Lunes a viernes a las 16.30 horas
-¿Esto qué es?
-Nos vamos de crucero al Caribe.
-¡Pero si solo es un sorteo!
-Mujer de poca fe, nos va a tocar seguro.
Resulta que es un crucero para "singles"
y solamente van solteros.
-¿Me estáis diciendo en serio que me queréis regalar el viaje a mí?
-Pues claro.
-Conozco un lugar en Segovia que es muy tranquilo.
Está a menos de una hora y, la verdad, no suele ir mucha gente.
¿Tú crees que la mujer de Emilio sospecha algo
y por eso está tan serio?
-Pues a poco que sea un poco espabilada,
sí que se habrá percatado.
-Junto con las fotos, ¿no venía un mensaje?
O de la de usted.
Lo que no entiendo es qué puedo hacer por ayudarle.
Porque quiere centrarse en las pruebas de acceso
No es eso, pero me parece bien
que se quiera centrar en lo que le ilusiona.
Lo voy a hacer.
-Dígame, oficial Batista, ¿qué desea?
-¿Por qué no le has dicho que no hay robo, que has encontrado la pulsera?
-Sí, claro, y perder la oportunidad de estar con él.
-"Vente para mi empresa, que se habrán ido los empleados.
Así podemos hablar tranquilamente. Y te pongo un whisky".
-Muy bien. Pues en un rato voy para allá.
Está rico, ¿verdad? -Me estoy mareando.
-No tenías pensado darme un duro.
¡Y a mí no me chulea nadie!
¡Eh, chaval! Venga, esto no va contigo.
¡Que te largues de aquí te he dicho!
(GRITA)
¡Dios!
todo ese asunto de la pasta creo que solo es una excusa.
Tenía claro que quería quitarme de en medio.
-¿Has sabido algo más de él?
-Sí, según me han soplado, ya está de vuelta en Algeciras.
Estoy seguro de que va a intentar matarme otra vez en cuanto pueda.
Se acerca una guerra
y quiero que vuelvas a trabajar conmigo.
Me está dando usted una alegría tremenda.
-¿Eso es un sí?
-(ASIENTE)
Me gustaría saber también
si estarías dispuesto a hacer cualquier cosa.
-Sí, claro que sí. -¿Seguro?
Ya te he dicho que se acerca una guerra
y podrías tener que... no sé, matar a alguien, por ejemplo.
¿Serías capaz?
No me mientas, Jairo.
Quiero saber si eres capaz o no.
Sin mentiras.
-Don Fernando,
si llega el momento de cargarme a alguien por defenderlo a usted,
no me va a temblar el pulso.
-(SE RÍE)
Me gusta oír eso.
Bienvenido, chaval.
Buenos días.
¿Pero qué haces aquí tan pronto?
No me digas que vienes a entrenar en ayunas.
Todo el gimnasio igual, que si oxidas mejor los lípidos
-No sé de qué me hablas y ya he desayunado.
Lo que pasa es que he madrugado porque era el único día
de inscripción en la Escuela de Alta Cocina.
Total, que la Secretaría abría a las ocho.
Digo: "Pues voy a ir temprano".
Estaba allí a las 6:45,
tenía una cola de 40 personas delante de mí.
-Hostia, pero qué siglo XX todo esto que me estás contando.
¿No has podido hacerla por internet?
-Sí que se podía, pero con seis meses de antelación.
Y, claro, como eso ya no era posible, pues me he tenido que tragar la cola.
-Y todo eso para hacer la inscripción.
Jo, sí que te lo ponen fácil en la escuela, ¿no?
-Ya, tía, pero si es que es normal. Está supersolicitada.
Es el mejor sitio de toda la ciudad para estudiar cocina.
Así que entiendo que, al final, has convencido a tus padres.
-¡Por fin! ¡Bien! ¿Y qué? ¿Cómo han reaccionado?
-A ver, no me montaron una fiesta,
pero de momento me dejan centrarme en lo de la cocina.
Ahora, que me han dejado muy, pero que muy claro
me tengo que sacar las tres asignaturas de Bachillerato.
¿Ves cómo tu madre sí que te entiende?
-Sí, la verdad es que le expliqué mis motivos,
fui de frente y, de momento, me ha entendido.
-Muy bien, Olga, es que así se hacen las cosas,
-Pues aplícate el cuento, guapa.
-¿A qué viene eso?
-Pues a Rober. Vamos a ver, Paty.
Le tienes que decir que ha aparecido la pulsera,
que en ningún momento te la robaron y ya está.
