Domingos a las 23:00 horas
Buenas noches.
Yo creo que la carta
o la película en sí es una especie de mirada al pasado
para coger impulso otra vez y resituarse
en la vida y en realidad mira mucho al futuro.
Nos deja ahí en una pregunta que no se contesta efectivamente.
Pero creo que el personaje de Olmo necesita toda la película
para poder coger esa carta y reconocerse.
O no reconocerse.
La película cuenta algo tan sencillo
que casi parece un parpadeo.
Está ahí, abre la carta y termina en ese lugar.
Parece que la película ha ocurrido dentro de ese instante.
Totalmente. Y confrontarte con unas palabras
que has escrito y te resuenan de alguna manera,
incluso con una letra, una caligrafía
que eso ya lo hemos perdido prácticamente,
el escribir cartas.
Y es muy impresionante cuando revisas las cartas.
Yo escribía cartas y me han escrito muchas cartas, y cuando revisas
la letra, el olor del papel...
Es muy curioso y te lleva a sensaciones directamente.
Y esa mirada última también
la vivía, cada vez que la he visto también
qué bonita es la incertidumbre.
Es como mirar al futuro y no saber.
Recuerdo que esa era la sensación
cuando lo rodaba y cuando lo he visto.
Fíjate qué bonito es no saber y mirar al futuro y decir:
"¿Y ahora qué?".
Lo explican muy bien ellos.
A mí me cuesta mucho explicar esta película.
Me doy cuenta.
Creo que esa mirada final de incertidumbre es...
real y total.
Siempre pensaba que no es esto que se dice de un final abierto.
Es que realmente...
hay una incertidumbre, hay un no saber.
Yo mismo recuerdo que cuando montaba la película
volvía a casa con esta sensación de que lo que montaba,
de que no sabía muy bien qué sensación
transmitía la película finalmente.
Era una cosa que me llegaba a angustiar.
Pero pienso que es su valor verdadero.
En ese sentido es una película que yo la siento honesta
porque yo no tenía esa respuesta
y no construí una respuesta artificial
con la película, sino que...
quise que fuese así.
Esa mirada de Francesco no estaba pensada
hasta el día de rodaje, estando con la cámara puesta
le dije: "Si no te importa lo hacemos así".
Me miraste un poco como "¿en serio?".
-De incertidumbre. -Sí.
Creo que quizás rondaba en mi cabeza,
pero él mismo estaba un poco como
así, desasido de todo. Y la película
para mí tenía que tener algo de esto.
De incertidumbre, de no hacer ninguna tesis
de si el pasado es mejor o peor.
Y realidad pienso que es una película que mira al futuro
como decía Itsaso, por otro lado.
Pienso que es una película que habla de...
de hasta qué punto nos reconocemos y no.
Las dos opciones pienso que son buenas.
De alguna manera el personaje de Olmo es más fiel a sí mismo.
Y el personaje de Manuela es más bien infiel a sí misma
según termina la película.
Y que las dos cosas
las entiendo y las comprendo y no sé si son mejores o peores.
Tengo sensaciones encontradas. Desde Manuela
evidentemente recuerda más el día de rodaje
que el día en el que terminaba la película
cuando se va en ese travelling con la moto
y me quedo en el árbol, en Las Vistillas,
que es donde había empezado la noche.
Yo me quedé con una sensación de bueno, de bastante
desamparo.
Es como que el personaje se queda a la intemperie.
En el rodaje se fue todo el mundo
y yo me quedé con un par de personas.
Ya he terminado la película, no puedo creerlo.
Allí con el frío madrileño de la Navidad.
Pero después cuando he visto la película como espectadora,
si eso existe cuando lo has hecho, que no es tan fácil,
pero, no sé, siempre me he quedado con sensación
reconfortada. No echo de menos
que haya otra secuencia donde se vuelven a ver o no.
Es una pregunta que no me hago como espectadora.
-Yo nunca lo tomé como una derrota.
De hecho también tengo sensaciones cuando iba en esa moto
y hacíamos ese plano.
