se negó a sentar a sus titulares en las reuniones del gabinete del Gobierno norirlandés.

Disolución del Gobierno autónomo

El trabajo de demolición del DUP y las demoras del Sinn Fein para lograr el desarme del IRA provocaron en 2002 la desintegración del Ejecutivo autónomo, dirigido hasta entonces por el unionista David Trimble y el nacionalista Seamus Mallon.

Sólo un año después, el DUP y el Sinn Fein se convertían en las formaciones más votadas en las elecciones autonómicas. Los gobiernos de Londres y Dublín reconocían que cualquier posibilidad de reactivar el proceso de paz pasaba por las manos de los radicales.

Curiosamente, todo lo que el Sinn Fein le negó a Trimble, quien pagó cara su valiente apuesta de paz, se lo concedió a Paisley tras la firma del acuerdo de Saint Andrews (Escocia, 2006).

En aquel acuerdo el Sinn Fein se comprometió a desarmar al IRA y aceptar la autoridad de la Policía y Justicia británica en Irlanda del Norte. Todo un logro para el reverendo, quien, a cambio, aceptó en mayo del año pasado dirigir el Gobierno regional junto al "número dos" republicano, el ex comandante del IRA Martin McGuinness.

No es de extrañar que Paisley justifique esa decisión, impensable e imposible hasta hace poco, negando la validez del acuerdo del Viernes Santo y, al mismo tiempo, ensalzando al de Saint Andrews, que él mismo negoció con Londres y Dublín.

El azúcar del acuerdo del Viernes Santo

Para Mark Durkan, líder del SDLP el pacto escocés no es más que "el azúcar" que endulza la medicina recetada por el acuerdo del Viernes Santo.

Durkan, ha reconocido que "hubo cambios en Saint Andrews, pero no se modificó la arquitectura del Viernes Santo, lo que hicieron el DUP y el Sinn Fein fue introducir algunos ajustes, cambios que el DUP puede acabar lamentado".

Naturalmente, unionistas y nacionalistas mantienen sus objetivos históricos, la permanencia en el Reino Unido unos y la unificación irlandesa otros.

La diferencia es que ahora ambos bandos consideran a las instituciones del Gobierno autónomo, nacidas en Belfast el Viernes Santo de 1998, como las únicas valedoras de sus aspiraciones políticas.