Sábado a las 12.00 horas
"Vista así, parece infinita, pero sus recursos no lo son.
La Tierra se calienta y la vida en ella empeora.
'No tenemos un planeta B', gritan los jóvenes ecologistas.
'Necesitamos mantener los combustibles fósiles
en el suelo
y debemos centrarnos en la equidad',
afirma Greta Thunberg,
la cabeza visible de este nuevo movimiento juvenil.
Los veteranos ecologistas como Jorge Riechmann
llevan años alertando sobre la situación.
Están contentos
de que los jóvenes hayan levantado la voz."
Es muy positivo
que tengamos a escolares y universitarios
tratando de hacerse cargo de la realidad, que es durísima,
y de que el conjunto de la sociedad se haga cargo también.
A mí me sorprendía hace unos años que esto no hubiese ocurrido antes.
Todos estos problemas están sobradamente diagnosticados
desde hace bastante tiempo.
De hecho, desde los años 70 del siglo XX.
"Jorge Riechmann se licenció en Matemáticas y en Filosofía.
Enseña filosofía moral en la Autónoma de Madrid.
Doctor en Ciencias Políticas,
dedicó su tesis a los verdes alemanes.
Su último ensayo se llama 'Autoconstrucción',
y suya es la frase
'el síntoma se llama cambio climático,
pero la enfermedad se llama capitalismo'.
'Una rueda infernal de producción y consumo
que ha desbordado los límites del planeta',
añade."
Sabemos
que en sociedades sobredesarrolladas como la nuestra
tendríamos que estar reduciendo las emisiones
de gases de efecto invernadero
entre un 6 % y un 10 % anual en los años que siguen, ¿no?
Sabemos también que eso es imposible sin ponerlo todo patas arriba.
Sin una conmoción económica, política y cultural
completa.
Sin una revolución, en realidad.
Y eso lo dicen no los economistas marginales,
lo dice el IPCC.
Si vamos a los informes del IPBES,
que es el equivalente del IPCC
para biodiversidad y la trama de la vida,
encontramos lo mismo, ¿no?
Ellos hablan...
Como no usan la palabra "revolución",
dicen "transformación sistémica en todas las dimensiones".
Pero se trata de lo mismo.
Se acaba de publicar en castellano un libro importante
para darse cuenta de esto.
El de David Wallace-Wells, ¿no? Se llama "El planeta inhóspito".
Es un libro solo sobre calentamiento global
y sobre los escenarios
en los cuales, seguramente, vamos a encontrarnos
según distintas trayectorias
y a partir, insisto, de esa ciencia conservadora
que es la del IPCC.
El conocimiento científico validado,
si acaso con un sesgo optimista del que disponemos.
Lo que pinta es un mundo infernal.
Si vamos a un mundo
2 °C, 3 °C, 4 °C por encima de las temperaturas preindustriales,
serán infiernos mejores o peores.
Por ejemplo,
el desplome de las cosechas mundiales
a partir de dos o tres grados de incremento de las temperaturas
con los efectos de hambrunas masivas que eso puede tener
y desplazamientos masivos de gente
porque regiones enteras de las tierras emergidas
serán inhabitables antes de finales del siglo XXI.
Incluyendo, posiblemente, la península ibérica.
No sé si habéis visto el último de los informes regionales
que se referían al Mediterráneo.
Arrojaba
en las trayectorias en las que estamos
la desertificación de casi toda la península ibérica
antes de finales del siglo XXI.
Excepto la franja atlántica de Asturias, Galicia y eso;
el resto, desierto.
Nosotros pensamos en los problemas de acogida de inmigrantes
sin pensar
que muy posiblemente regiones como esta
tengan que ser también regiones de emigración masiva
en los decenios que vienen.
"Ecologistas jóvenes y mayores piden medidas drásticas
para frenar el cambio climático.
Para frenarlo,
y para no ahondar más en la brecha entre países ricos y pobres.
Cambiar el modelo de movilidad es una de ellas."
