Domingos a las 23:00 horas
(REZA UN AVE MARÍA)
(TODAS REZAN)
-Ya vienen.
-Ya vienen.
No puede ser.
-¡Atención, internas!
La que se vaya nombrando, que salga vestida y rápida.
Juliana Carbonell Vidal.
Teresa Blanco Martín.
(LAS PRESAS LLORAN) -Ángeles Domínguez Tapia.
-Ramona Marín Díaz. -¿Ha dicho mi nombre?
(ACENTO ANDALUZ) Ha dicho mi nombre.
(SUSURRA) Ha dicho mi nombre.
Pero si yo no he hecho nada.
Yo no he hecho nada.
Si yo solo iba a la casa del pueblo a bailar.
Se lo he dicho mil veces, que yo no he hecho nada.
El que tenía el carné era mi novio. Yo solo iba a bailar...
(LLORA) ...porque me gusta bailar.
Reme, no he hecho nada.
No puedo.
Hortensia, no puedo moverme.
Me he orinado.
(LLORA) ¡Me he orinado!
Ay, mi madre. Qué lástima de mi madre.
Se está quedando sin hijos.
Que alguien se lo diga.
Decidle que la quiero mucho.
(LLORA) ¡Ay, qué lástima de mi madre!
(LLORA) ¡La cabeza bien alta!
-¡Pelotón! ¡Carguen armas!
(HOMBRE) ¡Abajo el fascismo! (MUJER) ¡Franco asesino!
-¡Apunten! (LAS MUJERES LLORAN)
(HOMBRE) ¡Fascistas! (MUJER) ¡Viva la CNT!
-¡Fuego!
-12. -Yo también he contado 12.
(MUJER GRITA) ¡Fascistas! -¡Abajo el fascismo!
¡Asesinos!
Elvira, quítate de la ventana.
Tomasa, que las balas rebotadas también matan.
¡Tomasa, agáchate, mujer! -¡Reme, déjame en paz!
(UNA MUJER CANTA "LA INTERNACIONAL")
(CANTAN) "Atruena la razón en marcha.
Es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer añicos,
legión esclava en pie a vencer,
el mundo va a cambiar de base,
los nada de hoy todo han de ser.
Agrupémonos todos
en la lucha final.
El género humano
es la internacional.
Ni en dioses, reyes ni tribunos
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor".
-¿Quién es?
Sí.
(SUSURRA) Pasa.
¿Ya sabes que está embarazada de siete meses?
Hortensia se estaba quedando aquí cuando la detuvieron.
Mi hija y ella se hicieron muy buenas amigas.
Mi Almudena nunca llegó a ir a ninguna cárcel.
Se la llevaron unos falangistas y no he vuelto a saber de ella.
Hortensia me dijo que ya habías servido.
Un conocido mío está buscando servicio.
No quieren una chica interna pero te pagan bien.
Yo solo te puedo ofrecer alojamiento.
Puedes dejar aquí tus cosas.
Toma. Con esos que llevas, te tratarán como a una pordiosera.
(APENADA) Eran de mi hija.
Venga, pruébatelos.
¿Te quedan grandes?
Te voy a traer un poco de agua para que te asees.
Te hago una sopa de pan. Es lo único que puedo ofrecerte.
Es allí, dile al portero que vas a casa de don Fernando.
En Madrid hay que tener mucho cuidado con lo que se dice.
No te puedes fiar. Tú, como si fueras invisible.
¿Comprendes qué te quiero decir? Ale, que todo va salir bien.
-Doña Celia dice que sabes cocinar.
¿Y la paga?
Así es imposible no llegar a un arreglo.
Doña Celia me ha dicho que tienes una hermana en la cárcel.
Quiero decir es que no hace falta que la señora se entere.
Ni que vienes de parte de doña Celia. ¿Te parece bien?
Amparo, esta es Pepita. Viene a sustituir a dolores.
-¿Por quién llevas luto, Pepita?
¿De qué murió?
¿Quiénes, los nuestros o los rojos?
Además de cocinar y coser, sabe leer y escribir.
-¿Eres andaluza?
¿Por qué viniste a Madrid?
-Por favor, Pepita, contesta.
¿Tú eres comunista?
Pero tu hermana y tu padre sí.
¿Sabes por qué llevó luto yo?
Los rojos mataron a mis dos hermanos pequeños.
Está bien, te quedarás una semana a prueba.
Entrarás a las 9:00 para el desayuno y te irás tras dejar la cena hecha.
Empezarás hoy.
Que nadie sepa que tienes una hermana presa o te echaré.
(FERNANDO) ¿Necesitas algo?
-No.
Póngase el zapato.
(GUARDIA) ¡Vamos!
(GUARDIA) ¡Vamos, rápido! (OTRA) ¡Deprisa!
-Vamos. ¡Vamos, rápido!
-Hola, Pepita.
