Cada día 8.500 niños mueren en el mundo por desnutrición, no tienen comida que llevarse a la boca, pese a que el mundo produce un exceso de alimentos. En las últimas décadas, sin embargo, el hambre se ha reducido a la mitad en más de 38 países. Los primeros días de los niños son cruciales para evitar que caigan en la desnutrición crónica, el hambre invisible, que afecta a 52 millones de menores en todo el mundo.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación