Zimbabue: tierra, agua, vida

En este viaje por el noroeste de Zimbabue nos hemos encontrado, entre otros, con tres personajes cuyas vidas están marcadas por el compromiso y la entrega a los demás: la hermana Constancia Mutizira, y los misioneros Juan José Alarcia y Lola Pérez. Una zimbabuensa y dos españoles que llevan adelante proyectos de desarrollo en un país que necesita gente honrada, como ellos, que lideren iniciativas para el bien común. Ellos han encabezado proyectos de desarrollo en el noroeste del país financiados por Manos Unidas, la ong de la Iglesia en España.

En la misión de Sengwa, la hermana Constancia ha llevado a cabo un proyecto agrícola: la creación de huertos comunitarios y formación de mujeres en nuevas técnicas agrícolas. Esto se lleva haciendo los últimos diez años. ¿Por qué? Porque se trata de familias campesinas con una pobre agricultura de subsistencia que han visto cómo la falta de lluvias, la mala calidad de las semillas y la crisis del país está cayendo sobre sus vidas como una losa.

En este año, Manos Unidas ha iniciado un Trienio de Lucha Contra el Hambre cuyo objetivo principal es trabajar para disminuir el hambre en el mundo y reforzar el derecho a la alimentación de las personas más pobres y vulnerables del planeta. En estos tres años se van a centrar en quienes sufren inseguridad alimentaria y en las causas que la provocan.

A algo más de 300 kilómetros de Gowke se encuentra la población de Dete. Aquí, a la orilla de un pequeño embalse en las afueras de la ciudad, nos hemos citado con Juan José Alarcia, un misionero burgalés que llegó a Zimbabue hace 46 años. Juan José ha coordinado la reconstrucción de una presa que se había hecho en los años setenta y que, con el tiempo, se vino abajo.

Finalmente, también en Dete nos encontramos con Lola Pérez Carrasquilla, una misionera cordobesa que ahora dirige un orfanato y que nos muestra una residencia de ancianos apoyada también por Manos Unidas.