Camina como si fuésemos amigas.
Soy la amiga de tu hermana.
Mi nombre es Amalia y mi madre se llama Sole.
Si alguien pregunta, nos conocemos de vernos aquí.
¿Lo has entendido? ¿Sí?
Los documentos y el dinero están dentro.
Son cédulas de identidad falsas y permisos de viaje.
Sin esto tu cuñado no va a poder bajar de la sierra nunca. ¡Ponte!
Ya le hemos enviado un mensaje a tu cuñado diciendo que vas tú.
Ellos no se fiarían de nadie que no conozcan.
¡Póntela, coño!
¿Tú sabes leer?
Aquí está el lugar donde tienes que ir y cómo llegar.
Te lo aprendes y te comes el papel o lo quemas, no lo lleves encima.
Lo has entendido, ¿no?
A mí no me conocen y el partido ya me ha encargado otra misión.
Dame la faja y le decimos a tu hermana que no has querido ir.
(GRITA) ¡Que me des la faja, coño!
Esto lo llevas bien visible. Ponte lo mejor que tengas.
La policía cree que las guapas no tienen ideas políticas.
Las cárceles y las fosas estás llenas de gente que nunca las tuvo.
Eso no lo olvides nunca. ¡Nunca!
Espera cinco minutos antes de irte.
-¿Más grande?
-Remedios, pon atención, por favor. ¡Que no me sale, coño!
Me matan a palos y... Lo dejo.
¿Qué le pasa a Carmenchu?
Tu hermana ya va camino de la sierra.
Una cosa más.
Anoche la Guardia Civil ha hecho una emboscada en la sierra.
Han caído muchos compañeros.
(GRITA) ¡Silencio! Dámelo.
-¡Silencio todos!
Vosotros, ¿qué miráis? -¿Es este?
¡Míralo bien! ¿Es este? (SUPLICA) -Se lo juro, señor.
-¿Alguien conoce a este hombre?
Estamos buscando a tres asesinos muy peligrosos.
A uno le llaman el Toledano. A otro, el Cordobés.
A otro, el Chaqueta Negra. Ese hijoputa es el más peligroso.
Si alguien sabe algo o nos puede dar una pista
tendrá una recompensa.
El que les ayude o les dé refugio que se atenga a las consecuencias.
¡Arriba España! (TODOS) ¡Arriba!
-¡Viva Franco! (TODOS) ¡Viva!
-Vamos a hacerle una foto.
-¡Sonríe!
Qué bien que llegaste. Ya me estaba yendo.
Pasa, mujer, pasa.
¿Hace mucho frío?
Doña Celia me avisó de que llegarías tarde.
¿Qué pasa?
Chiquilla, estás al borde de una lipotimia. Siéntate.
Lo era, ya no.
No, no te voy a denunciar.
-Buenas tardes, señoras. -Buenas tardes, hermana.
-Tengo que ir a la enfermería, tengo un dolor de oído terrible.
No puedo dormir por la noche. Tenga compasión, hermana.
-Hablaré con la superiora. Váyase.
-Tu hermana ha llegado bien. Ya ha hecho el encargo.
Tu marido y algunos más han logrado escapar.
Se bajan de la sierra esta noche pero no se pueden quedar en Madrid.
La policía tiene infiltrados tras la pista del Chaqueta Negra.
Yo creo que lo mejor es que se vayan para Francia.
-Buenas noches.
Soy yo.
(SUSURRA) ¿No me tenías que decir algo?
Solo me queda una de matrimonio.
(SUSURRA) Pasa. Pasen, rápido.
¿Dónde está el Cordobés?
Venga conmigo.
(SUSURRA) Hablen bajito.
Ya puedes pasar a ver a tu cuñado, pero no te entretengas.
La bala ha hecho mucho destrozo.
(SUSPIRA)
¡El vestido de mi madre!
Le pedí a mi abuelo que me lo trajera.
Tomasa, esto es para usted.
(SORPRENDIDA) -¿Para mí?
No, gracias, hija, no me hace falta. Ya me apaño yo con esto.
-Tomasa, se puede ser burra y orgullosa, pero no desagradecida.
-Yo no le he pedido nada. ¡Yo no quiero nada!
¿A ver, a ver? -¡Léela, por favor!
¡Agua, agua! -¡Las funcionarias!
-¡Hortensia, que viene la nueva! -Trae para acá los documentos.
Esto está asqueroso. Mucha palabra "bonica", pero qué mal sabe.
(RÍEN)
-Hortensia Rodríguez García.
Venga conmigo.
(MUJERES CANTAN EL "CARA AL SOL")
-Están todas, señoría. -Gracias, hermana.
Soy el juez encargado de instruir sus expedientes.
Para no alargarme mucho y acabar rápido, voy a proceder.
Se las acusa todas, entre otros delitos,
de auxilio y adhesión a la rebelión, desórdenes y crímenes diversos.