No me puedo creer que le mintieses en la cara al chaval, ¿no?
-A ver, Paty, ¿te das cuenta de que se va a enterar
-¿Tú que eres ahora, vidente?
¿Con la inscripción te dan una bolita de cristal o algo?
-Es que creo que no te estás dando cuenta
de que esto de las denuncias falsas es un delito.
-Que no me cuentes rollos.
¿Qué tal, Espe?
-¡Madre mía! Tengo unas agujetas que no puedo con mi alma.
-Normal, si es que empezaste demasiado duro en el gimnasio.
-Pero el primer día me sentía fresca como una lechuga.
-Amiga, las agujetas son traicioneras.
Nunca sabes cuándo van a aparecer, pero siempre terminan apareciendo.
(SE QUEJA) -Quizá me pasé anoche con Max,
que insistió en darme una sesión de entrenamiento extra
y fue muy duro, la verdad.
-Ya me sé su repertorio: que siempre hay que buscar el dolor,
que sin sacrificio no hay recompensa.
-Sí, eso, eso es.
Y no veas los gritos que me pegaba el tío ahí:
"Venga, Espe, vamos, que tú puedes, una más, una más".
y esta mañana tenía el brazo que no podía ni lavarme los dientes.
-Ya verás cuando se entere, se lo va a contar al gimnasio.
Porque las agujetas son como medallas.
(AMBAS) Están para lucirlas.
-Sí, eso me decía también, sí.
-Pero no vas a dejar de ir a su gimnasio, ¿no?
-Claro, no me voy a rendir tan fácilmente.
Si quiero volver a patrullar, tendré que ponerme en forma.
-Si quieres volver a patrullar, lo que tienes que hacer
es hablar con Miralles. -Sí, eso ya lo sé.
Pero tendré que ganar un poco de fondo, ¿no?
-Estás estupendamente, Espe.
Cuando tenga que correr detrás de un sospechoso,
que a los diez metros estoy con la lengua fuera.
-Basta de infravalorarse, Espe. Para eso tendrás un compañero,
para que pueda hacer lo que tú no haces y viceversa.
Es un binomio.
-Hola.
¿Qué tal?
-Pues aquí, hablando de agujetas.
-Afortunadamente, no trabajo este artículo.
-¿Sabemos algo del Oso?
-De momento, no.
-¿Cuándo sabremos algo?
-En cuanto asome el morro por la madriguera.
No pongas esa cara, Nacha, estoy haciendo lo que puedo.
tengo varios "boots" lanzados en la "deep web",
cruzando IPS con la base de datos de la Europol.
Que no entendéis una mierda, ¿no?
Da igual, es como hacer tronchas,
pero en vez de un Apolo, con un ordenador.
Pero es igual, hasta que los malos no aparezcan, habrá que esperar.
-Bueno, si asoma, avisas.
-Descuida, serás la primera en saberlo.
-¿Estaba un poco irascible o era mi imaginación?
-Últimamente, está siempre así.
-Demasiado tiempo encerrada con los ordenadores.
-(ASIENTE)
-Olga, eres una exagerada.
¿Me van a meter en la cárcel por una pulsera?
-Pues mira, en la cárcel, no,
pero te puede caer una multa que te cagas
-Muy bien, y me puede caer una maceta en la cabeza y matarme, no te digo.
-Que te lo tomes en serio.
He oído a mi madre muchas veces hablar de estos temas
Vamos a ver, ¿tú no ves que mientras la Policía
se está centrando en cosas que no son verdad,
no se centra en lo que realmente es importante?
¡Que te vas a meter en un lío muy grave!
-Que vale, tía, que no me cuentes tu vida.
No denuncio, vale, ya está.
-Ah, ¿y qué le vas a decir a Rober?
-Yo qué sé, me inventaré cualquier movida.
El tema es no hacer la denuncia falsa, ¿no?
-¿Qué es eso de las denuncias falsas?
¿Me lo vais a contar o qué?
-Paty, que ha perdido una pulsera
y le dijo a Rober que se la habían robado
y claro, él la ha citado hoy en comisaría para denunciar.
-Ya, ¿y qué más?
-Pues que la pulsera es real, pero la denuncia sería falsa.
-No entiendo nada.
-Vamos a ver, Max, que la pulsera ha aparecido.
-Bien, ¿y entonces por qué vais a denunciar?
-¡De verdad, no me entendéis! Dejadme en paz.
-Espera, espera.
Ven aquí.
Ven aquí y explícame esto claramente.
-(SUSPIRA)
Pues a ver.