Si hablamos de verdad de una movilidad sustentable,
tenemos que estar hablando de renunciar al automóvil privado
y pensar en transporte colectivo, bicicleta y caminar
básicamente.
Eso sería sustentable
para la enorme población humana que somos actualmente.
Para un mundo
de 7700, 8000 o 9000 millones de seres humanos.
Si estamos hablando de una sociedad excluyente
en la cual una pequeña minoría siga teniendo sus autos eléctricos
mientras la inmensa mayoría de la humanidad
se ve relegada,
eso es otra cosa, ¿no?
La dinámica en la que estamos lleva hacia eso.
Aunque nos prometen otra cosa.
"Riechmann sostiene
que este es el siglo de la gran prueba.
Técnicamente, nos dice, sería factible
llevar a cabo los cambios profundos que se precisan.
Otra cosa es si hay alguien ahí para ponerle el cascabel al gato."
Yo creo que antes de hablar de pesimismo y optimismo
tenemos que intentar hacernos cargo de la realidad.
Eso es lo difícil, ¿no?
Hace un par de días, un climatólogo...
Valladares, me parece que se llama.
En "El País" había una entrevista de casi una página con él
y decía:
"Si se dice a la gente la verdad sobre el cambio climático
sin anestesia,
se produce una reacción de depresión y de rechazo grande, ¿no?".
Y eso es cierto,
porque la situación ha empeorado tremendamente
por nuestra inacción en el tiempo que tenemos detrás.
Hay que contar con eso, pero no podemos cerrar los ojos.
Una cosa es suministrar un poquito de anestesia
a la hora de decir la verdad,
y otra cosa es decir:
"No queremos enterarnos de la verdad.
Venga, más anestesia".
Eso es lo que no podemos permitirnos.
Prácticamente, sí.
Un musulmán es una persona que cree en Dios
de la manera que lo predica el islam.
Lo que no se puede confundir es musulmán
con árabe.
Pero musulmán e islam ambos son...
Un árabe es una...
El árabe es referencia geográfica y cultural,
pero no religiosa.
Hay árabes que son católicos, hay árabes que son ateos,
otros son judíos o lo que sea.
Musulmán alude únicamente a religión.
Árabe, a geografía y a cultura.
Y a lengua.
En el Corán,
que es la fuente que nadie más tiene.
Vamos a hablar así.
Ellos creen que el Corán es un libro
cuyo contenido ha sido dictado por Dios.
Esto no lo puede decir ninguna otra religión.
Dictado, ¿eh?
Infinitas quizás no, pero muchas sí.
Algunas, muy buenas y correctas; y algunas incluso malévolas.
Además,
el Corán empezaron enseguida a interpretarlo
porque, aunque sea palabra de Dios,
no siempre parece que Dios estuviera por la labor.
Hay algunos pasajes que no quedan del todo claros
y hay que interpretar.
Y entonces ya entramos en la mentalidad del intérprete.
En la capacidad científica o lingüística
del intérprete.
Por eso, hay muchos islames variados.
Unos buenos, y otros no tanto.
Y unos muy peores, pero entonces ya no son islam.
Es un cajón de sastre, es la manera cómoda de decirlo,
donde los que tienen el poder, o bien religioso, o bien político,
de un territorio
dicen que es la ley del islam.
Pero la sharía es algo variable en todos los países.
En unos países, según la sharía, se lapida a una mujer adúltera.
El Corán no lo dice.
Por tanto,
quienes lapidan están en contra de la palabra de Dios.
Y así podríamos ir enumerando diversas cuestiones
en función de qué dicen los que mandan
y qué es sharía y qué no.
Lo cierto, a mi modo de ver,
es que si tienen un libro dictado por Dios,
le hagan caso.
Es lo mínimo que se puede hacer.
Pero a veces se prefiere la tradición del profeta
a lo que dictó la persona que dicen ellos que adoran,
que es infinitamente sabia, etcétera.