De acuerdo con el código de justicia militar,
el fiscal pide para todas la pena de muerte.
(SE LAMENTAN) -¡Silencio!
-Pero, señoría, yo no me he unido a ninguna rebelión.
-¡Usted cállese! Hable solo cuando se le pregunte.
-¿Quién de vosotras es... Hortensia Rodríguez?
¿Para cuándo?
Habrá que ver qué se hace con eso, ¿eh?
Indiscutiblemente, usted es la peor de todas.
Además de adhesión a la rebelión, de malos antecedentes morales
y actuar sin piedad contra personas de derechas,
se la acusa de cometer con una banda de asesinos y bandoleros
robos y crímenes.
Disculpe, hermana.
La vista de la causa está fijada para el 20 de diciembre.
El defensor que se les ha asignado es...
el capitán de infantería don Juan Francisco del Moral.
-Señoría... Con todo respeto, madre.
¿Cuándo vendrá vernos el abogado, el tal don Francisco?
-Imposible.
Ya lo verán el día del consejo. ¡Ud., nombre!
-Señoría, tengo testigos que pueden asegurar que yo no maté a nadie.
(LLORA) ¡Ni estuve en el frente, yo soy inocente!
-El sumario está cerrado.
Lo que tenga que decir, ya lo dirá el día del consejo. ¡Usted, nombre!
-Rafaela Pérez Granados, su señoría.
-Tome. Firme aquí, en "enterado". -Yo no sé firmar, señoría.
-Deme la mano. ¡La derecha!
-¡No pueden condenarme, señoría! -¡Silencio, Rafaela!
¿No ha oído al señor juez? (LLORA) -Pero usted sabe...
-¡Silencio, he dicho!
-Ahora, tú.
(DESDEÑOSO) ¿Sabe usted leer?
Con su permiso, señoría. Yo soy maestra y licenciada en Historia.
También me gustaría leer ese documento antes de firmarlo.
Estoy en mi derecho. -¿Conque en esas estamos?
Pues no van a ustedes a leer nada porque yo no tengo tiempo.
Si no firman, da igual, porque firmará la hermana
como testigo de que han sido informadas.
¿Ninguna firma?
Muy bien, pues hemos acabado. Pueden ustedes llevárselas.
-¡Media vuelta y en fila de una!
¡Rafaela! ¿Estás sorda? ¡Vamos, vamos!
¡Chist!
¡Chist!
Tranquila, Hortensia.
Ya verás que en el juicio todo va a salir bien.
¡No digas eso, mujer! ¿Cómo van a hacer eso?
Entonces, en este mundo no habría corazón, no seríamos personas.
-¿Tú crees que esa gente tiene corazón?
¿No oyes lo que pasa aquí todas las noches?
Son unos asesinos y quieren acabar con todas nosotras.
(GRITA) ¡Si no lo ves eres tonta!
(HOMBRE) -La tarea de forjar la nueva España
se empieza por retirar las manzanas podridas del cesto.
Todos estos individuos no son auténticos españoles.
Son monigotes al servicio del comunismo internacional
cuyo único objetivo era destruir los valores más puros de la patria.
(ALZA LA VOZ) ¡No hay ni puede haber un lugar para ellos...
(GRITA) ...bajo el cielo de la nueva España!
(CARRASPEA)
Todos y cada uno de los hechos referidos aquí hoy
constituyen un delito de adhesión a la rebelión
según el párrafo 2 del artículo 238 del Código castrense.
Señor presidente,
lo que esta fiscalía pide para todos y cada uno de los acusados
es la pena máxima. La que se merecen.
La pena de muerte. -Tiene la palabra la Defensa.
-Con la venia del tribunal.
Esta defensa comparte plenamente el principio
de que en nuestra patria no hay lugar para los traidores,
para los que quisieron vender a la madre patria como esclava
al comunismo soviético.
No obstante, apela a la clemencia del tribunal,
solicitando que se rebaje en un grado la pena impuesta,
pidiendo para todos y cada uno de los acusados reclusión perpetua.
Se solicita especial consideración para la acusada...
Hortensia Rodríguez, en consideración a su estado,
ya que su delito, igualmente grave, no puede recaer sobre un inocente
que aún puede ser recuperado para la causa de la nueva España.
-Procedo a dar la última palabra a los acusados.
María Ferrer.
Póngase en pie.
¿Tiene algo que alegar o manifestar en su defensa?
(LLOROSA) -Con todo el respeto, señoría,
mi hija y yo no hemos participado en ninguna rebelión
y jamás hemos hecho daño a nadie.
A mí se me juzga por pertenecer a la UGT, que entonces era legal.
(GRITA) -¡Eso a estos les da igual! ¡Esto no es un juicio, es una farsa!
-¡Esta es la justicia del fascismo! -¡Silencio!