Le dije a Rober... que me habían robado la pulsera
porque pensaba que me habían robado la pulsera.
Luego, a lo mejor, adorné la historia un poco
porque no me estaba haciendo ni caso.
Y ahora que por fin me toma en serio
y vamos a poner la denuncia...
-Aparece la pulsera que nunca fue robada
y tu hija no se lo quiere contar a Rober
porque dice que va a quedar como una tonta.
-Muy bien.
Coge el teléfono, llama a comisaría y aclara esto.
-Papá, no te metas en mi vida.
-Escúchame una cosa, niña. Con la Policía no se juega.
Así que llama y aclara todo esto.
O, si no, no vas a volver a trabajar aquí.
-Bueno, vale.
Vale, pero no voy a llamar, se lo digo en persona.
¿Contento? -Contentísimo.
-Y tú, vaya amiga eres, ¡qué chivata!
-No te preocupes, Olga.
Has hecho bien.
Buenos días.
Hombre, se te han pegado las sábanas.
Sí, tengo cosas que hacer.
No porque ya tengo uno.
Ya te contaré, tío, que ahora llego tarde.
En Transportes Quintero.
Me han dado otra oportunidad.
Si tienes algún comentario, ahórratelo, está decidido.
Que a mí no me dan trabajo, cómo tengo que decírtelo, colega.
Es el único sitio donde me contratan, es lo que hay.
gestionar el almacén, supervisar envíos...
No sé, no le he preguntado si ha encontrado a alguien.
Me ha dicho: "Jairo, te doy otra oportunidad". Punto.
¿No querías que tuviera trabajo?
¡Qué pesado eres con que no es trigo limpio!
¿Por qué no le encontrasteis nada?
¿Porque yo me chivé?
La mentalidad de policía esa.
Si alguien ha estado preso, es delincuente siempre.
Ese que no es trigo limpio se preocupa por los jóvenes
y da pasta para el barrio.
Si no fuera por él no habría polideportivo
ni campo de fútbol ni centro cívico y la Policía,
en vez de darle las gracias, le acosa.
No voy a discutir contigo. Llego tarde.
Buenos días.
-¿Eh? -Buenos... Buenos días.
-¿Me has interrumpido para decir buenos días?
-Sí, bueno, y también para preguntarte
si hay alguna novedad respecto al Oso.
-Sí, alguna novedad. Vamos, que si has descubierto algo nuevo.
-Pues sí, mira.
Tengo su nombre completo, su DNI,
su talla de zapatos...
Pero mira, prefiero quedarme aquí sentada y no contarlo
porque estoy un poco loca, ¿sabes?
-Ya veo que no tenemos un buen día. -Pues no. ¿Y sabes por qué?
Porque vienen todos a preguntar lo mismo:
que si tengo alguna novedad, si he averiguado algo.
Pues no, no tengo nada. Cuando tenga algo os lo voy a decir.
-Ya lo he entendido, no hace falta que levantes la voz.
-Pues no me interrumpas más.
Que por extraño que parezca, esto que hago es trabajar
y no consiste en apretar un botón y que las cosas aparezcan.
-Tienes toda la razón, toda la razón.
¿Puedo quedarme aquí, sentarme y esperar?
-De verdad, no estoy de humor para charlar, ¿vale?
Necesito concentrarme.
-Necesitas relajarte, Laura. Necesitas salir.
-Ya. Contigo, ¿no?
-Hombre, pues ahora que lo dices, ¿vamos a cenar esta noche?
-Qué pesadito eres, ¿eh?
-Si estoy cruzando la línea del acoso me avisas, ¿eh?
Vamos, que no quiero incurrir en ningún tipo de delito tipificado.
Y menos aquí, estando en una comisaría.
-Tú te crees muy gracioso, ¿verdad?
-Pues cada vez menos, Laura, cada vez menos.
Cuesta tanto sacarte una sonrisa que ya no sé ni lo que digo.
Así que venga, vale, sin gracietas.
Dime a qué hora sales, dime qué te apetece cenar
y... y ya, pues hasta entonces, no te molesto.
A ver, qué obsesión te ha dado a ti con cenar.
-Bueno, no tiene que ser cenar, también podemos ¿ir al cine?
(SUSURRA)
¿O... a bailar?
Bailar, no, bailar, no.
¿Qué tal dar un paseo por ahí y...? No lo sé, Laura.
Cualquier cosa que no tenga que ver con el trabajo.
¡Venga ya!
Lo del otro día estuvo bien, estuvo muy bien.
-Fue un beso, no te flipes.
-Entonces, ¿qué pasa, que no vas a salir conmigo?