Íbamos en la moto y pensaba: "Bueno,
él va ahora a casa, va a ver ahora a...
a su chica y la vida, su vida...".
Él está contento con la vida que tiene.
De alguna manera es tan fuerte lo que ha pasado en esa noche,
que eso no se va.
Eso son una sensaciones que están ahí.
Y también esta cosa de la incertidumbre final
hay algo que se respira ahí de incertidumbre.
buena.
Defiendo la incertidumbre ahí.
¿Qué pasa? No sé. Y qué bien no saber.
Y es verdad que estoy sola y que da miedo
porque le agarras el punto y ahora...
puedo estar con gente que me gusta más o que me gusta menos
y que me da lo que necesito algunas noches
y algunos días y eso es bonito, ¿no? -Muy bonito.
La película bascula, que lo fundamental de la película
está en ellos, en ciertos gestos de los actores.
Hay esa mirada de Itsaso al final
cuando él se sube en la moto y ella se queda
apoyada en el tronco de un árbol.
Nosotros no hacemos un primer plano de algo así,
me parecería casi pornográfico.
Creo que hay un tiempo suficiente de plano donde se ve
toda una cosa que le pasa a ella por delante en el rostro
que también es incierto,
y que entiendes que hay un deseo y al mismo tiempo una comprensión.
Es otra cosa que era muy importante,
era la comprensión entre los personajes.
En respetarse.
Había un tema con eso que era muy importante.
En Francesco hay un plano que es como capital,
que ha vuelto a casa
y está en el desayuno con el personaje de Aura,
y hay un momento en el que después de interrogarlo,
de tener esa conversación
se va al baño a ducharse y él se queda solo.
Hay un momento muy bello del actor,
porque Francesco hace unas cosas con la mirada.
Es muy bonito eso cómo lo hace y para mí
ahí puede caber lo que tú como espectador quieras
que está pensando él.
Ni siquiera yo lo sé, no sé si tú lo sabías.
Hay una mezcla de no saber si le ha divertido la noche,
se ha quedado con una sensación profunda,
se le desvanece esa noche...
La película está en unas fragilidades todo el rato
de ese tipo.
Sí. Con lo que comentabais a veces se le pide a los personajes
cosas que nos gustaría pedirnos a nosotros en la vida.
Pienso muchas veces que estos encuentros
terminan, y terminan de una forma rara,
incierta, sin un sí, sin un no.
Y muchas veces nosotros mismos como actores
trabajando buscamos todo el rato motivaciones,
objetivos, cosas, y por qué las hacen y en la vida no sabemos.
Y qué difícil es no saber actuando.
O interpretando. Es de las cosas que a mí me parecen más difícil.
¿Te gusta alguien?
¿Ahí tienes que estar?
Perdón. Normalmente estaremos aquí.
Es que si no, no te veo.
Yo voy a estar aquí.
Me da un poquillo de mal rollo.
Significa que no escribe los guiones,
pero no es verdad.
Siempre hay trozos de textos. libros que leemos, charlas...
Y de ahí salen cosas que Jonás escribe de lo que hablamos.
Son muchas reuniones, muchos días juntos.
La película se hace viviendo, paseando, comiendo juntos.
Y luego es verdad que en las reuniones con vestuario,
pero también con los paseos con Miguel Ángel Rebollo,
el director de arte, para localizar.
Para mí ha sido un privilegio acompañarles a localizar.
Es una cosa donde los actores normalmente no están.
Y así también en montaje.
Por ejemplo, a mí una de las cosas que a mí más me ha gustado
es ver a Jonás montar.
Es una lección para cualquier actor de interpretación.
Ver tu mismo plano ocho veces y ver
por qué eligen uno, no otro, qué diferencias hay...
Eso para mí es escritura.
Y es trabajo juntos.
Así que no es una manera al uso de escribir,
pero escribimos de otra manera.
Yo recuerdo, yo entendí cómo trabajaba Jonás
cuando un día de ensayos
llamé a su puerta y dijo: "Tengo que imprimir el guion
que te daré ahora". Cuando sabíamos que haríamos la película
y fuimos a un sitio de impresión en Lavapiés.