(ENFAD.) ¿Qué cojones se creen, que esto es un mitin marxista?
Se lo advertí. Llévenselos a todos a los calabozos ahora mismo.
La vista ha terminado. Este tribunal se retira a deliberar.
¡Desalojen la sala!
Los hechos constituyen un delito de adhesión a la rebelión
con arreglo al párrafo 2 del art. 238 del Código castrense
y a lo dispuesto en el decreto 10 de enero de 1937
y ley de 9 de febrero de 1939.
Por ello, fallamos que debemos condenar y condenamos
a las procesadas Isabel Puig Ferrer y María Ferrer Camins,
como autoras del delito de adhesión a la rebelión,
a la pena de muerte. (LLORAN)
-Fallamos que debemos condenar y condenamos a las procesadas
Paloma Castro Romero, Eugenia Núñez Vidal
y Rafaela Pérez Granados,
como autoras del delito de adhesión a la rebelión,
a la pena de muerte. (LLORAN)
-Fallamos que debemos condenar y condenamos a la procesada
Hortensia Rodríguez García,
como autora del delito de adhesión a la rebelión,
a la pena de muerte. No obstante, este tribunal
ha tenido en cuenta la petición de la defensa
y consideramos que la criatura que lleva en su vientre
es inocente de los crímenes de la madre.
Por tanto, la ejecución de Hortensia Rodríguez García
se pospondrá hasta después del parto,
dejándose pasar el tiempo que las autoridades de la prisión
consideren conveniente.
(SIGUE LEYENDO SENTENCIAS DE MUERTE)
¿Han dictado sentencia tan rápido, en una mañana?
En mi situación no puedo pedir favores.
Pepita, mi padre no me escucharía. Apenas nos hablamos.
¿Aquí, en casa?
No sabía nada de esa cena.
No serviría de nada. Mi padre solo piensa en él y en su posición.
No va a señalarse ayudando a una comunista.
Ni él ni mi suegro pueden hacer nada por su hermana. Lo siento.
Cada uno tiene que pagar por sus crímenes.
Hablaré con el señor obispo para que te reciba.
Es un hombre caritativo. Él sabrá aconsejarte.
Levántate. El agua está hirviendo. Llévame el té al salón, por favor.
-¡En pie! Todas en formación.
¿Quién es?
Llévensela.
-Su Ilustrísima ya ha hablado con D Amparo.
Está al corriente, pero hoy es imposible que las atienda.
Vuelvan mañana.
-Padre, como ya suponíamos
que Su Ilustrísima estaría ocupado, y abusando de su bondad,
le traemos esta carta, que explica el caso con todos sus datos.
-Muy bien pensado. Se lo daré en mano a Su Ilustrísima.
Quédense tranquilas.
Vamos, Pepita.
-¡Traen a Sole!
-¡Callaos!
(HOMBRE) Acepta de una vez que las cosas han cambiado.
¿Por qué no piensas en tu familia?
¡Y en tu mujer, que encima le mataron dos hermanos!
(FERNANDO) -Papá, ella sabe cuánto siento lo de sus hermanos.
Pero no voy a cambiar mi manera de pensar.
(HOMBRE) -Y lo dices tan tranquilo.
Sin pensar en los problemas que estamos tenido por tu culpa.
-No creo que tú tengas muchos problemas.
En la delegación de abastos te va muy bien.
-Yo arriesgué mi vida por España. Ganamos la guerra.
Ahora estamos recogiendo los frutos de la victoria.
-En Intendencia, a 50 km del frente, no creo que peligrara tu vida.
-¿Qué estás queriendo decir?
(GRITA) ¿Que soy un cobarde? -¡Alberto!
Fernando, ¿ni siquiera hoy podemos tener un día en paz?
Fernando, no pienses solo en ti.
Piensa también en tu mujer. ¿No te das cuenta de lo que sufre?
-Isabel, por favor. -Ni "por favor" ni nada.
¡Te casaste con un médico, no con un contable de mierda!
Debería darte vergüenza vivir a costa de tu mujer.
-¡Gonzalo! Hijo, por favor, otros lo han hecho y no ha pasado nada.
Reconocieron sus errores y ocupan el lugar que les correspondía.
-Papá no puede seguir respondiendo por ti mucho tiempo más.
Hay gente empeñada en sacar a la luz tu historial.
-Alberto, por favor, yo no tuve nada que ver con aquello.
Lo de Paracuellos fue una desgracia, todo se descontroló.
-No, fue una masacre cometida por tus amigos comunistas.
Y tú no hiciste nada. -¿Qué iba a hacer yo?
¡Yo solo era el médico! (PADRE) ¡Se acabó, Fernando!
¡Toma una decisión!
O juras lealtad al régimen y vuelves a la medicina
o te vas de España. Aquí nos complicas la vida a todos.
Nos veremos en la misa por tus hermanos.