Vaya, hemos vuelto a los 90, no me había enterado.
-Bueno, perdóname si me expreso de forma muy clásica.
que tenga nada de raro salir a cenar con la gente con la que te besas.
-Si llego a saber que te pondrías así de pesado,
Mira, es que tengo cosas más importantes que hacer
que salir a un restaurante a cenar y hacer manitas, ¿vale?
-Vale. -Vale.
-Vale, además es que tienes razón.
Hay que atrapar al Oso.
Pero cuando atrapemos al Oso me dejas invitarte a cenar, ¿verdad?
-Se me están quitando las ganas de encontrarle, ¿eh?
-Vale, te propongo una cosa.
Dime a las claras que no.
No, dime rotundamente que no vas a salir a cenar conmigo.
Porque, si no,
estaré aquí, esperando.
-Pues espérate sentado, que igual va para rato.
-¿Qué... qué pasa, qué es eso? -Ursus se ha logueado en un foro.
-A ver, a ver, a ver... -Sal de esta sala, ¡ya!
Necesito máxima concentración. Esta vez no se me va a escapar.
-Vale, vale.
¿Te llamo luego, esta noche?
Sí.
Hola, ¿vengo en mal momento?
Lo siento, no quería molestar.
Ya no hace falta, no voy a denunciar.
quería pedirte perdón por si me puse muy pesada ayer.
Y lo segundo es que ha aparecido la pulsera.
En la calle.
No sé, en la calle. Alguien la encontró y me la ha devuelto.
Pues sí, la verdad es que he tenido suerte.
Vamos, era para avisarte de que no hace falta.
Es que igual no me la robaron.
A lo mejor la perdí, no sé, no estoy muy segura de eso.
Ayer estaba muy nerviosa y muy confundida.
Pero vamos, el caso es que ya ha aparecido.
Yo pensaba que era una cosa y luego, al final, pues...
¿Y tú ahora por qué me tratas así? ¿Encima de que vengo a avisarte?
No te preocupes, no te lo voy a hacer perder más.
¡No te pienso hablar en la vida!
Que no me voy, no me voy. ¿Cómo me voy a ir?
-María, cogiendo la maleta y saliendo por la puerta.
Tienes al taxi esperando. -Con el taxímetro en marcha.
-Bueno, da igual, salgo y le digo que se vaya, ya ves tú.
Has tenido toda la noche para pensar en esto.
Además, tienes la maleta hecha.
-Vas con el tiempo justo, o sales ya o no llegas.
pero en el último momento me ha entrado un mal presentimiento.
-¿Pero qué presentimiento ni qué nada?
-El avión, que me da miedo volar. -Ya, claro.
Cuando estés en una playa caribeña te vas a acordar del miedo a volar.
Que no acostumbras a coger vacaciones y te descoloca.
-Claro, miedo a lo desconocido, es decir, a las vacaciones.
-¿Cuándo fue la última vez que estuviste 15 días sin trabajar?
-¡Pues no lo sé, no me acuerdo!
-¿Ves? Todo el mundo necesita unas vacaciones de cuando en cuando.
-¿Cómo me voy a coger vacaciones? Mira aquella mesa,
que están esperando y la tenemos sin atender,
-Corta la cháchara y métete en el puñetero taxi.
-Mira, voy a llevar la maleta,
no vaya a ser que salga el chófer a pegarnos cuatro gritos.
-María, es una oportunidad única.
Por favor, no lo estropees.
-A ver, ¿pero qué hago yo en la otra punta del mundo sola?
-Pues mira, tomar mojitos,
hacerte fotos de los pies en la playa, ligar con guaperas...
-Pero que esto es mi negocio, yo vivo de esto,
para irme a fotografiarme los pies a una playa?
-Ya, en otras palabras,
que no confías en mí.
Con el tiempo que llevo aquí trabajando...
-A ver, Salima, que no es eso.
Claro que confío en ti, pero no es negocio para una persona sola.
-Bueno, tenemos a Olga para que nos ayude en cocina.
-Ya, ¿y si pasa algo?
No sé, que venga una inspección del ayuntamiento a pedir los papeles.
-Bueno, se le atiende tan tranquilamente.
María, tenemos todos los permisos habidos y por haber
y si falta algo, la dueña vuelve en 15 días.
-Que no digas 15 días, son tres semanas.
-15 días, tres semanas, ¿qué más da?
-¡Que es mucho tiempo! -Es que es un crucero muy largo.
-María, yo voy a venir aquí todos los días.