Recuerdo estar esperando cuando fue a un ordenador y dije:
"¿Esto es hacer una película?".
Siempre me imaginaba que te daban un guion
cuando me he hecho otras cosas de otra forma.
Pero lo que pueda parecer como una cosa casi irresponsable,
en el fondo...
Porque cuando se dice se trabaja sin guion
qué va, es un acto... es muy valiente.
Y de gran confianza en quien tienes delante.
Es todo lo contrario a un acto irresponsable
o de falta de trabajo, al revés.
Para mí fue supernutritivo y muy bonito
también poder hacer esta noche que transcurre en "La reconquista"
hacíamos la misma noche, cenábamos en el mismo sitio,
tomamos una copa aquí,
caminamos por esta calle y no por la otra.
Imaginábamos cómo era el estado psicofísico
de los personajes más allá de lo que iba a salir por la boca.
A veces no es tanto lo que hablan, sino cómo hablan.
El estado en el que están, cuál es el tono.
No sé, Francesco, qué sentías tú, pero venimos del teatro
y había una sensación de es un lujo realmente.
Estar como componiendo tu comportamiento en directo.
De alguna forma se genera una comunicación telepática
en esos falsos planos secuencia.
-Yo sentía mucha libertad en estos planos largos.
Alguien que ponga una cámara y te deje ahí rato,
habiéndote transmitido muy bien una sensación.
Pero Jonás no nos decía nunca quiero que pase esto,
luego esto, luego esto, luego esto.
Era la descripción de una sensación.
Creo que si le entendíamos
era un acto de libertad muy grande.
Pero también porque estábamos bien delimitados.
Y hace poco leía una entrevista con Toni Servillo
que para él el cine era más capturar
y el teatro era dar.
Y de repente en estos planos secuencia tan largos
mi sensación también era de estar dando todo el rato mucho.
Y de sentirme muy libre.
Hay que decir que es verdad que ellos.
La palabra improvisar siempre da mucha confusión.
Creo que no improvisan exactamente aunque es verdad que aportan
en esos planos muchas veces y en esta película en concreto
varias cosas muy bonitas. Son cosas que les surgen.
Me gusta ese plano en el que se pelean por la carta.
En medio de una calle,
que casi se empiezan a pelear e insultar.
Un poco lo fueron creando en medio de esa noche.
Itsaso fue saliendo...
Lo que más gracia me hace es una cosa que la sale en esa toma
y en parte la eliges luego por eso también.
Pero yo diría que no improvisan, no tengo esa sensación
de dejarles tan vendidos. Me parecería putada para el actor.
Intento que...
Entiendo que a veces sufran, que empieza la acción
y es como "madre mía, ¿qué pasará?".
En general intentas que estén tranquilos,
que estén a gusto, que tengan claro lo que hay.
Sí que las palabras se van creando. Eso que contaba antes Itsaso
que fuimos a imprimir unos textos, pero que esos textos
son la consecuencia de esas charlas que ha dicho Francesco,
de quedar muchas veces,
de que yo quedo con ellos y les ajusto mucho el texto.
Siento que les tengo que dar algo.
No les dejo para nada vendidos.
Para mí las palabras son importantes. Hago películas muy habladas.
Llenas de diálogos. Eso no sale de la nada.
Obviamente es una escritura.
Pero es verdad que se escribe con ellos ahí.
(HABLAN A LA VEZ)
Con esa desgana...
No tiene ninguna gracia.
Ese es el tono justamente. -No, no, no. Ese no es el tono.
No, olvídalo. Tú lo escribiste desde otro lugar.
Claramente.
A mí lo que me interesan son esos pedazos no de realidad,
pero de una realidad nueva que creamos nosotros
dentro de la película.
Y entonces al final
es algo que ha ido decantándose en estilo por...
porque lo hemos sentido así.
Muchas veces no sabes por qué hacer otro plano, vas a cortar.
La actitud como cineasta es donde decides colocar la cámara.