-Te sienta muy bien el uniforme.
Se lo arregló ella misma. -Qué bien sirve esta chica.
Gonzalo, dale un aguinaldo a Pepita, que se lo ha ganado.
-Pepita aprende rápido, es muy lista y sabe leer y escribir.
-Mira qué bien. Una muchacha muy completita, sí.
Anda, toma.
¿Cómo se atreve? Vaya al comedor y recoja la mesa.
-Déjala que hable, por favor.
Veré lo que puedo hacer, pero no te prometo nada.
(AMPARO) Ve al comedor.
Gonzalo, lo siento. -Tranquila, Amparo.
Pero que nadie sepa que la hermana de una comunista trabaja en tu casa.
¡Reme! (SUSPIRA) -Nada.
Tengo un nudo aquí... -Si vas a conocer a tu primer nieto.
(LLORA) -Por eso, lo voy a poder ver y no lo voy a poder tocar.
Ni un "abracico", le voy a poder dar.
-¡Otra vez han cortado el agua!
Y saben que toda la galería se está preparando para comunicarse.
¿Qué le pasa a nuestra alegría de la huerta?
-Nada, llora de emoción porque va a conocer a su primer nieto.
-Cuando salgamos a comunicar tenemos que estar juntas.
(SUSURRA) Vas a tener una visita muy especial.
Fíjate bien en el marido de mi hija.
-No le llames por su nombre. Ahora tiene una identidad nueva.
(SUSURRA) Se hace llamar Matías. Matías Bejarano.
(GUARDIA) ¡Todas fuera de su celda!
-¿Qué querrá esa ahora? -¡Vamos, rápido!
¡En fila de a una! (SUSURRA) -Que viene la Topete.
Ahora nos vemos. (GUARDIA) ¡Venga, rápido!
¡Salgan, salgan!
-Bajen a la galería central.
¡Vamos, rápido!
-¡Todo el mundo fuera, saliendo de las celdas!
(CANTAN EL "CARA AL SOL")
(GRITA) -¡Arriba España! (TODAS) ¡Arriba!
(GRITA) -¡Viva Franco! (TODAS) ¡Viva!
-La que faltaba, la bruja vestida de santa.
-Cállate, extremeña.
-La Navidad es la fiesta donde la familia cristiana
se reúne para celebrar el nacimiento de Dios hecho hombre.
Celebramos que Jesús vino al mundo para redimirnos,
para reabrir las puertas del paraíso,
que estaban cerradas desde el pecado original.
En la misa de esta mañana muchas han rechazado la eucaristía.
No entienden que el culto religioso forma parte de vuestra reeducación.
Lo que han hecho es un insulto a Jesús en el día de su nacimiento.
Pues muy bien. Para desagraviarle,
todas le van a dar un beso en su piececito
como señal de amor y sumisión.
Quien no lo haga se queda sin comunicación durante un mes.
-Nunca. (SUSPIRAN SOBRESALTADAS)
Bésalo o te quedas sin comunicar.
¡Silencio! ¡No quiero oír ni una mosca!
-Que yo quiero ver a mi crío. Y a mi "nietecico".
El reglamento no dice nada de besar imágenes.
-¡Si tú eres una analfabeta, desgraciada!
¿Qué vas a saber tú qué dice el reglamento?
-No soy creyente y no le besuqueo el pie a ningún muñeco.
(SUSPIRAN SOBRESALTADAS)
-¿Cómo dices que el niño Dios es un muñeco?
¡Vas a besarle el pie, te lo ordeno!
¡Escoria roja, sacrílega, no mereces ni el aire que respiras!
¡Va a aprender a respetar! (TODAS) ¡Oh!
(ENFURECIDA) ¡Puta!
¡Vas a arder en el infierno eternamente!
¡Con todas las de tu calaña! ¡Llévensela de aquí!
¡Quiten a este demonio de mi vista!
¡Todas ustedes son basura! ¡No hay redención posible!
En este país no habrá paz ni Dios nos perdonará
hasta que todos los rojos estén en la cárcel... o muertos.
(JADEA)
(GUARDIA) -¡En formación y en silencio!
¡Quien hable, hoy se queda sin comunicar!
(TOSE)
El frío, que se mete dentro y no hay forma de echarlo.
Los años, la vejez... Hola, Pepita.
Te presento a mi marido, Matías Bejarano.
Callaos ya, que vais a llamar la atención.
Este es mi marido y viene conmigo. Si pasa algo, largo, no te metas.
¿Has entendido?
Perdón. -¿Sí?
-¿Les importa que nos pongamos con ella? Debemos entrar juntos.
-Sí, mujer, sí. -Gracias.
-¡Vamos, vayan pasando!
(GUARDIA) -¡Se acabó, todos en fila de a uno!
¡Vamos, rápido!
-Vamos, ya hemos tentado demasiado a la suerte.