Me voy a pasar por la mañana, por la tarde y por la noche.
-Si pasa algo, te avisamos.
-Sí, hombre, claro, y yo a miles de kilómetros
sin poder hacer nada. Me da un algo.
-Bueno, pues no te avisamos.
-Sí, pues me voy a ir tranquilísima
sabiendo que me vais a ocultar las cosas.
-¡Móntate en el taxi!
Por favor.
-Si es que no me apetece, tampoco, si yo con el sol me quemo.
-Tú sí que me tienes quemada.
Olga, dile algo. -¿Pero qué haces aquí todavía?
¿No tendrías que estar en el aeropuerto?
-En 45 minutos abren el embarque.
Como te pille un atasco, ya no llegas.
-María, gracias a ti me he inscrito en la Escuela de alta cocina.
Y para mí, que me dejes cocinar en tu bar
de verdad, es la oportunidad de mi vida.
-Claro, es como...
Como saltar del nido y echar a volar
y de verdad que te estoy muy agradecida.
-Bueno, mujer, si por mí encantada, ya ves.
Te prometo que voy a cuidar de este local como si fuese mío.
-No se te ocurra hacerme cosas raras en la cocina
de esas de chef ni nada, tú los menús del día.
-(SE RÍE) Tranquila, que yo la vigilo.
-Al final me habéis convencido.
-44 minutos. ¡Venga, sal ya!
-¡Que sí! ¡Muchas gracias!
¡La madre que os parió, en los líos que me metéis!
¡Adiós!
-Oye, muy bonito, ¿no?, tu discurso de saltar del nido.
-¿Sí? ¿Ha sonado convincente?
-Bastante.
-Pues la verdad es que estoy cagadita.
No sé cómo voy a sacar adelante lo del menú del día.
Déjame adivinar. Vamos con la hora pegada al culo, ¿no?
-Hemos estado rastreándole durante varios días
y hoy he podido desencriptar un mensaje
donde se cita con un cliente para pasarle una Glock 17.
-Todo apunta a que el Oso es quien está detrás
del nuevo mercado negro de pistolas en el Distrito Sur.
Parque del Sur a las cuatro de la tarde.
Pues no tengo ni idea.
Deben de haber convenido el lugar en algún mensaje
que no he podido localizar.
Lo normal sería que eligieran un sitio cercano al parking
para poder tener una vía de escape.
Os he impreso unas imágenes de la zona.
Yo apostaría o por las papeleras o por los contenedores del fondo.
-Inspectora, con permiso, creo
que usted debería coordinar el operativo,
no estar a pie de calle.
Por eso... me gustaría ir a mí.
¿Qué miráis?
Yo he ido a la misma academia que vosotros.
¿Pensáis que no estoy capacitada o qué?
-Muy bien.
¿Quién es el Lute?
-Nada, tú eres muy joven para eso.
Tú dibuja, Rober, que es lo que hacen los ornitólogos.
¿Cuándo has visto tú un ornitólogo?
Pues a ver si con un poquito de suerte,
además de pajaritos, le hago una foto a un oso.
(RECHISTA) ¿A ti qué te pasa?
Pues estás pálido.
Y una mierda.
¿Qué te preocupa, Rober?
No quiero otro compañero, te quiero a ti.
Y si hay que tirar de pipa, ya me tienes aquí, ¿eh?
Tú preocúpate de esposarlos bien,
que para eso eres joven y rápido, ¿vale?
Nacha, ¿cómo va todo por ahí?
-De momento, bien.
-Espe va un poco desfondada, pero va aguantando.
Ahora me voy a parar a estirar un poco.
-¿No has visto nada raro?
-Lo único raro es que esta mujer no se me haya desmayado ya.
-Vale, venga, hasta ahora.
-Chao.
Vamos a descansar un poco, Espe.
Vamos a descansar, a estirar y punto. ¿Oído? Venga, esta pierna primero.
-(SE QUEJA)
¡Madre mía!
La verdad es que
estoy para meterme en la cama
y no..., no salir en tres días.
-¿Por qué has insistido en venir?
-Pues porque lo necesito, Nacha.
Porque... la gente en la comisaría ya no me toma en serio.
Normal, después de lo que pasó con Tokarev.
-No digas tonterías, Espe.
-Es verdad, si estoy oxidada.
Tanto tiempo de estar ahí,
detrás de la mesa de Atención al ciudadano...
-"Un sospechoso a tus tres".
-Espe, sospechoso a las tres.
-Ya, ya lo veo.
-¿Qué hace un tipo así con una bolsa paseando por el parque?