Hay contradicciones como ve.
Sí.
No.
Evidentemente,
la expresión "guerra santa" es propia del catolicismo.
Se acuña y se propaga en ocasión de la primera cruzada.
Estamos en el siglo XI
cuando el papa Urbano II arenga las tropas
que van a reconquistar tierra santa
y les dice que están haciendo una guerra santa.
Guerras santas no las hay,
o no tendrían que ser consideradas santas ninguna.
Yihad es una palabra distinta que aparece en el Corán.
Por tanto, Dios la usa, según los musulmanes,
y se tiene entonces la ventaja de poder decir qué significa
si la usa Dios,
que es quien más sabio será en lengua árabe.
En realidad, es un 'esfuerzo'.
Por tanto,
sostengo que hay que pronunciarla como palabra masculina.
Si me permite, me extiendo aquí.
La veo utilizar en femenino por culpa, y digo culpa,
de los miembros de la Real Academia Española
que en este caso ni lucieron ni pulieron ni dieron esplendor.
Sí.
Si uno lee el Corán,
que es lo que debe hacer todo buen musulmán,
y lo intentar entender
y busca quien se lo interprete como Dios manda,
es un libro
que yo podría incluso calificar de feminista.
¿Por qué?
Porque se dicta en el siglo VII.
Hay algo que no funciona con el siglo XXI.
Pero se debe leer e interpretar con ojos del siglo XXI.
Entonces, es un libro progresista,
que da unos derechos a la mujer que jamás había o ha tenido.
Y no forma parte.
Pues entienden erróneamente la palabra de Dios.
Seguramente.
El de la mutilación está claro.
Ya lo dijo un clásico.
La mutilación... Él no dice mutilación.
La ablación de las niñas sirve para que no estén tan lubrificadas.
Por tanto,
"no habrá tanto adulterio como hay en los países europeos",
dice él.
Es un control del sexo de la mujer.
Clarísimo.
En beneficio del varón
que es quien quiere aprovecharse de este sexo.
Muchas gracias.
En nuestra sección de innovación social
vamos a hablar de defender el derecho de internet
y de la importancia de los apagones de la red.
Antonella, cuéntanos.
-Y la gravedad de los apagones.
Internet significa información.
El ciudadano tiene derecho a la información.
Es su derecho.
Apagar internet por parte de los Gobiernos
es un acto muy grave en contra de ese derecho.
Y sucede.
Sucede mucho más a menudo y en muchísimos más lugares
de los que nosotros pensamos.
Sobre todo,
en tiempo de volatilidad social o política.
En elecciones, exámenes,
desastres naturales o ataques terroristas
los Gobiernos apagan internet durante horas o a lo mejor días.
Quitan al ciudadano ese derecho a la información
cuando más lo necesitan.
Imagínate nuestra vida sin internet.
Ahora es inimaginable.
Entonces, imagina qué es quitar eso.
Es como quitar el derecho a hablar.
-Cada vez el uso de internet es más común.
-Exactamente.
No solo eso, sino que hay efecto en la economía.
Los inversores internacionales no invierten en países
donde el acceso a internet no sea seguro, estable y de calidad.
-Llegará un momento
en que las compras se harán por internet.
-Por eso.
-Y los negocios. -Exactamente.
El Gobierno no puede apagarlo.
Imagínate en África.
La mayoría de los sistemas funcionan por GPS.
Quitas internet y las ambulancias no funcionan.
O también cosa que vemos frecuentemente.
En países durante periodos electorales
el Gobierno apaga internet
para ralentizar la campaña adversaria.
O en India,
donde el Gobierno ha apagado internet
durante estos grandes exámenes de ingreso a la universidad.
-Lo hacen habitualmente.
Apagan internet durante el periodo de exámenes.
-Es muy curioso. -Sí.
No quieren que la gente copie,
pero al mismo tiempo
has quitado a millones de personas el derecho a la información.