(SUSURRA) Hay que irse cuanto antes.
Nos están esperando.
(SUSURRA) No es prudente. La pones en peligro.
-Empuja, que ya le toco la cabecita.
-¡Hortensia, empuje, que ya falta poco!
Por Dios, no pienses ahora en eso. ¡Empuje, Hortensia!
-Empuja, mujer, que ya ha salido la cabecita.
-¡Una niña! -¡Una cría, una bendita!
-Corte ahí con la tijera.
(EL BEBÉ LLORA) (ELLAS RÍEN)
-¡Ay, Dios mío!
Sí, sangre mía, está bien. ¡Y tiene unos deditos!
Va a ser más "bonica" que la madre.
(EL BEBÉ LLORA)
Señora, ¿puedo ir a por las cosas de la cría y la ropa de la madre?
-Niña, vete a la cocina y que te den leche y comida para la madre.
Que recupere fuerzas.
Y para mí un café solo. Bueno, dile que es para el doctor.
-Sí, doctor, lo que usted mande.
Con su permiso, señora. -Sí, vaya.
-¿Cómo se va a llamar?
Dígame el nombre completo para el registro.
Que usted no sea creyente da igual.
Bautícela y le evitará muchos problemas a su hija.
Es un consejo que le doy.
-¿Me la deja? La voy a lavar antes de que se enfríe el agua.
La lavo y se la traigo enseguida para que le dé el pecho.
(EL BEBÉ LLORA)
(EL BEBÉ LLORA)
(AMBAS) "...que las lágrimas que corren
riegan a la hierbabuena".
(SUSURRA) ¿Tú estás loca? Pasa, venga.
¿Qué haces aquí?
No sé nada de ellos.
El partido no puede hacer nada.
Hay más de 3.000 camaradas con la pena de muerte en Madrid.
(EMOCIONADA) A mí me han fusilado a dos hijos. Y a un sobrino.
Mi marido está desaparecido.
Yo lo intenté todo.
Lo único que conseguí fue una paliza en Gobernación.
Y seis meses presa. Mi consejo es que no llames la atención.
O acabarás mal.
Entonces, ¿quién va a ayudar a tu hermana y a tu sobrina?
-Pase. -Con su permiso, hermana.
-Traigo a una nueva.
-¿La que no quiere bautizar a su hija?
Muy bien, deje las cosas ahí. Gracias, Florencia.
-De nada, hermana. Venga, saliendo, vamos.
(SECA) -Al fondo hay una cama libre. Ocúpala.
Tendríamos que buscar la forma...
Siguiente.
¿Entrega y parentesco?
Un momento.
Sí, está aquí.
Dame el paquete.
¿Cuándo?
¿Se lo voy a tener que decir todos los días?
-¡Pepita!
-¿Es la hermana de Hortensia Rodríguez García?
A ver si te voy a tener que romper la boca, ¿eh?
Adentro.
-Mira esta foto.
Esta eres tú y está tu hermana. ¿Cierto?
¿Sabes por qué tengo esta foto?
La llevaba un hijo de puta que se llama el Cordobés.
¿Te suena?
¿No conoces al marido de tu hermana?
¿Cuándo lo viste por última vez?
Entonces, ¿de quién es el hijo que ha parido?
Mírale. ¡Que le mires, coño!
Mírale.
¿Es el marido de tu hermana?
¿Cuándo fue la última vez que os visteis?
¿Dónde lo viste por última vez?
¿Conoces a uno al que le dicen el Chaqueta Negra?
Mira, voy a ser muy clarito.
Si colaboras, en media hora estarás en tu casita.
Si no colaboras, te encierro aquí hasta que se te caiga el pelo.
¿He sido claro?
¿Quién de esos dos es el Chaqueta Negra?
Muchachita, me parece que no has entendido nada.
-La herida de tu cuñado se la tuvo que curar un médico.
¿Quién fue?
Ya me tienes hasta los cojones, putita.
Dame las pinzas.
¿Cuál de esos es el Chaqueta Negra?
(GRITA) ¿Eh?
¿Estás pensando?
Pues piensa rápido.
Después de esta medicina, no vas a poder pensar en tu puta vida.
Con perdón. Abajo hay una señora que quiere hablar con usted.
-Con permiso.
-Dale la ropa para que se vista. -No, démela a mí.
Y déjenos solos. -Mi general...
Sáquela por la puerta de atrás, yo les llamaré un taxi.
-Gracias, comisario. -De nada, mi general.
Aquí me tiene para lo que usted ordene.
¿Has mencionado el nombre de mi hijo?
¿Seguro que no has dicho el nombre de mi hijo?
Te voy a advertir una cosa.
Como menciones a mi hijo una sola vez en tu puta vida,
yo mismo voy a venir a buscarte y te voy a pegar un tiro.
¿Te estás enterando?