-Estamos preparadas, no cuelgues.
Alicia, ¿qué tal? Qué sorpresa, ¿cómo estás?
(SUSPIRA) Bueno, al menos tienes buen aspecto.
Siéntate, por favor.
(SUSPIRA) Sí, bueno, gracias.
De todas maneras, siento que mi visita terminase
de aquella forma tan desagradable, ¿verdad?
Yo, al menos, fui con la mejor de mis intenciones.
Estaba bastante preocupado por ti.
¿Por qué va a ser? Te acababan de disparar, ¿no?
Es lógico que me preocupara.
Porque eres lo único vivo que queda de Carmen, por eso.
Y porque sé cuánto te quería y lo orgullosa que se sentía de ti.
Porque eras lo que más quería en toda su vida.
Y, aunque no te lo parezca, te conozco bastante bien.
Las cosas no son tan sencillas, Alicia.
Eh... Solo te pido una cosa:
por favor, no vayas a empezar otra vez con el mismo tema, Alicia.
Lo que sucedió fue un desgraciado accidente, nada más.
Verás, yo...
entiendo cómo te sientes, Alicia, porque estoy pasando por lo mismo.
Los dos hemos perdido a una persona muy querida
y ha desaparecido así, de repente,
sin que ni siquiera nos podamos despedir de ella.
A ver... es lógico, es... normal
que estés intentando encontrar algún sentido,
alguna explicación a todo lo que ha pasado,
pero es que no la hay, Alicia.
No hay ninguna explicación.
Ha sido mala suerte, nada más.
Un desgraciado accidente, ya está. Y por más que me preguntes,
eso va a ser lo que siempre te voy a responder.
¿Confesando qué, Alicia?
¿Qué demonios tengo que confesar, maldita sea?
¿Que estás obsesionada conmigo? ¿Es eso lo que quieres que confiese?
Mira, yo respeto tu dolor
porque lo comparto.
Pero no te estás dando cuenta del daño tan grande
que todo esto te está haciendo.
Estás viendo espejismos por todas partes,
fantasmas, nada más.
A ver, escúchame, Alicia...
Cuídate mucho, por favor.
No tengo ni idea.
Tienes razón. Nacha, ¿me copias?
"Acercaos a la papelera, a ver si deja la bolsa".
-¿Y si la deja?
-Pues le seguís, pero a distancia.
No le interceptéis, queremos pillar a clientes.
-Recibido.
Nacha, mantened la posición por si viene el cliente.
Y no toquéis la bolsa, que viene hacia aquí.
-Recibido.
Levanta las manos y no hagas ninguna tontería.
-(TARTAMUDEA) Ropa vieja.
Lo siento, sé que hay que meterla en el contenedor,
pero era por no pararme.
Que si hay que pagar una multa, la pago.
-Nacha, ¿ves a alguien raro acercarse?
-De momento, nadie.
-Acércate a la papelera y comprueba la bolsa,
que puede ser una falsa alarma.
-Espe, voy a chequear la bolsa. -Dale. Venga, yo te cubro.
-Aquí no hay más que harapos.
¡Dios, cómo apesta! La gente es muy cerda.
Podrían lavar la ropa antes de donarla.
-Disculpe las molestias, caballero.
Haga el favor de irse cuanto antes, venga.
-(RESOPLA)
Eh, caballero, un momento, por favor.
¡Alto ahí!
¡Sospechoso a la fuga! ¡Hacia el lago!
-¡Alto ahí!
-¿Pero qué hace, señora?
Yo soy oficial de policía.
-(SE QUEJA)
-Y esto son de dos a cuatro años de prisión.
Quedas detenido por tenencia ilícita y tráfico de armas.
¡Vamos! ¡Andando!
A ver si pillamos al cliente.
-Impresionante.
-Vamos, Nacha.
¿Se puede?
Gracias.
Lo sé, comisario, y lamento muchísimo...
Perdón.
¿Ya? ¿En serio?
¡Qué fuerte! Me alegro mucho, comisario.
Gracias.
De todas formas, como ya le he dicho a la inspectora jefe,
pienso hacer el cursillo de reciclaje de manejo de armas.
Ni quiero ni puedo permitirme otro error como el que cometí.
Gracias.
-¡Espera! ¿No?
¿No vas a brindar?
¿Después de todo lo que te lo has currado
y lo bien que te ha salido?
Por nuestra primera cita.
-¿Tienes que decir cita? ¿En serio?
Parece una peli americana de estas malas, pastelosas.
-De verdad, Laura, qué fácil es meter la pata contigo.
