Tía Anica la Piriñaca

Ana Blanca Soto (Jerez de la Frontera, 1899-1987) recogió del jerezano Barrio de Santiago la tradición flamenca de las seguiriyas, soleares y bulerías, con las que sus paisanos transmitían su jondura. Tía Anica fue un símbolo de amabilidad para ellos y un ejemplo de abnegación ante los duros trabajos del campo andaluz. Solo tras la muerte de su marido volvió a cantar por las ventas, peñas y festivales, a los que llegó tras sus grabaciones discográficas. En la taberna El Volapie de Jerez de la frontera, TVE registró para Rito y geografía del cante su particular arte en junio de 1973.