Ahí es donde tú te posicionas. "Yo esto lo veo desde aquí".
Al final eso se está perdiendo, ese es el arte...
Nuestro punto de vista. Eso es lo que tenemos que hacer.
Para mí es muy importante. Pensar la óptica con que ruedo
y dónde me pongo...
y aquí estoy y aquí me quedo. Muchas veces siento eso.
porque la parte de ellos se rodó la primera.
Y nosotros,
tanto Itsaso como yo, estuvimos en el rodaje
de esa primera parte
y casi en el caso de Olmo
el responsable ha sido Pablo.
Yo le he mirado mucho a él rodando.
Y él ha sido el que ha creado la esencia de Olmo.
También porque Pablo tiene algo
que a Olmo le venía muy bien.
Y casi era más interesante la esencia de Pablo
que mi propia esencia.
Yo he aprendido mucho de él viéndole trabajar.
Y luego ha sido bonito
porque hemos ensayado juntos los cuatro,
hemos trabajado los textos con ellos...
Ha sido muy bonito ese encuentro.
Y aunque nunca estamos juntos en la película
ha sido muy importante estar cerca en la creación.
Vale. De aquí a aquí...
En este trozo...
¿cómo podemos hacer para que el libro
suene que tengo muchas ganas de leerlo?
-En el caso de Candela la conocía porque trabajó con mi compañía
de teatro, la conocía desde que tenía ocho años.
Ella ya hizo de mí. Nos reíamos cuando Jonás toma esta decisión
que es tan importante, tan vital
a la hora de rodar eso el verano anterior
a las navidades en la que nosotros rodábamos.
Decía: "Voy a hacer una revancha.
Marcaré el personaje como quiera
y ya verás luego cómo te las apañas".
Es maravillosa.
Es la otra gran decisión que tomé como director.
Lo que te decía antes de que fuera así la película,
luego decidí rodarla al revés.
Si lo hubiéramos hecho cronológicamente
hubiera salido otra, no sé si mejor o peor.
El hecho de rodar primero con Candela y Pablo
para mí estaba clarísimo.
Fue una decisión creativa de director.
Me parecía más bonito
que fuesen los adultos los que sufriesen
el tener de alguna manera acoplarse a los jóvenes y no al revés.
Y poder rodar con los jóvenes más libre y no sintieran
como un peso, una responsabilidad de haberlos visto previamente.
Para mí era muy importante.
Lo que decía antes Francesco es verdad
que Pablo fue clave en la película.
Su manera de ser, él es muy tímido.
Yo también era así de adolescente y eso me enganchaba con él.
Creo que a Francesco eso le enganchaba.
De alguna manera definía mucho el personaje Pablo por ahí.
Y en el caso de Candela,
yo había visto esa obra que hizo con Itsaso
que se llama "Materia prima" de su compañía "La tristura"
que para mí ellos hacían obras muy capitales
que es una pena que como es teatro
quien se la haya perdido, pero era una obra
especialmente hermosa de unos jóvenes
que entonces tenían 9 y 10 años
que hacían de integrantes de la compañía
que eran adultos, hacían de ellos de jóvenes otra vez.
Vi esa obra y me impactó mucho. Inconscientemente me influyó.
Y cuando pensé en esta película pensé en Candela inmediatamente.
Es una actriz que no tuve que elegir.
Para mí Candela es fundamental en esta película.
Así como a Pablo lo tuve que buscar y lo encontré,
en un instituto al que se presentó por casualidad
y yo creo que más por acompañar a un amigo que porque quisiera.
No tenía esas ganas de ser actor en una película.
Lo cual a mí eso me gustó.
Y en el caso de Candela era maravillosa y me apetecía hacerlo.
Y tenía el link con Itsaso.
Sabía que tenía ganado eso entre ellas.
Entonces pienso que al final no elijo tanto a los actores,
que vienen a la película o que nace la película con ellos dentro.
Eso también cambia todo.
Es un poco parecido
lo que te acabo de decir de los actores
la importancia de las canciones de Rafael Berrio
en la película es absoluta desde el principio.
