Sinopsis
“Intentamos vivir igual que en el siglo XII. Llevamos las mismas vestimentas, jugamos a los juegos de entonces, hacemos la comida con las mismas recetas… ¿por qué estudiar la historia en libros si podemos vivirla en primera persona?” Son palabras de Sergio López, un aragonés que pretende recrear la vida en la España Medieval.
En nuestro país hay más de 150 asociaciones recreacionistas, que van desde los íberos a la Guerra Civil; un movimiento lúdico de origen anglosajón: ”No somos unos frikis, sino que recuperamos el patrimonio histórico”, sentencia Mario Rubio mientras viste un traje de malla con escudo y espada.
Hay otros apasionados de la historia que luchan para que no se olviden episodios trágicos de nuestro pasado más reciente: “Por aquí pasaron más de medio millón de personas, y abandonaron de todo”. El que habla es Lluís Bassaganya, un vecino de Camprodón, en Cataluña, que recorre con su detector de metales los caminos del Pirineo que transitaron los exiliados españoles de la República. Ha montado junto a un socio el museo de “La Retirada”, con mucho del material encontrado. Una joya.
“Tenemos una historia que vemos que interesaba mucho, y por eso se decidió ponerla en valor”. Lo dice Judith Budiós, presidenta del Consejo Comarcal de Monegros. Aquí hace 10 años que la administración vio el filón turístico que tenía entre los extranjeros el tema de la Guerra Civil, y recuperaron trincheras y escenarios del Frente de Aragón. Miles de personas han pasado por aquí, y es que la historia interesa, y mucho.