No quiero volverte a ver en su casa nunca más.
(CON RABIA) ¿Te queda claro?
Vístete.
A tu hermana solo la pueden salvar el Generalísimo o Dios.
No pienso molestar a ninguno de los dos.
¡Date prisa, que ya ha perdido bastante tiempo!
¿Eres tú el Chaqueta Negra?
(GUARDIA) ¡Saliendo en orden y en silencio!
-¡Se acabó! -¡En fila de a uno!
-Vayan saliendo.
Ay. -Por ahora no puedo hacer más.
Espero que la infección se pare.
Hablaré con la hermana para que la deje salir al patio.
-Gracias, doctor.
-Avíseme si empeora.
-Tomasa, no te enfrentes más a las funcionarias.
-Venga, bonita.
Come una miaja. -No tengo hambre.
-Si es que tienes que comer. No te puedes abandonar así.
-Vámonos, se acabó mi turno y estoy loca por irme a mi casa.
-Un "segundico", señora, le voy a dejar algo para que coma.
(SUSURRA) Tienes que resistir. -Vengo a por las internas.
-¡Tienen que irse!
-Deja que terminen. Vete tú, ya me encargo yo de cerrar.
-Como quieras.
-Te he traído el vestido de la madre de Elvirita
y la toquilla para que te cambies.
(APENADA) -Esta noche sacan a Hortensia.
-¿Está segura?
¿Cómo lo sabe?
-Acabo de ver la orden.
-Hay que avisar a la hermana a que venga a por la niña.
-Mi hija viene al mediodía a traerme un paquete.
Podría usted decírselo. Ella sabría cómo localizarla.
(SUSURRA) -¡Doña Celia!
¡Pepita!
¡Pepita, soy Amalia!
Buenas.
Te manda muchos besos para ti y para la niña.
(SOLLOZA) Esta noche.
Ya le hemos enviado recado con mi hija.
La nueva me ha prometido que no se la llevan.
Ella misma se va a encargar de entregársela a tu hermana.
Y yo voy a aprender a leer y escribir, Hortensia. Te lo juro.
Entra.
¿Qué te pasa?
Pedir perdón no le va a servir de nada.
Pepita, las cosas no van a cambiar en unos meses.
Acuéstate, que te vas a enfriar.
¿Sí?
¡Él la quería tanto!
No podrá ser.
No podrás llevarte a tu hermana.
Porque en esta nueva España tus muertos ya no te pertenecen.
No podrás encargar una misa ni habrá responsos por tus muertos.
Rezarás, pero sin que nadie sepa por quién rezas.
Llorarás, pero a escondidas. En tu casa, sin que nadie te vea.
Lo único que no podrán quitarte es su recuerdo.
Y el dolor de su ausencia.
(EL BEBÉ LLORA)
Hortensia Rodríguez García, coja a su hija y sus cosas.
Dese prisa, no tenemos toda la noche.
Vámonos.
(MUJER LLORA)
-Cojan a la niña. Necesito hablar con la madre.
Entregue la niña por las buenas o se la quitaremos por las malas.
-Hortensia, déjemela, yo la cuidaré.
Por favor.
-Salga y espere fuera.
Muchacha, en unas horas estarás sola frente a la muerte.
¿No crees que ya no es momento para el orgullo?
Ha llegado la hora de ponerte en paz con Dios.
Te estoy ofreciendo salvarte de la condenación eterna.
¿Sabes qué es?
El virus del comunismo te ha corrompido hasta lo más profundo.
Ya veo que contigo no hay posibilidad de arrepentimiento.
Si quieres condenar tu alma, allá tú. Salva al menos la de tu hija.
Pídele el bautismo.
(ENRABIADO) Dios sabrá darte el castigo que te mereces.
Está bien, nos veremos frente al pelotón de ejecución.
Veremos si ahí sigues siendo tan soberbia.
(EL BEBÉ LLORA)
(EL BEBÉ LLORA A LO LEJOS)
(EL BEBÉ LLORA A LO LEJOS)
-¡Menuda tiene la pobre! Se la oye desde el cuarto de guardias.
-Florencia, el relevo.
Déjame a la niña, anda. ¿Me la dejas un rato?
¡Ay, qué hambre tiene! ¿Verdad?
Si alguna quiere descansar, le hago el relevo.
-Vete tú, Florencia, si quieres. A mí no me importa quedarme.
-¿Seguro? -Seguro.
-Bueno, por mí encantada.
Ten cuidado con esa. Le han quitado a su cachorro y esta rabiosa.
-Si Dios me hubiese premiado con un regalo como este,
ni la política ni nadie me harían renunciar a ella.
Las comunistas no saben querer a sus hijos como nosotras.
-No digas eso. Claro que ella quiere a su hija.
-¡Si no ha dejado que la bauticen!
Mírala, ni una lágrima ha derramado por su hija.
