La historia del asesinato del general Prim en imágenes
Para protegerse, estiró el brazo derecho y una bala le desgarró el dedo anular que, más tarde, tuvo que ser amputado. Doña Francisca Agüero, su esposa, atendía sus cuidados.
Prim y sus hombres nunca iban armados, por orden del general. Esta obsesión le costó la vida. El informe forense reconoció la herida como "escapulo humeral era mortal ut plurimunt" (mortal de necesidad).
Galdós examinó las circunstancias que rodearon aquel atentado del 27 de diciembre, cuyo objetivo era terminar con la vida del general Prim.