Más de 200 calderones y delfines han sido masacrados por pescadores en Tórshavn.
Las embarcaciones pilotadas por pescadores locales empujan primero a los cetáceos hacia la playa.
Las aguas del fiordo de Tórshavn, la capital de las Islas Feroe, se tiñen con el rojo de la sangre de los cetáceos, que son arrastrados hasta la orilla y brutalmente sacrificados.
El arpón de los pescadores desgarra el cuello de los cetáceos para seccionarles la espina dorsal.