Como que la película nace con esas canciones dentro.
Yo había descubierto a Rafa Berrio tiempo atrás, era muy fan,
iba a sus conciertos. Se parecía a lo que recreamos en la película.
Conciertos maravillosos de Rafa horas y horas en un bar
con unos espectadores que estábamos por allí gozando.
Pero mucho de escuchar mucho sus letras...
A mí la música me sirve sobre todo
concebir las películas, entender a veces
mejor que con otra cosa la película que quiero hacer.
Escuchando "Principiantes", que era una canción que Rafa hizo
con treinta y pico años, que era la edad que tengo ahora.
Luego le pedí que hiciera "Arcadian Flor",
que compusiera una canción original para la película y...
la entendió casi mejor que yo.
Hace poco se la oía cantar
y tiene ese verso que dice:
"Ni siquiera sientes pena, sino la pena de no sentir dolor".
Y eso resuena mucho en algo de Olmo.
Está muy bien expresado en ese verso,
cómo habla de esas palabras borrosas que te hicieron llorar...
Luego él entendió la película de una manera
absoluta y superesencial.
Y también la posibilidad de...
tener esa canción nueva de él y tener esas canciones viejas de él
que hacíamos sonar en la película como en la larga secuencia del bar
al que van a escucharle cantar.
Y luego esa canción se pudiera oír rato después en la película.
Para mí la película funciona así,
por resonancias, por algo que se acumula en la película
y que un rato después vuelve a hacer acto de presencia
y se va desvelando...
Es la sensación que uno tiene
una noche cuando habla y retoma el pasado,
es algo que llega de golpe.
A veces te dicen algo y unas horas después
recuerdes otra cosa.
Es el Madrid que creo que es Madrid.
Es el Madrid que es.
Y para mí es un retrato
de nuestra ciudad muy limpio y muy claro.
Es verdad que los lugares que retrata Jonás en las películas
son los lugares a los que nosotros vamos.
Y de hecho eso es muy bonito.
Otra cosa bonita del trabajo es que solemos visitar esos lugares
donde vamos a rodar muchas veces y haciendo vida normal.
Yendo a cenar, a tomar algo.
Yo cuando veo las películas muchas veces veo
mi propia vida.
Donde voy, con quien comparto las noches, las tardes...
Creo que es un Madrid muy puro, muy limpio, muy personal.
Muy personal mío de que son los lugares donde voy.
Así que las películas de Jonás son siempre
un homenaje muy bonito a la ciudad.
-Es un Madrid donde te apetece vivir.
Y creo también que en las películas
en tus películas en realidad
son películas en las que te apetece quedarte a vivir.
En realidad en Madrid pasa lo mismo cuando pasa por esa poética.
Yo creo que puede tocar en el corazón de cualquiera.
Cuando hablamos de la película al principio decíamos
que cuando un cumple 30 años la vida hace una especie de pliegue
y se parte en dos y vuelves como a los 15.
Hay una resonancia extraña
entre el principio de la juventud y el final.
Generalmente suele resonarte mucho
porque estás igual de desorientado o más.
Yo creo que esa sensación la puede tener cualquiera
que está pasando del umbral de una época a otra.
¿De verdad piensas
que el mejor momento de tu vida ya ha pasado?
No sé. Sí, podría ser.
-Yo la sentía como una película como de repliegue.
Quizás eso que decía Itsaso de la edad,
seguramente pasado el umbral de la treintena
la mitad de tu vida
se cifra en esa adolescencia que tuviste.
Para mí la adolescencia fue importante
y determinante emocionalmente.
Y empiezas a sentir que ya la olvidas.
Había este momento de despedida de eso.
Que no me gustaría que fuera así en realidad
y creo que hay que mantener un pulso adolescente siempre.
El adolescente que llevamos dentro no es una edad solo.
Tiene que ver con algo de espíritu
que se puede mantener toda la vida.
Es una recreación de lo que hacen en el Teatro del Barrio.