-Hay muchas formas de llorar, Conchita.
Conchita, esta niña es una criatura inocente sin culpa de nada.
Necesita comer. -Mercedes, no me pidas eso.
Que nos echan a la calle. -Nadie se va a enterar.
Ella no va a hablar. ¿Es cristiano privar a esta inocente
de la leche de su madre por última vez?
El Señor nos enseñó a perdonar
y a tener piedad con nuestros enemigos.
Conchita, a esa desgraciada le quedan pocas horas de vida.
Dejémosla que esté solo cinco minutos con su hija.
Hazlo por mí, Conchita. Yo sabré recompensarte.
Chist.
-Mercedes, cinco minutos.
-Tenga, no sé cuánto tiempo podrá.
¿Le duele?
Soy viuda.
Mi marido murió en la guerra.
Bueno, tres.
Al mayor también me lo mataron en la guerra.
Acababa de cumplir 21 años.
A mí eso no me consuela.
Eso ya da igual.
(EL BEBÉ SE QUEJA)
Me lo consiguió mi hermano.
Es la ventaja de ser madre y esposa de mártires.
El sueldo de maestra no daba para mantener a dos hijos.
Lo es.
(EL BEBÉ SE QUEJA)
Mercedes, coge la niña y vamos para fuera, que ya vienen.
Te prometo que haré todo lo que esté en mi mano.
Conchita, por favor, hazte cargo de la bolsa.
-¡Vamos!
-Es tu última oportunidad, Hortensia.
Pide que bauticen a tu hija.
(TODAS GRITAN) ¡Hortensia!
-¡Te queremos! -¡Adiós, tesoro!
-¡Asesinos!
-¡Adiós, mi niña!
¡No tengas miedo!
(HOMBRE) ¡Vamos, padre, acabe, se hace tarde!
¡Pelotón, carguen armas!
(HOMBRE) ¡Fascista, asesino!
-¡Apunten! -¡Viva la libertad!
¡Abajo el fascismo!
¡Fuego!
(GUARDIA) ¡Vamos, en silencio! ¡En fila!
-La primera.
-Para Inés Vidal, en el pabellón de menores.
-¿Quién entrega y parentesco? -Ángeles Bravo, su madre.
-Siguiente.
Espérese ahí un momento.
Hermana, hágase cargo.
-Siguiente.
-¿Es usted Josefa Rodríguez?
Está dormidita, hace un ratito le di un poco de leche y la cambié.
Sí, pero antes tiene que firmar que le ha sido entregada.
Tenga.
Firme aquí.
Claro. ¿Tiene fuerzas? ¿Quiere que alguien le ayude?
Puede irse.
Las cosas de su hermana, tenga.
No piense ya en eso. Ahora ya está descansando.
Ande, váyase.
-¡Un momento!
El certificado de bautismo. La hemos bautizado esta mañana.
La Sra. Mercedes ha sido la madrina. Que no se pierda.
-Adiós y suerte.
(MUJER) "Mi tía Pepita, que también es mi madre,
decía que el dolor de las guerras debe acabarse cuando estas acaban,
pero no fue así.
La nueva España de Franco se llenó de silencio y de luto.
También de espera.
Mi tía Pepita aprendió a vivir en la espera.
Jaime Salas, Paulino González, fue condenado a 30 años y un día.
Se salvó de la pena de muerte.
Nunca pudieron demostrar que era el Chaqueta Negra.
Quizá fue la suerte o quizá, por primera vez,
las plegarias de mi tía fueron escuchadas.
Ella le prometió que le esperaría el tiempo que fuese necesario.
19 años le estuvo esperando.
Solo le permitieron verle una vez al año y una carta cada 15 días.
Con mi tío Jaime salió de la cárcel lo primero que hicieron fue casarse.
Esa misma noche cogieron el tren nocturno en dirección a Córdoba.
Mi tía cumplía otro deseo largamente postergado
volver a su casita de Córdoba.
Ella tenía 39 años y el novio apenas la había besado tres veces.
Yo me quedé en Madrid para llevar flores a la tumba de mi madre
y para cumplir una promesa que me hice a mí misma:
encontrar el cadáver de mi padre y enterrarlos juntos
para que juntos estuviesen en la eternidad de los enamorados.
Cada vez que veo las fotos de mi madre y mi tía,
que también es mi madre, sonrientes y felices antes de la guerra,
es cuando más lloro de dolor y rabia,
porque aquella maldita guerra y todo lo que vino después
nunca debió de haber ocurrido".
Madrid, 1940. Pepita, una joven cordobesa, llega a la capital para estar cerca de su hermana Hortensia, embarazada de siete meses y encarcelada por el régimen franquista. Hortensia es juzgada y condenada a muerte.
Contenido disponible hasta el 16 de diciembre de 2019.
Histórico de emisiones:
09/02/2014
10/11/2018