Lo que hace este emprendedor social de origen turco,
aunque trabaja en Inglaterra,
Alp Toker,
es crear una serie de instrumentos para medir,
ofrecer pruebas de que ese apagón ha sucedido,
y recolectar los datos y la información necesaria
para que en diferentes países
las organizaciones ciudadanas, periodistas y activistas
puedan reclamar sus derechos.
Muchísimas veces
los ciudadanos no saben que ese es su derecho
y que pueden llevar esos datos a los tribunales.
Es muy interesante
porque lleva dos años
y ha tenido influencia en muchos países.
El año pasado, en Chad, gracias a sus datos,
se ha ganado una causa contra el Gobierno
donde el tribunal sentenció
que el Gobierno apagó internet aposta
y que las elecciones eran corruptas.
-El caso de Chad es muy grave
porque han estado 16 meses sin internet.
-Imagina qué debe de haber sido para este país y estas personas.
Él es turco de origen.
Nace en Inglaterra.
Es un genio de la tecnología.
Desde muy pequeño trabaja
para estudiar inteligencia artificial
en relación con la lingüística,
y luego va a Turquía
para conocer de primera mano su país de origen
y en Ankara asiste a un atentado terrorista.
la gente está envuelta en el caos más absoluto.
Se buscan los cadáveres de los familiares,
e internet estaba apagado multiplicando el caos
y evitando a los ciudadanos comunicarse.
Ahí decide actuar.
Ha trabajado en Turquía e Inglaterra,
pero también para Venezuela, Chad, Pakistán,
India, Egipto y Ghana.
NetBlocks se llama su organización.
Alp Toker.
-Gracias, Antonella, por esta iniciativa.
-Gracias a vosotros.
Si es viable. Si es viable una sociedad...
Desde luego.
Sí.
Planteábamos esto
en cuanto a entender el otro como un elemento
al que de alguna manera hay que sobrepasar.
De vencer.
Hay que acabar con él
olvidando cuestiones
como que, por ejemplo, solo soy capaz...
Lo colectivo es capaz de hacer cosas que tú sola no puedes hacer.
Este programa es un ejemplo en lo colectivo.
Y, sobre todo...
Lo simbólico en la competencia está muy bien.
Es decir, en el deporte y en la guerra.
En la guerra y en el deporte lo simbólico está bien.
Lo competitivo está bien,
pero como núcleo de vinculación relacional
entre los seres humanos
es un auténtico desastre, ¿no?
Hay cosas que hoy querríamos denunciar aquí.
Denunciar, por ejemplo, lo que nos dicen.
La perversión de basar un sistema educativo
y la mayoría de sistemas y métodos electivos y de selección
en esa meritocracia que llamamos
en una competitividad absoluta
queriendo encumbrar la excelencia
en realidad lo que produce, lo que se encumbra,
es la mediocridad, es la maldad y es la sumisión.
Decimos estas tres cuestiones.
La mediocridad ya la abordamos en su momento.
El asumir un patrón, unos procedimientos,
de manera estándar
que son muy útiles y muy necesarios para pilotar un Airbus A-380
o para una operación a corazón abierto.
Ahí no puedes improvisar. No puedes tener ninguna genialidad.
La maldad
porque si la competitividad es la base
de la relación entre todos nosotros,
lo que vas a encumbrar son perfiles psicopáticos
y narcisistas
que son los ideales para arrasar al otro
sin ningún tipo de planteamiento ético
ni de procedimiento.
Y decimos también, y lo decimos con todas las letras,
la sumisión,
porque no hay que tener...
No hay que olvidar que detrás de un gran competidor,
de alguien
que ha tenido que someterse muchas veces
a pruebas, a ese marco de la meritocracia,
hay alguien extraordinariamente sumiso.
Alguien que acepta sin ningún tipo...
Independientemente de que tenga mucho talento
y mucha voluntad en lo suyo,
acepta sin ningún tipo de crítica lo que le dan.
Lo que le dicen que tiene que asumir para ser recompensado con el éxito.
