Domingos a las 10.25 h.
Espacio católico de cinco minutos de duración en el que una persona da testimonio público de su fe. La fuerza, que también en la comunicación social tiene el testimonio, nos lleva de la mano en este pequeño programa, con el convencimiento de que, como afirmaba Pablo VI, "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros, o si escucha a los maestros lo hace porque son testigos".
Soy José Pedro Manglano, sacerdote como se ve
y mi trabajo pastoral como sacerdote,
está siempre dirigido y en relación,
he tenido esa suerte con con universitarios
con jóvenes y quiero hablaros un momento
de mi última publicación del último libro
con un título que resultaba un poco provocador.
La verdad es que he intentado evitarlo,
pero no he encontrado otra manera de titular
lo que yo he querido decir:
el título es "Santos de mierda" con perdón,
La verdad es que me parece...
Me parece que era la manera de unir como los dos extremos.
Recuerdo en la introducción al cristianismo
cuando Ratzinger el gran teólogo,
después Papá, pero él dice que el Cristo
es el que...
la misma imagen del Cristo lo expresa visualmente,
que es el que une los dos extremos, ¿no?
Cielo y tierra, eternidad, tiempo, espíritu y materia.
Me parece que... que bueno, Dios y hombre,
espíritu puro y carne.
Me parece que es como el gran escándalo Cristo
y me parece que una manera de expresarlo
es la de unir las santidades o sea el Espíritu,
el Santo y la materia más desposeída de cualquier espiritualidad.
O sea, una materia sin duende, como se dice mucho de Andalucía.
Recuerdo que cuando estaba terminando el libro,
estaba en Barcelona,
acabé el último capítulo ahí.
Entonces fui a celebrar misa en unas monjitas
que tienen una... son Capuchinas.
Me crucé con con la abadesa
que venía de la calle, que está está en rampa,
la Iglesia está al final de una rampa.
Y entonces recuerdo
que me la crucé y le dije: "¿Qué tal está?"
Entonces ella, jorobada, muy inclinada,
pero que no puede mirar hacia arriba,
con dificultad consiguió levantar la vista y vio que era yo.
Entonces: "¡Ah, muy bien! Vengo del médico.
Y más pruebas siempre hay pruebas, pero la vida es muy bonita."
Entonces se volvió a agachar y siguió andando
pasitos de bebé.
y, claro, yo me pregunto si en otras ocasiones
he tenido situaciones parecidas.
Le pregunté a una persona que está fastidiada,
con las manos retorcidas de dolor,
como esta monja por la artrosis.
Todo el día de médicos, esta mujer tenía noventa años,
estaba guapa.
Y he preguntado a otras personas en la misma situación
y: "¡Qué tal va? -Pues no lo ves, una mierda.
A ver si esto se acaba pronto."
¿Qué ocurre? O sea, es la misma realidad
es la misma vida, la misma enfermedad,
el mismo cansancio, el mismo dolor,
la misma impotencia, la misma dependencia,
pero una está guapa y sin maquillajes
y la otra está fea,
y está harta, es la misma vida, la misma mierda,
pero que una ha sido transfigurada por el santo y la otra es pura.
Bueno, es lo que es, pero sin transfigurar.
Hay muchos, yo creo que todos conocemos,
tenemos experiencia de personas que lo han vivido así.
Personas como Teresa de Calcuta
como Juan Pablo II, cuando está que no puede hablar
que está en silla de ruedas, pero está en una JMJ
moviendo el brazo para sumarse al movimiento de los jóvenes,
porque el espíritu puede más que...
que no hay una queja que no hay límite en la entrega,
Dices: "Estas personas..." Bueno, Teresa de Calcuta es pequeñita,
hecha una pasa arrugada y la ves
y no tiene colorete, ningún componente químico
y la ves, hay paz, hay belleza,
hay aceptación, hay transmisión de vida.
Siempre que uno escribe tiene delante
la cara de alguien.
Se está dirigiéndose a alguien
y yo he tenido la cara de tantos chavales
a los que quiero un montón
y conozco y a los que me dirijo continuamente.
Esa es la cara,
pero creo que va dirigido a cualquier persona.
A cualquier cristiano que quiere descubrir la posibilidad
de transfigurar mi vida y hacer de mi vida
por vivir con sensación de vida
y hacer de mi vida una maravilla.