-Sí.
Qué fácil es meter la pata si eres tío, así, en general.
-Bueno, espérate, a ver.
¿Qué te parece si brindamos por mi hermano Antonio?
Al fin y al cabo, él es quien empezó esta investigación
y, no sé, esté donde esté, se sentiría muy orgulloso de ti.
-Vamos a decir de nosotros, que tú también has ayudado mucho.
-Muchas gracias.
-De todos modos, la investigación no ha terminado.
De hecho, acaba de empezar. El Oso es solo un peón.
-Posiblemente, pero bueno,
a mí me va a dar para dos o tres artículos.
Ya tengo el título del primero:
"Así conseguí mi primera pistola en el Distrito Sur".
-Siempre pensando en tus artículos.
-¿Qué quieres que haga? Es mi trabajo,
igual que el tuyo detener a los malos.
-Con mucho gusto, comisario.
Yo ya me iba.
-Enhorabuena, comisario,
por la detención de ese traficante de armas.
Ya me lo imaginaba.
Mire, usted se hace cargo, comisario,
de que el que esté detrás de esas fotos
no va por ahí difundiendo
que está extorsionando a un comisario de policía.
¿Y qué es lo que le preocupa de verdad?
¿Su reputación o su matrimonio?
Bueno, le aseguro que me encantaría ayudarle,
pero no tengo ni la menor idea de quién está detrás de esas fotos.
De eso es de lo único que estoy seguro,
He preguntado por todas partes con la mayor discreción posible
y no he sacado nada.
En realidad,
si quiere saber quién las hizo, no tiene más que esperar.
Sea quien sea, tarde o temprano, se pondrá en contacto con usted
para pedirle algo a cambio de las fotos.
Ahí es donde tiene usted que estar alerta
para ver si puede identificarlo.
Yo he hecho todo lo que podía.
No puedo hacer nada más, comisario, de verdad, le pido disculpas.
Buenas noches.
Terminal cuatro, entonces, a las 14:30.
¿Que si me hace ilusión?
Muchísima.
Tengo muchas ganas de hacer este viaje contigo, cariño.
Bueno, descansa. Hablamos mañana. Un beso.
(SUSPIRA)
¿Quién será a estas horas?
Antonio, qué sorpresa. Pasa, hombre.
-Buenas noches. Perdona que te moleste a estas horas.
-No pasa nada.
-¿Estás solo?
-Mi hija se acaba de acostar y estoy haciendo una maleta,
que por lo visto no es lo mío.
-A mí me pasa lo mismo.
Se lo encargo a Claudia, que es más organizada.
-Yo eso lo hacía también con Carmen.
-Necesitaba hablar contigo, pero no quería hacerlo por teléfono.
-No, será solo un momento. -Pues tú dirás.
-Como te puedes imaginar, se trata de Montse.
Fernando. -Pasa, Jairo, pasa. Siéntate.
-Ya he terminado la ronda.
-¿Todo bien? -¿Bien?
Este sitio ahora mismo es una fortaleza.
Tenemos dos guardias de incógnito en cada acceso
que parecen mercenarios.
-(SUSPIRA) No he querido escatimar en gastos.
Con lo que se nos viene encima,
prefiero contar con profesionales de verdad
antes que con matones del tres al cuarto.
-Es un poco costoso, ¿no?, tanta vigilancia.
Igual sería más barato...
darle al algecireño algo de lo que pide.
Una ruta más, una ruta menos... No es tanta pasta.
-(SE RÍE) Podría ser.
Pero sería una solución a corto plazo.
Ya sabemos que, al final, lo barato siempre sale caro.
Si yo cedo ante el algecireño,
él podría hacer conmigo lo que quiera ¿y sabes por qué?
Porque le habría demostrado cuál es mi punto débil.
Solo tendría que apretarme las tuercas
para conseguir de mí lo que quisiera
y, al final, él se quedaría con todo el negocio.
-Si usted lo dice... -No es que lo diga yo.
Ese tío intentó matarme y tú lo has visto.
-Vaya que si lo he visto.
-Esto ya no se trata de dinero, Jairo.
Esto ya es un asunto personal.
-Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?
-Pues hacer una demostración de fuerza
para demostrarle a todo el mundo
que con Fernando Quintero no se juega.
-Resumiendo, hay que cargárselo.
-No corras tanto.
Solo si es estrictamente necesario.
Por ahora, vamos a esperar a que mueva ficha él primero.
Es él el que quiere algo de mí, no voy a ir yo a buscarle.
Lo que sí está claro es que va a haber guerra.