Esas tres cuestiones, un sistema basado en la competición,
son las que proponen.
Sin embargo, Marta...
Todos hemos tenido que competir,
y he tenido que competir
desplazando a otros en esa jerarquía, meritocracia,
que estábamos denunciando.
Sin embargo, eso no es lo fundamental de ti.
Lo fundamental de ti, de Marta Cáceres,
no es que hayas ganado unas oposiciones
para estar en Televisión Española.
Es otra cosa.
Esa otra cosa es cómo te relacionas con los demás.
Cómo sabes que es algo trascendental que tú por ti misma no eres nada.
De eso hemos hablado muchas veces.
Cómo un ser humano
no alcanza esa condición de ser humano
si no es reconocido por el otro.
Pero no alcanza ni siquiera su yo.
Su identidad. Su propia identidad, ¿no?
Es decir, pero hay muchísimas soflamas
hoy en día.
Ahora veremos las causas por las que nos parece que eso pasa.
Muchas soflamas tienden hoy a producir eso.
Hazte competitivo y tal.
Yo recuerdo una muy ingeniosa y muy aplaudida
que es dice que es un refrán...
Un aforismo africano.
Aquello de decir
"para huir del león
no tienes que correr más que el león.
Tienes que correr más que la otra cebra".
Se dice que ese es el planteamiento.
"Tienes que competir. Tienes que vencer a los tuyos.
Del león no te preocupes".
¿Ahí que subyace?
Ahí subyace un fondo ético absurdo y ridículo
y falso sobre todo.
Falso en el sentido
de que sí que tendrás que acabar corriendo más que el león.
Cuando ya no quede ninguna cebra,
ahí tendrás que correr más que el león.
Sí, sí, eso evidentemente.
Está enmarcado todo dentro del mismo ámbito
que tiende a seleccionar
a través de esa competitividad desaforada
quién vale y quién no vale.
Pero, vamos, también a corto plazo.
Eso, yo creo,
que en nuestra sociedad hoy está tan enmarcado
por un proceso que ya hemos enunciado alguna vez
que es la empresarialización de nuestra existencia.
O sea, el entender, el construirnos, el contemplarnos a nosotros mismos,
y el gestionar nuestras relaciones como si fuéramos empresas.
¿Eso qué supone?
La empresa básicamente genera un individuo.
El considerarte una empresa genera un individuo.
Llamado el "Homo economicus", el buscador de ventajas,
el analista del cálculo.
El que siempre tiene los propósitos,
pero nunca reflexiona sobre los fines
porque la empresa...
Y el comercio como actividad de relación.
La relación entre empresas no es la relación entre dos humanos
evidentemente.
La empresa se maneja en dos apartados fundamentales.
Es el beneficio y el producto.
Para los humanos es una catástrofe.
Para relacionarnos como humanos
beneficio y producto es una catástrofe.
Una empresa se preocupa siempre
de eso que Aristóteles llamaba la causa eficiente.
Una empresa fabrica móviles
y fabrica móviles para ganar dinero
y para no caerse del mercado de los móviles
y le da cada vez más chorradas y más...
Añade más prestaciones y tal, ¿no?
Pero no sabe nada de la causa final.
No se preocupa en absoluto por la causa final,
que es la comunicación entre los seres humanos.
¿De qué puñetas nos sirve comunicarnos,
tener móviles,
si no sabemos comunicarnos?
Eso nos lleva a la conclusión
de olvidar esa causa final por la causa efectiva
de la pérdida del sentido del progreso.
O sea, de mucho movimiento, pero dentro de un estatismo.
Eso lo que los hermanos Marx decían en aquella frase célebre,
en aquel diálogo célebre,
cuando decían: "Vamos, vayamos más deprisa".
Dice:
"¿Para qué? No vamos a ninguna parte".
"Pues corramos y acabemos de una vez con esto".
Ese es nuestro...
Y acabamos de una vez con esto.
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