Creo que lo siguen haciendo los miércoles por la noche.
De repente vas allí y abren el espacio del teatro
para que esté la gente bailando de diferentes escuelas de swing.
Y vimos eso y un poco lo recreamos.
Sí.
En los personajes ahí hay una especie de liberación.
Pasar de la parte más verbal y hablada
y ya pasan al cuerpo, se libera algo y esa escena de no beso
tan larga.
Eso hablamos mucho antes, el no beso
o eso que te decía de respeto de los personajes.
Realmente en esta película no llega a pasar nada propiamente.
que es como un parpadeo. Lo que le pasa a Francesco
cuando se encuentra con sus palabras en una carta.
Y la película necesita casi dos horas para que él comprenda esa carta
con nosotros como espectadores con la película.
Realmente en la película no pasa prácticamente nada.
Ellos se encuentran, hablan, no se llegan a besar.
Tampoco llega a pasar nada con su novia.
Y eso para mí era muy importante.
Poder sostener la película en esa especie de...
de sí pero no...
De fragilidad o no sé cómo decirlo. Eso era muy importante.
Y reivindicar que se puede hacer cine con eso,
con un no beso, con un...
Parece que para que haya película tiene que haber
todo mucho, y sin embargo a veces
en una conversación, en algo que nos pasa al salir de aquí
hay algo que puede ser...
Puedes hacer de eso película.
Me parece increíble hacer tantas cosas a la vez.
Es muy raro.
Vuelvo con mi compañía, "La tristura",
con la que llevo trabajando 12 o 13 años, mucho tiempo.
Es un espectáculo que estrenamos en el Festival de Otoño
de hace un par de años.
Ahora está en esa maravillosa programación
de los Teatros del Canal.
Muy contenta.
Mucha alegría.
Es uno de los grandes. Yo no lo conocía.
Ha sido un descubrimiento. Volvemos con "El tratamiento"
a finales de junio, dos semanas.
Tengo muchísimas ganas de volver a hacer esa función.
Y la semana que viene estrenamos el el Pavón otra...
proyecto maravilloso que se llama "La valentía",
que es un texto escrito y dirigido por Alfredo Sanzol.
Qué voy a decir de él que no se haya dicho.
Es un grande. Está siendo un proyecto bellísimo.
Y estrenamos la semana que viene.
Así que muy contento.
Yo ando en varias cosas.
Por un lado rodaremos este verano una película que escribí con Itsaso.
La he contratado como guionista.
Y que además protagonizará ella.
Rodaremos en Madrid en verano.
Se va a llamar "La Virgen de Agosto".
Antes, este 20 de junio próximo,
no podría decir voy a estrenar,
porque no es exactamente un estreno, voy a mostrar diría,
a los que queráis venir,
te invito y a todos los que ven el programa,
será un único día además, el 20 de junio en la Cineteca.
Van a ser 12 horas seguidas
desde las 12 de la mañana a las 0 de la noche.
Estaremos en diferentes espacios de proyección.
Y vamos a mostrar un trabajo cinematográfico
que venimos haciendo desde hace meses.
Empecé con Candela y Pablo,
con los protagonistas de "La reconquista".
Y a partir de ahí nos hemos desbordado
y aparecen más chavales de su edad,
amigos suyos, chavales de diferentes institutos.
Es un proyecto que se llama "Quién lo impide".
Y es un proyecto hasta lo que me dure la energía.
Es un proyecto de investigación, de acercamiento
a los adolescentes a través del cine.
Surge muy de "La reconquista",
pero es diferente porque tiene una premisa más documental...
Yo nunca he tenido que huir de la policía...
por miedo de que me pillen algo importante.
Digamos que hemos generado mucho material
que mostraremos el 20 de junio.
Va a ser una jornada muy bonita.
Va a haber conciertos de los chavales
tocando en directo.
Gracias a ti.
En el coloquio, moderado por Cayetana Guillén Cuervo, participan Jonás Trueba, director de La reconquista y sus dos actores protagonistas, Itsaso Arana y Francesco Carril.
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