(RECHISTA)
-"Hola, Fernandito.
-¿Qué tal, Manolo?
Estaba esperando tu llamada.
-¿Te has confesado ya?
Mira que tienes muchos pecados, Fernando.
Puedes pasar mucho tiempo en el infierno.
-Deberías agradecerme que salvase tu negocio
después de que la cagaras por una estupidez.
¿Te enteras?
Si llego a saber todo esto hace tiempo,
habría ordenado que te degollasen en el talego
y sabes que puedo hacerlo.
-Eres una sabandija.
Me voy a cobrar todo lo que me has robado y con intereses.
-Cállate y escúchame.
Has intentado matarme, Manolo,
y el tiro te ha salido por la culata.
Cuando quieras volver, vuelve.
Estaré aquí, esperándote
para recibirte como te mereces.
-¡Ladra mientras puedas, perro!
Cuando te haga tragar la lengua, veremos a ver cómo ladras".
-Vete al carajo.
-El cerdo este va completamente a muerte.
-¿Y qué crees, que yo no?
¿Crees que estoy bromeando con esto? -No.
-Vete a casa, anda, y descansa.
Tengo que pensar.
-Si me necesita, llámeme.
Sea la hora que sea. -Sí, sí, sí.
¿Estás seguro de lo que me has dicho?
-Se ha abierto esta posibilidad y sería de locos no intentarlo.
Hay que actuar cuanto antes.
-¿Por qué has venido a verme a mí? Deberías decírselo a ella.
-Debería, pero sería inútil. -¿Por qué?
-Porque todos sabemos que es más probable que te escuche a ti.
-¿Y su oncólogo está de acuerdo?
Para mí es una gran responsabilidad.
-Ya, pero me temo que es la mejor solución.
Hace unas semanas no teníamos esta posibilidad
Yo creo que esta terapia puede dar buenos resultados.
-¿Y dices que es un método poco agresivo?
-Bueno, tampoco va a ser agradable.
-Pero estás seguro de que funcione, ¿verdad?
-Me temo que no.
-Pues no creo que pueda convencerla, Antonio.
-Yo creo que te va a escuchar.
-Le prometí que nunca más la presionaría
para que cambiase de opinión.
No quiere saber nada de tratamientos ni falsas esperanzas.
-Ahora es diferente, tenemos esta nueva posibilidad, ¿no?
-Sabes bien que no quiere pasar sus últimos días
enganchada a cables, máquinas y tubos y la entiendo.
-Ya.
Hay que intentarlo, Marcelino.
-La última vez que lo hice,
no solo no me hizo caso, sino que rompió conmigo
y no quiero pasar otra vez por lo mismo.
-Mira, mi opinión es que si hay una pequeña esperanza,
tenemos que agarrarnos a ella. No podemos dejarla morir.
-No sé.
-Bueno.
Será mejor que me marche.
-Sabes que voy a intentarlo, ¿verdad?
-Lo vas a intentar y lo vas a conseguir
porque la quieres mucho. No te vas a rendir, Marcelino.
-Gracias, Antonio. Te mantendré al tanto.
-Bueno, hasta luego. -Hasta luego.
Una cosa es lo que ella quiera y otra lo que resulte conveniente.
Nadie mejor que tú para valorarlo, ¿no?
Pero una de las razones para estar conmigo
es que le prometí que jamás volvería a sacar este tema.
Sí, y si no consigo convencerla,
no quiero ni pensar en las consecuencias.
-Marcelino, la experiencia nos dice
que por muy reacio que esté un paciente,
siempre alberga un mínimo de esperanza de curación.
Solo tiene que lograr que le escuche.
Sí, el parking estará en Villaverde Bajo,
pero el coche debe estar ya desguazado
y embalado camino del Estrecho.
Sí, comisario.
Bueno, no te quiero importunar con tonterías,
pero necesito saber... si ha pasado algo entre nosotros.
¿Me lo parece a mí o llevas unos días un poco raro conmigo?
Pues les convendría patrullar con otros compañeros.
Que ninguna relación aguanta 24 horas,
día y noche, todo el rato.
Bueno, tú y yo tenemos experiencia en eso.
Cuando estés recuperada, organizamos algo.
Espe se ofrece a acompañar al operativo que va a cazar al traficante de armas del barrio. Alicia se enfrenta a Quintero. Olga y Max convencen a Paty de que es mejor que le diga la verdad a Rober. Marcelino y Montse se preparan para el viaje.
El administrador de la página ha decidido no mostrar los comentarios de este contenido en cumplimiento de las Normas de participación